THE OBJECTIVE
El purgatorio

Cristina Tárrega: «Mi físico me ha perjudicado»

La popular presentadora promociona en ‘El purgatorio’ su nuevo programa de televisión en Telecinco, ‘La vida sin filtros’

Cristina Tárrega (Valencia, 1967) lleva en la comunicación más años que Tarzán. Aunque últimamente cree que le representa más la mona Chita. Lleva siendo una cara reconocida de la televisión desde que despuntó en Telemadrid–cuando las televisiones autonómicas podían competir con las grandes cadenas nacionales– allá por 1997, con Sola en la ciudad. Un volcán. Un torrente. Una erupción constante de quien hizo fortuna con una forma única de presentar un programa, su forma única de mirar a cámara. Ahora regresa a donde nunca ha dejado de estar. Vuelve a ser cabeza de cartel televisivo en una cadena nacional.

La vida sin filtros se estrenó este pasado sábado en el prime time de Telecinco. Un programa donde Tárrega se enfrenta a ciegas al tema de la noche. No diremos que este es El purgatorio sin filtros: un invitado sí sabe, medianamente, a lo que se enfrenta. Pero la virtud del que pregunta es saber descolocar. Y qué difícil es voltear a quien lleva media vida agitando las pantallas. Aquí «la Tárrega» nos habla de sus cigarrillos, de sus consejos de estilo para Feijóo o Sánchez, de su pasión por el Cristo del Gran Poder. Y por supuesto, de su amistad con Ana Rosa Quintana. Pero también de la presión que soportan las mujeres con la belleza en pantalla. Y de su físico, que le perjudicó: «No tenía un físico para informativos. Mucho morro, mucho ojo. Yo he sido una chica exuberante. Ahora ya no soy aquella rubia que empezó».

PREGUNTA.- ¿Cuándo se fumó su primer cigarrillo?

RESPUESTA.- El primer cigarrillo me lo fumé en una cueva que había bajo un pantano con mi primo. Yo creo que teníamos 12 años. Éramos unos trastos, se lo robamos al abuelo. Y fue una equivocación. De hecho, mi primo hermano murió de cáncer de pulmón.

P.- He leído que el torero Antoñete tuvo algo que ver con el fumar.

R.- A ver, yo después de la cueva ya no fumé mucho tiempo. Y en los toros del Canal Plus yo me sentaba al lado de Antoñete, porque, claro, llegué a un mundo de hombres donde no tenía mucha idea de lo que iba a hacer, y yo quería hacer que mi figura no fuera la figura que había habido anteriormente a la mía. Yo quería entrar más en el mundo taurino, como me meto en deportes o en la actualidad. Quiero saber.

Entonces le dije a Antoñete que quería que me enseñara todo lo que pudiera del toreo y me dijo que me leyera el Cossío. Y cuando lo leí, me dijo que no servía para nada, con lo cual creo que soy la única que me he leído el Cossío entero. Dicho lo cual, me decía: «Vamos a echar un cigarrito». Y ahí, en esa época, fue cuando empecé a fumar, pero no bebo. ¿Puntúa? Ahora también vapeo. 

P.- Ya que habla muchas veces de belleza y de consejos y demás. ¿Cómo ve a nuestros líderes políticos de vestimenta, de belleza?

R.- Hay muchos que visten bien y otros horrible, pero eso también depende. Todos tienen un equipo detrás. O sea, creo que depende mucho del equipo.

P.- ¿Cómo ve, por ejemplo, a Pedro Sánchez?

R.- Él siempre está muy arreglado. A él le gusta vestirse bien porque se gusta, con lo cual el que se gusta viste bien porque se mira, se cambia y se pone. Bueno, hay algunos que se miran demasiado y se ponen como si fuera una falla.

P.- ¿Tiene algún nombre en mente?

R.- Muchos, pero no estoy ahora por decírtelos, porque haría una criba. Vamos a ver, yo era adicta a Fashion TV. A veces, veo unos looks que digo: «Yo creo que debería existir la policía estética». La policía estética debería implantar multas con cierto tiempo viendo las vestimentas.

P.- ¿Hay gente que se viste mal a propósito?

R.- Bueno, y hay gente a la que le da igual. Para mí la imagen no es importante, pero sí conveniente. No es extremadamente importante. Sí conveniente, sobre todo para cuando estás ejerciendo labores donde te están viendo.

P.- ¿Qué opinión tiene sobre la vestimenta de Núñez Feijóo?

