José Antonio Luque: «El caso Rubiales puede provocar daños irreparables al fútbol español»
Siempre quiso ser periodista deportivo. Objetivo cumplido y muchos encuentros de fútbol y baloncesto a sus espaldas
De niño soñaba con narrar partidos de fútbol por la radio y el sueño se hizo realidad poco tiempo después de acabar la carrera de Periodismo. Su ídolo era Miguel Ángel Valdivieso, pero también los hermanos Fernández Abajo, y José Ángel de la Casa, años después. En esta entrevista de Fuera de micrófono reconoce que le fascinaba la idea de poder contarle a la audiencia un partido de fútbol.
Aquella ilusión de José Antonio Luque contrasta con la realidad actual del fútbol español. Los escándalos y la corrupción son la otra cara de un deporte que ha seguido desde que tuvo uso de razón. A este periodista barcelonés, residente en Madrid desde mediados de los años 90, le da la sensación de que el caso Rubiales puede provocar daños irreparables a la imagen de nuestro fútbol. La actual situación podría afectar también a la celebración del Mundial de 2030 en España y Marruecos.
El periodista deportivo recuerda algunos de los grandes acontecimientos deportivos de los que ha sido testigo y explica las diferencias entre una narración para la radio y una narración para la televisión. Cuando habla de Barcelona 92 – por ser su ciudad, y por el éxito de aquellos Juegos Olímpicos – todavía se le pone el vello de punta. Entonces, trabajaba en Onda Cero Barcelona y tuvo la oportunidad de narrar para los oyentes la final de fútbol, entre España y Polonia, y la entrega de la medalla de oro al equipo español.
Cuando le pregunto por el mejor deportista español de todos los tiempos, duda entre Rafa Nadal y su buen amigo Pau Gasol, sin olvidar a una larga lista de grandes campeones. «Me siento afortunado por haber coincidido con todos ellos en el tiempo. De haber vivido esta explosión brutal de nuestro deporte a todos los niveles y en todas las modalidades deportivas».
PREGUNTA.- ¿El caso Rubiales hace mucho daño a la imagen del fútbol español?
RESPUESTA.- Es incuestionable. Además, el daño puede llegar a ser irreparable, porque pone en peligro la coorganización del Mundial 2030. A día de hoy, da la sensación de que no será así, pero es indudable que eso daña al fútbol español y al deporte en general. No podemos pasar de puntillas ni mirar para otro lado. Dictamine lo que dictamine la justicia, hay daño para el deporte, para el fútbol y para nuestro país.
P.- Tenemos excelentes deportistas, pero los directivos no suelen estar a gran nivel.
R.- No se puede generalizar, porque es muy peligroso y caemos en la injusticia. De momento, hay que aplicar la presunción de inocencia. Todo el mundo es inocente, hasta que se demuestre lo contrario. En la historia de nuestro deporte, hay dirigentes buenos, malos, regulares, corruptos… De todo. Pero lo tienen que decidir los jueces. Veremos si en este caso Rubiales se demuestra si ha habido algún tipo de corrupción e ilegalidad o no.
«Ahora todo el mundo sabía lo que estaba sucediendo en la Federación»
P.- En el fútbol actual se manejan enormes cantidades de dinero. ¿Eso hace que el riesgo de corrupción sea mayor?
R.- Pero yo quiero ser muy prudente en este caso. Ahora, todos sabemos mucho de leyes, todo el mundo sabía lo que estaba sucediendo en la Federación Española de Fútbol y que en algún momento explotaría. No es verdad. Las pesquisas y las investigaciones policiales, además de la justicia, decidirán lo que ha pasado ahí. Cuando la UCO entra en un organismo público, como la RFEF, de la manera que lo hizo, es porque ha ocurrido algo. La sensación que tenemos todos es que algo estaba pasando, pero vamos a esperar.
P.- Todo empezó por un piquito no consentido del expresidente Luis Rubiales a una jugadora de la selección. Sin ese beso, probablemente, hubiera seguido todo igual.
R.- Son dos cuestiones que van en paralelo y que tienen en el foco a la misma persona. Pero, las causas son diferentes. Por un lado, está el beso a Jenni Hermoso y, por otro, los contratos y determinadas cuestiones económicas de la Federación. El comportamiento de Rubiales en la final del Mundial Femenino no fue decoroso. Eso es indudable. La actuación en el palco fue desmedida y el beso también estaba fuera de lugar. El comportamiento, a todas luces, no es el adecuado en un dirigente que representa a una Federación tan importante como la española; a un fútbol tan importante como el español, y a todo un país. No olvidemos que esas personas representaban a nuestro país.
P.- Tuviste claro desde niño que querías ser periodista deportivo. ¿Por qué?
