¿Es peligroso comer delante de las pantallas? Esto es lo que dice la ciencia sobre ello
Los hipotéticos riesgos de esta práctica cada vez más habitual pueden sacudir por igual a menores y a adultos
La forma en que nos relacionamos con la comida ha cambiado drásticamente en las últimas dos décadas. Gran parte de este cambio está relacionado con la creciente presencia de pantallas en nuestras vidas. En la actualidad, resulta cada vez más común encontrar a personas comiendo delante de una pantalla. Puede ser un ordenador, una tableta, una televisión o un teléfono inteligente, pero se han convertido en protagonistas de miles de almuerzos y cenas.
Esta práctica, antes poco habitual, se ha normalizado debido al auge del teletrabajo y a los cambios en los hábitos de consumo digital. Las pantallas nos acompañan en casi todos los momentos del día, incluso durante las comidas, lo que altera la forma en que interactuamos con la comida y cómo percibimos lo que estamos comiendo.
Hoy en día, trabajar frente a un ordenador, ya sea en una oficina o de manera remota, facilita que muchas personas almuercen mientras responden correos electrónicos o revisan documentos. Asimismo, el uso masivo de los smartphones ha contribuido a que sea habitual comer mientras se navega por redes sociales o se ven vídeos.
Todo esto ha conducido a una situación en la que rara vez comemos sin algún tipo de distracción tecnológica. Esta hiperconectividad constante ha hecho que las comidas en «soledad», es decir, sin la compañía de dispositivos electrónicos, sean cada vez menos frecuentes.
Comer delante de las pantallas, un signo de nuestro tiempo
El auge de las pantallas no solo ha transformado cómo trabajamos y nos comunicamos, sino también cómo comemos. Este fenómeno ha despertado el interés de la comunidad científica, que se ha lanzado a investigar las implicaciones que puede tener el consumo de alimentos frente a dispositivos electrónicos. Aunque los estudios todavía no arrojan conclusiones definitivas, cada vez hay más evidencias que sugieren que comer frente a las pantallas puede tener un impacto significativo en nuestros hábitos alimenticios y, por ende, en nuestra salud.
No obstante, hay estudios sí vinculan que, por ejemplo, pasar más tiempo delante de las pantallas aumenta el riesgo de consumir alimentos cariogénicos. También, advierten otras investigaciones, con un mayor consumo de bebidas azucaradas o edulcoradas, a pesar de las normas de control paterno.
Por ejemplo, otros estudios han mostrado que el simple hecho de estar frente a una pantalla puede afectar nuestros hábitos alimenticios. Lo que ha sucedido precisamente con varias investigaciones llevadas a cabo en Brasil. En ellas han trabajado con adolescentes, buscando la conexión entre comer delante de las pantallas y los riesgos asociados.
En ese sentido, cuanto más tiempo pasan frente a dispositivos electrónicos, especialmente cuando consumen alimentos mientras los usan, presentan mayores riesgos de desarrollar síndrome metabólico. Condición que, por ejemplo, que aumenta el riesgo de enfermedades como la diabetes tipo 2. Según el estudio, realizado en 2019, la combinación de largas horas frente a pantallas y el consumo frecuente de bocadillos ultraprocesados parece ser una fórmula peligrosa para la salud metabólica.
Saciedad: un factor diferencial
El acto de comer frente a las pantallas, además, podría tener implicaciones más allá de la cantidad y calidad de los alimentos. El hábito de comer mientras se está distraído puede reducir la sensación de saciedad, lo que lleva a un mayor consumo de alimentos. Los investigadores todavía están tratando de dilucidar si el tipo de dispositivo (televisión, móvil, ordenador) influye de manera diferente en este fenómeno. En cualquier caso, sí parece claro es que la distracción generada por las pantallas altera la forma en que percibimos lo que comemos. Y, además, cuánto comemos.
Qué dice la ciencia sobre comer delante de las pantallas
Uno de los estudios más recientes realizado por la Universidad Abierta de Cataluña (UOC) ha puesto de relieve otro de los riesgos asociados a comer frente a las pantallas: el consumo compulsivo de comida ultraprocesada. Según esta investigación, el hecho de comer distraído por las pantallas incrementa las posibilidades de ingerir productos ricos en grasas, azúcares y sal.
No tendría solo un impacto directo en el peso corporal, sino también en el riesgo de padecer enfermedades como la hipertensión o la obesidad. Además, este consumo distraído podría llevar a una relación menos consciente y más desordenada con la comida, incrementando las posibilidades de desarrollar conductas alimenticias problemáticas.
El estudio brasileño antes mencionado también arroja luz sobre el peligro de pasar muchas horas frente a dispositivos electrónicos mientras se consumen alimentos. En él se encontró que los adolescentes que pasan más de seis horas al día frente a pantallas, especialmente si consumen bocadillos ultraprocesados, tienen una mayor probabilidad de desarrollar síndrome metabólico, una condición precursora de problemas cardíacos y diabetes, de la que ya hablamos en THE OBJECTIVE.
Otros estudios también sugieren que este fenómeno no se limita únicamente a los jóvenes. La adicción a los smartphones, que afecta tanto a estudiantes universitarios como a personas adultas, ha sido vinculada a la aparición de desórdenes alimenticios. En una investigación realizada en Túnez, se encontró una correlación entre el uso excesivo del teléfono móvil y el desarrollo de conductas alimenticias problemáticas, como la bulimia o la anorexia.