R.- Me gusta mucho con cuello alto, fíjate, porque es un hombre que defiende muy bien el cuello alto. Es muy difícil defender bien un cuello largo. Yo, por ejemplo, no lo defiendo bien porque no tengo el cuello largo. Como decía Naty Abascal, «de modelo, solo tengo los pies». Y me gusta más Feijóo en sport que en traje, pero Pedro es más de traje.

P.- ¿Y Yolanda Díaz?

R.- Muy correcta.

P.- Qué difícil es vestir bien, Cristina.

R.- No, qué difícil es defender las cosas. Y aparte, no es una cuestión de dinero, es una cuestión de gusto. Hay gente con dinero que tiene un gusto horroroso para vestir y para decorar. Hay unas decoraciones de estas de «madre mía, dónde me siento, que en esta casa no falta un detalle».

Cristina Tárrega posa en la sede de THE OBJECTIVE. | Foto: Víctor Ubiña

P.- Pregunta clásica de El purgatorio, ¿cómo es su relación con la fe?

R.- Soy creyente. Sí, claro. Primero, mis padres son creyentes. Segundo, he estado muchos años en las monjas, en el colegio. Yo fui teresiana. Y luego tengo mi guía espiritual. Tengo un sacerdote amigo de toda la vida en Valencia, que es el padre José Luis y que además es vicerrector de la Universidad de Valencia, y además está muy puesto en tele y en política y en todo. Es más listo que listo. Entonces hago mis disertaciones con él por la noche. Y en la pandemia hacía grupos con él y con diferentes personas. Cuando veo a alguno que se descarrila y no va por los caminos del Señor, le digo: «Únete a este grupo, que te viene bien la orientación espiritual», porque a veces nos viene muy bien de repente recuperar códigos.

P.- ¿Nunca ha tenido dudas de fe?

R.- Sí. Son dudas que las tienes en un segundo, pero no son dudas de fe, sino dudas de «Señor, ¿cómo puede ser?». He perdido a dos primos hermanos de la misma madre, muy jóvenes, y he tenido que ver cómo mi tía se repone de eso dos veces. En ese momento dices: «Pero vamos a ver, la de gente que hay en el mundo y le va a tocar todo a mi tía Loli». Ahí tuve dudas de fe. O por ejemplo, cuando a mi mejor amiga en Cádiz le dio un ictus. Y me dijeron que se iba, pero luego recuperé la fe, porque pasó tres meses en la UCI, y salió increíble. Y luego soy muy del Cristo del Gran poder. A mí el Gran Poder no me niega nada. Mi marido jugó en el Sevilla.

Yo me iba mucho a ver al Gran Poder. Cuando él hacía la siesta, yo me iba a Sevilla andando y me metía en el Gran Poder. Imagínate: verano, a veces cuarenta y tantos grados en Sevilla. Fui estableciendo muy buena relación con el señor. La Macarena no me echa ni cuentas. La Virgen de los Desamparados me ignora completamente, pero por ejemplo, la del Rocío, sí. A la de Triana le hago un poco más de gracia. Pero el Gran Poder es que todo lo que le he pedido… Bueno, de hecho, Lopera vino una vez y me dijo: «Vamos a ver señora, ¿usted qué hace aquí?». Y le dije: «No vengo a pedir nada del fútbol. Son mis cosas». Y se relajó. Anécdotas de la vida.

P.- Cristina Tárrega estrenó el sábado nuevo programa, La vida sin filtros. ¿Esto qué es, Cristina?

R.- Esto es una maravilla. Esto es vivir la vida como hay que vivirla, que estamos metidos en un filtro, con unas máscaras, enfundándolo todo. Con dobleces. Y esto es vivir la vida de cara.

P.- ¿Se sigue poniendo nerviosa ante un estreno, cuando graba, cuando va a plató?

R.- Vivo nerviosa permanentemente, pero porque soy enérgica. No soy nerviosa, soy enérgica. Pero, fíjate, yo lo comentaba el otro día: he aprendido a tomar distancia y a relativizar mucho. Eso te lo dan los años. Y de lo que antes que antes hacías un mundo, ahora mucho menos. Luego, también estás con gente que soporta mucha más presión que nosotros y te enseña que al día siguiente el sol vuelve a salir por el mismo sitio. Y yo he tenido ese tipo de gente, tengo ese tipo de gente a mi lado. Es muy importante de quien te rodeas. Y te diré quién eres.