R.- Te cuento. Como la mayoría de los chavales de mi generación, yo tenía un plan A y un plan B. El plan A era ser futbolista y no me salió, así que me quedé con el plan B: ser periodista deportivo y, más concretamente, narrador. Esa era mi hoja de ruta. ¿Por qué tenía esa vocación? Porque era un oyente empedernido de la radio. Escuchaba muchísima radio. En aquella época los partidos televisados se podían contar con los dedos de una mano. Sin embargo, por la radio tenías siempre la posibilidad de escuchar la retransmisión de cualquier encuentro. A mí aquello me fascinaba. Me fascinaba poder contarle a la gente un partido de fútbol, estar en un estadio y narrarlo. Y poder fotografiar y ofrecerle a la audiencia una película de lo que estaba sucediendo. Entonces, no se podía escuchar la radio y ver la televisión al mismo tiempo. Era retransmisión pura de radio. Afortunadamente, me salió bien.
P.- Empezaste en radios locales –Cornellá, Sabadell- y luego pasaste a Radio Miramar.
R.- Radio Miramar era entonces una emisora independiente, que emitía en Onda Media y que se oía en toda Cataluña. Tenía una cobertura magnífica. Ese fue el gran salto, después de haber trabajado en Radio Juventud de Cornellá (Radio Metropol) y Radio Sabadell. Por Radio Miramar pasaron Carlos Herrera, Julia Otero, José Manuel Parada y Odette Pinto, una histórica de la radio en Cataluña. En Radio Miramar empecé a hacer deportes y a retransmitir partidos de fútbol.
P.- Y de Radio Miramar a Onda Cero Barcelona.
R.- Sí. Recibí una oferta para trabajar en Onda Cero Barcelona. Estuve un tiempo y de ahí a Onda Cero Madrid, como redactor jefe de Deportes. Acepté la aventura, a 600 kilómetros de casa, y aquí sigo.
P.- Cataluña ha tenido grandes narradores deportivos.
R.- Muy buenos. Joaquim Maria Puyal o los hermanos José Luis y Juan Antonio Fernández Abajo. Uno de mis ídolos era Miguel Ángel Valdivieso. Me parecía un fantástico narrador. Me entusiasmaba escucharlo. Barcelona era una escuela maravillosa de periodistas.
«Digas lo que digas, los palos en las redes sociales te los van a dar igual»
P.- ¿Es muy diferente narrar para la radio que hacerlo para la televisión? ¿Cómo te adaptaste?
R.- La diferencia entre la retransmisión de radio y de televisión se ha acortado. Se ha estrechado. La televisión se ha acercado a la radio y los narradores hablan más, a pesar de las imágenes. Y la radio se ha acercado a la televisión, porque se da por hecho que una parte de los oyentes también puede estar viendo los partidos por televisión. Pero hay diferencias. La fundamental es que en la narración televisiva la gente está viendo todo lo que pasa. Absolutamente, todo. Por lo tanto, la narración radiofónica tiene que aportar muchos más detalles. Te contaré una anécdota. Cuando estaba en Onda Cero Barcelona, me llamaron de Telecinco para locutar una serie de partidos de verano. El primero de ellos, que se emitía luego en diferido, era el San Lorenzo de Almagro contra el Tenerife. Era mi primera retransmisión en televisión. Después de locutar el partido, en el hotel, me puse a verlo y aguanté diez minutos. Era insoportable. Lo tuve que quitar. José Antonio Luque era insoportable para José Antonio Luque.
P.- Pero de los errores se aprende.
R.- Hombre, claro que se aprende. Era una narración absolutamente radiofónica, redundante, en la que comentaba todo lo que se estaba viendo. Yo narraba y narraba. No callaba. Yo mismo me agobié viendo lo que había hecho.
P.- ¿Qué te parecía José Ángel de la Casa?
R.- Un maestro y uno de los referentes para todos los narradores de mi generación. Para empezar, tenía una gran virtud: sabía de fútbol. Había pasado por la cantera del Real Madrid y jugaba muy bien al fútbol. Eso es muy importante. No todos los narradores saben de fútbol. José Ángel sabía de fútbol y tenía un estilo muy determinado de narración.
«Conmigo empezó la leyenda de Tomás Roncero como personaje mediático»
P.- Para un narrador de fútbol, las redes sociales son implacables. Viralizan cualquier error o comentario poco afortunado.
R.- En las redes sociales se magnifica todo, también una narración de fútbol. Con las redes ocurre como con las audiencias de televisión. Hay quien dice: ¿cómo podéis vivir con esa presión? Pues, llevándolo con naturalidad. No puedes estar permanentemente pendiente de ellas. Tengo clarísimo que no le puedes gustar a todo el mundo. Tengo claro que voy a recibir críticas. Es inevitable. Lo único que pido es respeto en la crítica y nada más. Yo sé que me voy a equivocar y sé que cualquier cosa puede tener una resonancia muy superior a la que tenía hace unos años. Le doy la importancia justa. No puedes vivir obsesionado, midiendo cada palabra, porque los palos te los van a dar igual.
