Vuelve el legendario Ford Capri reencarnado en un SUV eléctrico de tamaño medio-grande
Reinó durante dos décadas en Europa, con alguna incursión fuera de sus fronteras
Lo han resucitado… o algo así. La electrificación de los coches está trayendo de vuelta nombres exitosos y populares de otros tiempos. Tras el Mustang Mach-E, los de Michigan han decidido que es el momento perfecto para devolver a la vida a un coche legendario: el Ford Capri.
Reinó durante dos décadas en Europa, con alguna incursión fuera de sus fronteras. Entre finales de los 60′ y 80′ casi dos millones de unidades de aquel coupé, de inconfundible línea deportiva, eran la atracción en la puerta de discotecas y clubes de alto copete. Tener uno de aquellos te colocaba en la zona alta del deseo, aunque a un precio algo más razonable que el de los deportivos italianos y alemanes. Era el coche chulo, pero accesible.
Resurrección del apelativo, no del modelo
Los del óvalo, poseedores del nombre metido en una nevera, han considerado que era hora de descongelarlo. Por eso se lo han puesto a una de sus últimas creaciones, aunque más acorde a lo que pide esta tercera década del XXI: SUV, tamaño medio-grande, y libre de emisiones.
Las anteriores incursiones de Ford en lo eléctrico no les han ido mal. El Mustang Mach-E fue un éxito instantáneo en su tierra, con cifras de ventas cinco veces por encima de lo previsto. Tal fue la sorpresa que tuvieron que ampliar, y mucho, la producción en su factoría de México, que es donde se construyen. El Ford Lightning, la versión eléctrica del megaexitoso F-150 es un monstruo de casi tres toneladas, pero su clientela está contenta con él, y sus cifras de matriculación en Estados Unidos son satisfactorias para los ejecutivos de Detroit.
Ahora toca avanzar, y mientras llegan modelos que caigan en vertical catálogo abajo, en forma de Focus, Fiestas y Pumas eléctricos, los americanos presentan su Capri. Con un precio casi calcado al Mustang eléctrico, Ford pone en sus concesionarios dos variantes del nuevo modelo, el Capri a secas, y la versión Premium, que sí goza de ese subtítulo.
Las posibilidades de configuración permiten elegir tracción solo al tren trasero o a sus cuatro ruedas. En el primer caso, la caballería disponible alcanza los 286 CV, asociada a una batería de 77 kWh. La autonomía homologada en ciclo WLTP llega a los 627 kms, y la aceleración es la propia de un deportivo térmico de ciertas prestaciones, con 6,4 segundos en el cero a cien.
Si el que empuñe el volante es más ambicioso y su bolsillo le da para un poco más, Ford ofrece la opción de mayor capacidad. Con algo más de batería, 79 kWh, la potencia se dispara hasta unos generosos 340 CV que rebajan la cifra de aceleración a 5,3 segundos. Este registro no será solo obra de su electromusculatura, sino de la aplicación de toda ella a las cuatro ruedas de 19 pulgadas en el acabado base, 20 en el más alto.
A igual, o casi igual batería, la autonomía decrece según se aumentan las prestaciones. Por eso el modelo de acceso a la gama llega a los 598 km cuando se le aplica la tracción trasera, 592 si es 4×4, y 560 en el caso del Capri Premium con tracción en las cuatro ruedas y más alto de toda la familia.
Competencia cercana
Ford, en un modelo de corte casi clónico al Mustang y cuya línea recuerda mucho al Polestar 2, aúna un buen espacio interior, capacidad de SUV, y prestaciones propias de un deportivo. Todo está encerrado en 4,63 metros de longitud, y una anchura de 2,06 metros —bastante ancho—. El maletero puede albergar 572 litros de equipaje, y es, gracias a su trasera alargada al estilo de las berlinas, mayor de lo habitual en este tipo de coches. Si se abaten los asientos traseros, obviamente va a más, y sorprende la llamada MegaConsola. No, no han colocado una PlayStation entre los asientos delanteros, sino un hueco de 17 litros donde entran bolsos, mochilas, maletines, y todo aquello que los urbanitas conectados llevamos colgado del hombro. Buena jugada.
En su arsenal tecnológico, el Capri incorpora una docena de sensores ultrasónicos, tres radares y cinco cámaras. Con toda esa parafernalia, de la que ya vimos un avance en el Mustang Mach-E, vienen alertas de tráfico cruzado con frenado activo, asistencia de dirección evasiva, reconocimiento de señales de tránsito, o alerta de cambio de carril. Y hay más gadgets en opción, como el HUD (Heads-Up Display), aparcamiento asistido, o la cámara de 360 grados, entre otros.
Mucho espacio interior
Si nos colamos dentro del Capri, su cuadro de instrumentos es minimalista, con pantalla de cinco pulgadas. La grande, la central, es otra cosa. Sus 14,6 pulgadas en disposición vertical y que permite ser deslizada no son impedimento para dejar mucho espacio justo debajo.
El asiento del conductor tiene función de masaje, y los dos delanteros son calefactados. El sonido se les ha encargado a los daneses de Bang & Olufsen, que han desparramado siete altavoces por su fisonomía; diez en el acabado Premium, con presencia de un poderoso subwoofer donde poder escuchar Spotify a toda castaña. El origen del sonido procederá de los ya obligados Apple CarPlay y Android Auto disponible.
Una gama que crece
Y los precios. La gama del nuevo Ford Capri de tracción trasera arranca en los 48.093 euros gracias a una oferta promocional de la firma, aunque su precio «normal» es de unos 6.000 euros más. Desde ahí suben, si quitamos la ayuda, con el básico de tracción total a los 61.255. Los Premium se van a 57.285 para el tracción trasera, y 64.275 para el 4×4.
La electrificación avanza con paso más lento de lo que le gustaría a fabricantes y autoridades, pero cada día resulta más difícil no encontrar una opción adecuada a deseos y necesidades. Ford dará el espaldarazo cuando lleguen los Fiestas, Focus y Pumas eléctricos, y el Capri está plantando esas bases.