«Feijóo me gusta más en ‘sport’ que en traje, pero Sánchez es más de traje»

P.- Al hablar de una vida sin filtros, entiendo que es una mujer políticamente incorrecta.

R.- No, no soy políticamente incorrecta. Lo que pasa que es el momento para dar voz a muchas personas que necesitan tener cabida. Y creo que hay muchas cosas que se nos pasan porque estamos muy pendientes de los famosos o de los políticos o de los deportistas. Todo lo que sea de élite. Y tú no vives de la élite, tú vives de quien te lee. Pues es así. Hay un momento en el que hay que decir: «Están ahí y son los míos».

P.- Es un programa sin guion, por lo que sabemos.

R.- No tengo nada. Hombre, sé de qué va el tema, pero solo «hoy vamos de esto o de esto otro».  Hay muchos temas diferentes, temas que engloban toda la actualidad social. No es un programa de política, pero sí hay muchas cosas que le atañen.

P.- ¿Funciona mejor Cristina Tárrega sin guion que con guion?

R.- La verdad es que sí. Siempre se me ha dado bien. Soy una mujer de radio. Yo nací en la radio. En la radio hay una rapidez y pocos medios. Ahora tienen más, pero yo vengo del grupo Prisa. A mí el grupo Prisa me ha enseñado mucho: «Mira, que tienes que irte a hacer un programa en Latinoamérica, que ahora hay que inventar un programa tal, que ahora tienes que entrevistar a…».

Era muy jovencita e igual tenía que entrevistar a un político, que tenía que entrevistar a Julio Iglesias, que tenía que entrevistar a un tenor, y me lo preparaba como podía, corriendo y catapún. Ya muchas veces que tenía que improvisar, porque la radio es una improvisación constante, aunque todo se prepara también, pero es una improvisación, es una escuela. La radio es tu marido y la tele es un amante. Si es que yo llevo más años que Tarzán [Ríe].

P.- ¿Nunca se ha cansado de dedicarse a esto?

R.- Sí ha habido temporadas en las que he dicho: «Qué pereza. No me veo». Pero entonces me he dedicado a cosas dentro del periodismo y de la comunicación que no son a lo mejor tan reconocibles de cara, pero sí de espaldas. A veces, hay que saber estar detrás de las cámaras. A veces, hay que saber estar escribiendo. La sobreexposición es mala, como dice mi amigo Alejandro Sanz, que está siempre a mi lado.

P.- El programa se llama La vida sin filtros, pero permítame la maldad, viene maquillada, con el pelo bien peinado, bien vestida. ¿Eso no son filtros?

R.- Te voy a decir una cosa: no sabes lo que gano a cara lavada. Pero claro, como venía aquí, que tienes luces, se me comen las luces. La culpa es tuya por poner las luces. Pero todo es un tema de luces. Venga, focos, venga, y se te come la cara. Pero yo soy más mona a cara lavada que con toda esta… Pero claro, yo lo he hecho por ti también. Digo, voy a venir con la pestaña postiza. Si quieres me la quito, que además es de quita y pon. De hecho, llevo 23 años casada con la misma persona y me acuesto sin maquillaje. Y él se levanta y no grita. Yo no le he oído gritar.

P.- ¿Cuánto hay de dictadura, especialmente para las mujeres, en la belleza en la televisión y los medios de comunicación?

R.- ¿Dictadura?

P.- Sí, dictadura.

R.- ¿Dictadura? Uy, desde que volví de China que no me acordaba de esa palabra. Defíneme dictadura en el maquillaje y el peinado.

P.- Creo que se les exige mucho más a las mujeres que a los hombres en ese aspecto.

R.- No te lo compro. Hoy he estado 20 minutos esperando a que se levantara un señor, compañero, dándose la crema, la otra crema, el ‘esto’ para que se le quede la ojera así… Vamos a ver, si cada vez que pongo dos sérums en mi casa, me desaparece uno y medio, y vivo con dos hombres. Tú tienes que ver ahora mismo los vestuarios de los futbolistas. Tú tira un sérum de vitamina C entre diez hombres y cuatro mujeres. Lo pillan los tíos.

P.- ¿Ahora los hombres se maquillan más que las mujeres?

R.- No, pero se cuidan más, y yo estoy encantada. Pero mira, nadie nos dice nada en la tele. Hombre, nos pueden decir: «Oye, mira, intenta tal o cual». Pero a mí no me han dicho: «Córtate el pelo, o alísatelo». Ni me riñen. A lo mejor, es mi caso. Es que son cosas con las que naces. Lo que no te van a dejar salir es hecha un cuadro. Pero seguro que has visto alguna mujer hecha cuadro y no has hecho ni mú. En Mediaset nos dan mucha libertad.