P.- Fuiste el descubridor, para la radio, de Tomás Roncero cuando dirigías El Penalty, en Onda Cero. ¿Cómo recuerdas aquel fichaje?
R.- Mi historia con Tomás Roncero es curiosa. Me lo encontré en una Final Four de baloncesto que tuvo lugar en Tel Aviv. Hablé mucho con él y me dio la sensación de que era un tío aprovechable. Cuando decidimos incluir contertulios en El Penalty, uno de los primeros nombres que se me vino a la cabeza fue el de Tomás. Le llamé y le pedí que se viniera conmigo. «¿Para qué?». Pues para hablar por la radio. Me dijo: «es que yo no sé hablar por la radio». Sí, pero sabes hablar. Así que probamos. Transcurridos un par de meses, un día nos fuimos a comer juntos y le dije: «Tomás, no estás siendo tú. No eres el Tomás Roncero que yo conocí en el vuelo a Tel Aviv. Pareces introvertido, tímido, y lo único que quiero es que seas tú». A partir de ese momento, cambió. Se liberó, se quitó el corsé. Y ahí empezó, entre comillas, la leyenda de Tomás Roncero como personaje mediático.
P.- ¿Te parece bien que un periodista deportivo vista la camiseta de un determinado equipo, en lugar de disimular?
R.- No es una cuestión de sinceridad, sino de modo de vida y de pensamiento. A mí me parece muy bien que alguien diga de qué equipo es. Yo no lo he dicho nunca, pero, evidentemente, todos tenemos nuestros favoritos en cualquier contienda deportiva. Tú te pones a ver un partido de fútbol y es muy raro que no tengas un equipo preferido. «Quiero que ganes esté». ¿Por qué? Por lo que sea. Siempre habrá una razón y la respeto. Pero, yo, en el desempeño de mi trabajo, no soy de nadie ni me caso con nadie. Luego, en mi casa, o cuando estoy con los amigos viendo un partido, muestro mis preferencias, como todo el mundo.
P.- Fuiste redactor jefe de Punto Pelota (Intereconomía), precursor de El Chiringuito. Un formato que mezcla la información con el humor y el espectáculo.
R.- En Punto Pelota estuve dos años largos. Era un programa muy completo. Un programa que combinaba el espectáculo, la tertulia, la información, la opinión, el show. Lo mezclaba de una manera brillantísima. Era un programa con mucha información. El argumento de sus detractores se resumía en que era un show, el Sálvame del fútbol, y que no tenía ninguna sustancia informativa. Pero sí que la tenía. Yo disfruté mucho, hice mucho periodismo y aprendí de televisión. Punto Pelota fue un gran programa de televisión.
P.- Un periodista deportivo de televisión depende mucho de los derechos de las grandes competiciones.
R.- Pero, el día a día es apasionante también. De todas formas, yo he sido afortunado. Afortunado desde el primer día. He podido hacer lo que más me ha gustado, y eso no tiene precio. Encima, me han pagado por ello durante muchos años. Algunos medios importantes de este país han confiado en mí, con lo cual también estoy agradecido. Además de eso, he tenido suerte. La primera vez que una televisión privada retransmitió un Mundial de Fútbol –Corea y Japón- fue Antena 3, donde yo era el narrador. Y la primea vez que una televisión privada ofreció la Liga de Campeones en abierto –del 2006 al 2009–, también en Antena 3, lo mismo. En los últimos once años que llevo en Mediaset hemos tenido dos Eurocopas, así como mundiales de fútbol y baloncesto. Tuve el honor de contar la medalla de oro de la selección de baloncesto en el Mundial de China. Ha sido una época maravillosa y me considero un gran afortunado.
P.- ¿Qué éxito deportivo español te ha dejado más huella?
R.- La final de fútbol en los Juegos Olímpicos Barcelona 92. ¿Por qué? Porque fueron unos Juegos Olímpicos en mi país y en la ciudad en la que yo nací. Estaba entonces en Onda Cero e hicimos una cobertura extraordinaria. Fue la gran explosión del deporte español a nivel mundial. Nunca se habían conseguido tantas medallas, ni se había concitado tanta atención en deportes que no fueran de élite o de super élite. La organización fue espectacular y la ciudad cambió urbanísticamente. Todavía guardo la narración del último gol de España en aquella final contra Polonia, marcado por Kiko, que supuso la medalla de oro. Cada vez que lo recuerdo, se me ponen los pelos de punta.
P.- ¿Quién es para ti el deportista español más importante de la historia?
