La inesperada tercera juventud de Karlos Arguiñano aplaza su planificado relevo
Su hijo Joseba es el mejor colocado para convertirse a medio plazo en la nueva estrella gastronómica de Bainet Comunicación y Atresmedia
El incombustible Karlos Arguiñano disfruta de días de vino y rosas en televisión tras más de tres décadas de éxitos mediáticos. El de Beasain está logrando sus mejores resultados de audiencia en los más que 12 años que lleva trabajando para Antena 3 tras sumar en octubre su séptimo triunfo mensual consecutivo frente a su rival directo, ‘Ya es mediodía’ de Telecinco.
El popular cocinero de 74 años no solo vive de la televisión. Este 10 de noviembre lanza un nuevo libro, y van más de 40, que lleva por título La cocina de tu vida: 950 recetas fáciles, rápidas y saludables (Planeta).
El cocinero que más libros vende de España también irrumpirá en las salas cinematográficas el próximo 18 de noviembre como actor en la película Irati, de la que también es productor. Y en la pequeña pantalla se hace de oro con la publicidad gracias al coprotagonizar la última campaña de Gallina Blanca junto a la actriz Carmen Machi y su hijo Joseba.
Aun así, la principal vía de ingresos de Karlos Arguiñano sigue siendo la producción televisiva. Su holding Bainet Comunicación facturó 8,5 millones de euros en 2020 y obtuvo unos beneficios de 790.000 euros.
Dramas y comedias en pandemia
La pandemia pasó factura a Karlos Arguiñano: en 2020 Atresmedia cancelaba dos clásicos de su factoría (Bricomanía y Decogarden); su compañía de pelota vasca Baiko sufría una huelga de pelotaris mientras el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco le impedía expulsar de un torneo a los deportistas que denunciaron los recortes ejecutados por la empresa; y, además, su mujer Luisi Ameztoy no pasaba por sus mejores momentos («mi mujer no sale de casa por pena», comentó el chef).
Paradójicamente, la crisis sanitaria también reforzó a Arguiñano, que se reencontró con viejos telespectadores y disparó sus audiencias hasta tal punto que el Ministerio de Cultura y Deporte le otorgó el Premio Nacional de Televisión 2021 por consolidar «un género que reúne televisión, gastronomía y cultura» y por su «aportación a la creación de audiencias fieles significa un impulso decisivo a la gastronomía como sector cultural».
Su tercera juventud televisiva aparca el relevo en Antena 3
Karlos Arguiñano trabajó de chapista para el Grupo CAF en Beasain hasta que a los 17 años entró en la primera Escuela de Hostelería de Euskadi (la de Luis Irizar en Zarautz). Posteriormente, trabajó en varios hoteles de San Sebastián, destacó en los setenta como uno de los miembros destacados de la Nueva cocina vasca que bebía los vientos por la gastronomía francesa, y dirigió las cocinas del Club de Golf de Zarautz.
Ya como empresario, Arguiñano se metió en problemas en los años ochenta al contraer una elevada deuda con el pescadero que le vendía el género: «Había pagado a todo el mundo menos a él. A mí me parecía que era el que menos urgencia podía tener en aquel momento. Le debía 30 millones de pesetas (180.000 euros). Con ese dinero te podías comprar cuatro pisos entonces».
A finales de los ochenta la televisión se le cruzó en su camino. «Una noche estaba Serrat cenando en mi casa. Había actuado en San Sebastián, vino con todo su equipo a cenar y les estuve contando chistes hasta las 3.00 o las 4.00 horas. Se rieron todos mucho y allí me ofrecieron hacer un vídeo de chistes, pero les dije que no, que yo los cuento sobre la marcha, que yo lo que quería era hacer un programa de cocina. A los 15 días me llamó uno de los que estaba en aquella mesa y me dijo: «Oye Karlos, lo que dijiste del programa de cocina, si quieres, desde mañana». Me dieron cinco minutos para hacer dos recetas. Cinco minutos para dos recetas, bah, suficientes, dije, porque yo lo que quería era entrar. Ahí arranqué y llevo ya 6.500 programas», recogía El Mundo en 2019.
Karlos Arguiñano se fogueó en ETB y en el Centro Territorial de TVE en el País Vasco hasta que RTVE le reclamó en 1991 para realizar recetas a nivel nacional tras la dimisión de su antecesora, la histórica Elena Santonja, que acusó a la Corporación pública de forzarle a realizar publicidad subliminal de marcas sin recibir ni una peseta por ello.
La irrupción del de Beasain en la televisión estatal se convirtió en un éxito, hasta tal punto que ‘murió de éxito’ y decidió marcharse a Argentina a vivir y a seguir cocinando en televisión. A partir de 2004 volvió a su tierra y regresó a TVE, donde volvió a triunfar.
Tras repetir éxitos en Telecinco, Arguiñano saltó a Antena 3 sin suerte. Y es que la cadena de Planeta lo sacó del mediodía para intentar reflotar el tramo final de la franja vespertina, pero las audiencias no fueron las esperadas y tuvo que volver a las mañanas sin tanto fuste como antaño.
Sin embargo, a partir de 2020 el chef ha disparado su share y está disfrutando de una tercera juventud que le ha llevado a ahuyentar la hoja de ruta que él mismo diseñó para que su hijo Joseba heredase su espacio.
Con esta idea, Bainet Comunicación cambió en 2019 el nombre del emblemático espacio gastronómico, que dejó de llamarse Karlos Arguiñano en tu cocina y pasó a convertirse en Cocina abierta… con Karlos Arguiñano.
En ese mismo momento, el programa incorporaba a Joseba Arguiñano como colaborador con vistas a relevar a su padre. El joven cocinero compatibiliza esta labor con la presentación de dos espacios en ETB: en castellano realiza Historias a bocados y en euskera Sukalerrian (En la cocina), que se emite en la autonómica vasca a la misma hora que Cocina abierta (13.15 horas).
Karlos, por ahora, parece aparcar su relevo a pesar que el año pasado ya insinuó a sus espectadores que se estaba planteando dar un paso a un lado: «Yo llevo ya 54 años en la cocina, soy de los abuelitos de aquí. No va a ser por muchos años, pero estoy muy contento haciendo todos los días estos trabajos para todos vosotros».