«Me acuesto sin maquillaje y mi marido se levanta y no grita»

P.- ¿A Cristina Tárrega su físico le ha ayudado o le ha perjudicado?

R.- Perjudicado. Especialmente, al principio de mi carrera. Porque no tenía un físico para informativos. Mucho morro, mucho ojo, mucho tal. Yo he sido una chica exuberante. Ahora ya no, ya no soy aquella rubia que empezó. Y luego porque había gente que me juzgaba por mi físico sin mirar mi profesión. Yo viví mucha doble moral.

P.- ¿Pero al principio de su carrera, le benefició en algo?

R.- Bueno, me benefició cuando empecé muy jovencita a hacer campañas de vaqueros. No te voy a decir marcas, pero he hecho campañas de vaqueros muy importantes, mundiales, como modelo. Creo que soy la modelo más bajita que había.

P.- ¿La belleza puede cerrarte puertas en la vida?

R.- Yo conozco gente fea muy interesante. Bueno, fea no, de belleza distraída pero bonita. Es una chorrada lo de «la belleza está en el interior», porque te quedas con la primera imagen. Pero sí te digo que hay guapos que abren la boca y dices: «Madre mía, qué lástima». Y hay bellezas distraídas, que hablan y dices: «Buff». Pero la belleza no es que tú tengas una perfección, sino que, de repente, hay unos ojos que miran de otra forma. Y no es que tenga que estar todo ordenado. Pero a mí lo que me importa es la belleza de aquí, del coco, la inteligencia… Si es que lo que no se cae… Se puede olvidar, hay edades donde ya se olvidan las cosas, por desgracia. Pero la mente es muy importante.

P.- Cuando alguien califica a un programa de televisión de telebasura, ¿a Cristina Tárrega le molesta, le gusta o le da igual?

R.- Lo veo muy antiguo. Es que hay muchos calificativos. Se puede decir que es un cuadro o un circo romano. Pero ¿telebasura? A ver si los periodistas ya sacamos más sinónimos.

P.- ¿Y existe el circo romano en la televisión actual?

R.- Existe todo, si tiene que existir y si hay unos directivos que acepten que exista. La televisión son ciclos. Y yo he vivido muchos ciclos. En radio, en tele y en prensa.

Cristina Tárrega siendo purgada. | Foto: Víctor Ubiña

P. ¿Y ahora en qué estamos?

R.- Desde siempre, las cabezas pensantes son muy listas, porque si no, no estarían ahí. Y además hay una facilidad de estudios para saber el público objetivo, el target comercial, masculino o femenino. Siempre se hace una búsqueda para saber lo que vosotros queréis. Y dar lo que vosotros queréis. Cuando dejáis de querer una cosa, hay un cambio.

P.- ¿Hay algún tipo de televisión que no le guste ver?

R.- Yo estoy sobresaturada de fútbol, al menos en mi casa. En mi casa me voy a otra tele y hay baloncesto. Y lo peor es que la señora que tengo en casa está con el boxeo. De hecho, en mi casa, concretamente en este momento de mi vida, hay excesivo fútbol. Ya tengo que hacer cola para ver la tele y hay ocho televisiones.

P.- ¿Ocho televisiones en casa?

R.- Aparte, si te dedicas a la tele tienes que estar consumiendo tele. También hay muchas radios. Y prensa, ya ni te digo. En mi casa sigue llegando la prensa escrita. Sigo viendo la prensa online, tengo suscripción a todos los medios. Vamos, que tengo un potosí.

«Lo de que la belleza está en el interior es una chorrada»

P.- ¿Qué cree que tiene Cristina Tárrega para hacer televisión que no tenga otra gente?

R.- Yo no puedo decir eso. Es que no tengo vanidad. Me parece un horror la vanidad. Mira, antes hablábamos de la fe. Si nos ceñimos al tema de los pecados, la vanidad no tiene fin. Es como la envidia. Si te da por otro pecado capital, como la gula, llega un momento en que revientas, porque no te puedes meter más. Pero la envidia no tiene final y la vanidad tampoco. Qué cansinez.

P.- Pero en televisión dicen que hay mucho ego. Mucha vanidad.

R.- Pues para ellos. No estás delante de esa persona. Te has equivocado de entrevista si estabas esperando una estrella de la tele.