R.- Si hiciéramos una encuesta, probablemente saliera Rafa Nadal. Entre todos los deportistas que hemos tenido, te diría unos cuantos: Pau Gasol, Rafa Nadal (por supuesto), Andrés Iniesta (por el gol que nos dio el primer Campeonato del Mundo), Iker Casillas… Afortunadamente, hemos tenido muchos deportistas importantes en diferentes disciplinas: Severiano Ballesteros, Chema Olazábal… Es una fortuna haber podido coincidir con todos ellos en el tiempo. Haber vivido esa explosión brutal del deporte español a todos los niveles y en todos los deportes. Quedarse con uno o con dos es muy difícil. En el mundo del fútbol, cuando te piden que elijas entre Messi y Cristiano Ronaldo, dices: dame a los dos. Pero, ¿por qué tengo que elegir? Los quiero a los dos en mi equipo. Por mi relación personal con él, si tuviera que elegir sólo un deportista, me quedaría con Pau Gasol. O con Rafa Nadal. Como decía el otro: estos, dámelos para mi equipo.
«José María García ha sido un fenómeno periodístico y social»
P.- ¿Existe enfrentamiento entre la prensa deportiva de Barcelona y de Madrid o es un tópico?
R.- En determinados medios se hace periodismo solamente para la gente que sabes que te va a seguir. Para tu público. Eso también pasa en la información general. Los medios escriben y hablan para su público. El periodista deportivo de Barcelona sabe quién es su público objetivo y qué le gustaría leer. Es una manera de hacer las cosas. ¿Es respetable? ¿Por qué no? Esa es la razón de las diferencias.
P.- ¿Cómo definirías a José María García?
R.- Como un adelantado a su tiempo y como un fenómeno que sobrepasaba el periodismo. Era, de alguna manera, un fenómeno social. Los chavales de mi generación crecimos escuchando a García. Era un referente. Esperabas que llegaran las doce de la noche para ver qué decía García. De esa manera, tenías la sensación de que te ibas a la cama sabiendo lo que realmente había pasado. Y, además, esperabas a García para ver a quién le caían los palos esa noche. Ha sido un fenómeno periodístico y social. Maestro, referente y fenómeno.
P.- Da la impresión de que las figuras del fútbol están ahora blindadas y son poco accesibles para la prensa deportiva…
R.- Cuando hablo con periodistas que empiezan, siempre les digo que en este capítulo han tenido mala suerte. Ahora los futbolistas están metidos en una burbuja. A eso han contribuido los entrenadores, cerrando poco a poco el acceso de los periodistas a los entrenamientos. Luego, han contribuido los clubes, impidiendo que los periodistas viajemos con los equipos. Tampoco se duerme ya en los mismos hoteles que lo hacen ellos. Se impide el acceso diario al protagonista. Antes, tenías la posibilidad de hablar con el jugador que quisieras después del entrenamiento. Le acompañabas hasta el coche. Tenías los teléfonos de su casa, porque no había móviles, y conocías a sus familias. El acceso a ellos era muy fácil. Lo único que tenías que hacer era ser consecuente, respetar los off the record y ganarte su amistad. Sigo siendo amigo de un montón de futbolistas de mi época, que hoy son directores deportivos, comentaristas, entrenadores e, incluso, dirigentes. Entonces, teníamos la posibilidad de acercarnos a ellos, de conocerlos y de que ellos nos conocieran, cosa que hoy no puede ser. Ahora, es excesiva la burbuja en la que viven. En el Europeo de Baloncesto de 2017, tampoco hace tanto, entrevisté a un jugador español que tenía tres o cuatro horas después un partido decisivo para la selección. Y no pasó nada.
P.- ¿Por qué crees que el programa deportivo nocturno de Onda Cero nunca ha conseguido grandes audiencias?
R.- La verdad es que no tiene explicación. Siempre ha estado ahí, en un tercer lugar, por detrás de la Ser y Cope. ¿Explicación? Seguro que hay muchos factores que influyen, pero los desconozco. Es un fenómeno a estudiar. En la época en que yo hacía el programa competíamos con García y De la Morena.
P.- Pero García y De la Morena también estuvieron luego en Onda Cero y los resultados tampoco fueron buenos.
R.- Supongo que en cada época ha habido unas circunstancias que han determinado que el programa tenga los oyentes que tenga y esté en la situación en la que está. Sin haber estado dentro todo el tiempo, es muy difícil valorar lo que ha pasado. Lo que se ve desde fuera es que han pasado grandes profesionales por ese programa y los números son los que son.
P.- Muchas gracias y muchas retransmisiones.
R.- Ahí seguiremos, mientras nos dejen.
P.- Hasta el Mundial de España…
R.- Primero, que se confirme oficialmente que vamos a coorganizarlo en España, a ser posible con la final. Y, luego, que podamos llegar. Si no como profesional, como espectador también será un placer ver otro Mundial en nuestro país. En el de 1982 era muy jovencito y lo vi entero. Estaría bien.
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