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La UE quiere desdigitalizar los coches para hacerlos más analógicos (y tiene una razón)

El club comunitario va a cambiar la tendencia en cuanto a la fisonomía de los coches, pero no por fuera, sino por dentro

La UE quiere desdigitalizar los coches para hacerlos más analógicos (y tiene una razón)

El Halcón Milenario, nave espacial ficticia perteneciente al universo de ficción de la serie de películas 'Star Wars'.

En la saga Star Wars pasa una cosa muy rara. Las naves espaciales de las primeras películas del ciclo histórico son más modernas y en apariencia avanzadas que las de más adelante, teóricamente más evolucionadas. Es porque las cintas rodadas antes, que quedaron en medio de la historia, tenían acceso a unas tecnologías previas. Pues con los coches vamos a ver algo parecido.

Y no, no será por culpa de Luke Skywalker, Darth Vader o unos jedis díscolos, sino debido a la seguridad. La Unión Europea, por mano del estándar de mediciones EuroNCAP, va a cambiar la tendencia en cuanto a la fisonomía de los coches, pero no por fuera, sino por dentro.

De un tiempo a esta parte y en clara tendencia, los vehículos vendidos por todo el mundo están abandonando el uso de botones, palancas, ruedas y pulsadores en favor de pantallas táctiles. Si, por una parte, les aporta una pátina de modernidad y diseño más avanzado, por otro lado se ahorran un dineral en mecanismos que se pueden romper, cableado, y complejidad mecánica. Las marcas están encantadas, y si algo se rompe, ya lo pagará el propietario. Sin embargo, esto conduce a un problema de seguridad, de acuerdo con análisis recientes.

La introducción de pantallas, más tarde táctiles en un uso parecido al de los teléfonos móviles, empezó con el cambio de siglo. Introducir un dispositivo tan exótico en los salpicaderos, era por aquel entonces un signo de distinción y reflejo de una superior calidad. Todas las marcas querían tener algo de esto en sus catálogos.

Su utilidad primigenia era visualizar los mapas de los GPS, introducidos en el mercado comercial en 1996. Se volvió en deseo el encastrar los mapas digitales de los populares Tom Tom Go y otros dispositivos similares en el propio vehículo. Las primeras implementaciones de algo así resultaban carísimas, pero el mercado digirió con gusto los varios miles de euros de su coste extra.

Poco a poco la tecnología se fue abaratando, la pantalla creció en funcionalidades, y acabó siendo el epicentro del manejo de muchas órdenes. Llegó la radio, el sistema de aire acondicionado, o hasta la televisión y videojuegos. Tecnológicamente, es un enorme logro, aunque a criterio de los técnicos de EuroNCAP conduce a una deriva que lesiona los parámetros de seguridad básicos.

La ‘pantallitis’ es peligrosa

De acuerdo con un estudio reciente, se ha comprobado lo que muchos piensan: es una fuente de distracciones. No se trata ya de cambiar de emisora, o trastear en el aire acondicionado; es que hay que bucear en muchos menús y submenús para dar con el accionamiento de cuestiones sencillas. Un simple botón en el salpicadero podría haber solventado esa necesidad con un clic del conductor, y sin mirar.

El ejemplo último de todo esto lo han protagonizado los Tesla. El Model 3, y en especial su última iteración —denominada a nivel interno Highland—, apenas tienen media docena de botones en su volante. No todos son pulsadores físicos, sino hápticos; se toca una superficie lisa que responde ante la presión. El resto, todo lo demás, se maneja a través de su enorme y única pantalla central.

Los defensores de Tesla, que tiene muchos y son muy ruidosos, no dicen que este tipo de construcción abarata mucho sus coches. Alegan que no se trata más que de una evolución lógica, que esto irá incluso a más. Marcas como Volkswagen o BMW han tirado por esa senda, y la respuesta podría ser la misma: tanta pantalla acaba distrayendo. No hay que olvidar que la DGT sanciona de forma contundente por atender teléfonos móviles; que haya un punto de atracción para la mirada del conductor que recae fuera del tráfico, debería ser al menos limitado.

El problema básico es que un botón mecánico, un pulsador, se puede manejar sin mirarlo. Sí, alguien podría acostumbrarse a tocar en su pantalla táctil para ejecutar órdenes a su coche, pero resulta necesario comprobar si se ha accionado el punto exacto de la pantalla o si la orden ha sido recibida. Cuando se le da hacia abajo a la palanca del intermitente, o se pulsa el botón del warning, nadie se queda con esa duda. Y todo sin apenas apartar la vista de la carretera.

La respuesta

Lo que va a hacer EuroNCAP no es prohibir las pantallas. Ni siquiera despojarlas de sus actuales funciones. Su acción irá definida por dos directrices básicas. Una es que premiará la presencia de cuatro mandos físicos de funciones esenciales como son: intermitentes, limpiaparabrisas, luces de emergencia, y claxon. Sus analistas entienden que este tipo de acción han de estar muy a la mano, y que no han de ser buscados con la vista, sino ser de acceso intuitivo y dispuestos de manera que se puedan manipular de forma mentalmente automatizada. No tenerlos así no será sancionable, pero perderá calidad en la valoración general de un vehículo.

La otra línea de trabajo, y que en algún momento tendrá que arrojar datos concretos, es que se va a puntuar la capacidad de llegada, usabilidad y funcionamiento general de los mandos que queden alojados dentro de las pantallas táctiles. Los fabricantes tendrán la potestad de diseñar sus coches como les venga en gana, pero sabrán que si no se atienen a estas directrices, su nota en el reputado examen —y poderoso argumento de ventas— de EuroNCAP podría sufrir.

Podría darse la paradoja que vehículos de muy alta gama, cargados de pantallas capacitivas de última generación, pierdan estrellas en el escalafón. Se podrían ver humillados por discretos compactos de marcas generalistas que cumplen mejor en esta disciplina, aunque sean peores coches.

Las pantallas de los coches son estupendas, aglutinan un montón de funciones, abaratan el producto final, y cada vez son mejores. Pero al igual que hicieron en muchos barcos de la Marina de Guerra de los Estados Unidos, volverán a botones tradicionales so pena de que les ocurra lo que les pasó en un puerto japonés: que estrellaron uno de sus buques. El Halcón Milenario tampoco tiene pantallas táctiles, y que se sepa, nunca ha dado un parte al seguro. En la EuroNCAP sonreirían al recibirle. A los coches sin botones no.

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