P.- Yo estaba esperando a Cristina Tárrega.

R.- Pues yo no soy ninguna estrella. Soy una persona muy normal y muy corriente. ¿Y sabes lo que te digo? Que cuando me caigo, sangro.

P.- ¿Y cómo es trabajar con Cristina Tárrega? Eso sí me lo dirá.

R.- Eso sólo tienes que decírselo a mis compañeros. Pero dicen que muy bien. Yo no me enfado hasta el día que me enfado. Porque tengo mucha paciencia. El día que me enfado no tengo retorno. Soy acumulativa en el cabreo.

P.- Hábleme sobre Ana Rosa Quintana, compañera y amiga suya.

R.- Ana es mi familia en Madrid.

P.- ¿Cómo ve este cambio que va a producirse en las tardes de Telecinco con Ana Rosa?

R.- A mí me parece perfecto. Todo me parece perfecto. Es algo que le ha pedido a la cadena. Ella ya lo ha contestado. Ha dicho que es un esfuerzo que le pide la cadena y lo va a realizar, y yo creo que es bueno, pues enaltece ver que una persona, cuando alguien le pide algo, lo hace. Me parece que es una gran profesional, porque a lo mejor otra diría: «Yo ahora no lo hago». Pero es que ella es tan profesional que ha dicho: «Si vosotros me lo pedís, yo lo hago».

P.- ¿Usted qué ha aprendido de ella a la hora de hacer televisión?

R.-  A ver, yo ya la conocía ella haciendo su programa y el mío. Nosotras nos conocemos de la época de Antena 3. Ella estaba haciendo las tardes y ya estaba haciendo el prime time y el late night. No conozco a nadie tan tenaz en mi vida. Es tremendamente tenaz.

P.- Todo lo que se propone...

R.- Tiene una tenacidad maravillosa. Es una mujer que además tiene una energía indescriptible. Ana Rosa es impresionante. Es impresionante lo trabajadora que es. Mira que he tenido compañeros de televisión, pero no tan trabajadores como Ana. Ella representa al ciudadano trabajador.

P.- Por ir cerrando, le plantearé unas cuestiones breves. ¿Le gustan los toros?

R.- Me gustan los toros y les tengo respeto. Sobre todo, les tengo cariño. Me molesta el final.

P.- ¿Qué es lo que menos le gusta de ser Cristina Tárrega?

R.- Me tengo que asumir como soy.

P.- ¿Alguna vez le han propuesto entrar en política?

R.- Sí.

P.- Y siempre ha dicho que no.

R.- Por favor, ni en política ni en una tertulia política. Hay jardines donde no me meto.

P.- ¿Es una mujer nostálgica?

R.- No, siempre pienso que el presente está estupendo.

P.- ¿Tiene algún talento oculto que quiera desvelarnos?

R.- Soy muy buena pinchando. Soy una DJ tremenda.

P.- ¿Monarquía o república?

R.- Lo que nos salga mejor.

P.- La gente en redes tiene maldades y genialidades. Le han encontrado un parecido con la actriz Jennifer Coolidge. ¿Lo ha visto?

R.- A ver, no me parezco nada. Yo creo que no me parezco nada, pero me parece una ventaja. Es una gran actriz. Está revolucionando todo. Es estupenda. Sí, me gustaría parecerme a final de mes.

P.- En la cuenta bancaria, claro. Y para las elecciones generales, ¿tiene claro su voto?

R.- Sí, creo que tú lo tienes igual de claro que yo. Otra cosa: yo tengo una parte de ideología y una parte de realidad. Todos somos muy utópicos, pero luego la realidad es otra. Yo voy a votar a quien beneficie al trabajador, a la economía de este país. Dicho esto, te lo he dicho todo, y sobre todo, ya sé quién me ha mentido. A lo mejor no tengo más ganas de que me mienta.

P.- La última… ¿Qué es lo más raro que le ha podido pasar en un plató de televisión?

R.- Me he desmayado. Vamos, me desmayé en directo porque vinieron con unos faquires. Estaban haciendo cosas muy extrañas. Y entonces me dio mucha fatiga y me caí. Es decir, estaban pinchando a un faquir. Yo venía justo de haber visto a mi primo hermano en una situación donde no debería haberle visto, que entraba un tubo con un color y salía blanco. Y cuando vi la sangre en ese momento, me desmayé. Pero no sabes cómo subió la audiencia. Es que sois unos morbosos.

P.- Si se desmayara aquí, daría mucha audiencia.

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