Este es el motivo por el que cada vez menos personas cenan
El ayuno es una práctica cada vez más usada para perder peso, pero no siempre es beneficiosa
Los ayunos prolongados son cada vez más comunes. Con ellos, las personas buscan conseguir un efecto antioxidante y como coadyuvante para bajar de peso. Los protocolos para esto, no obstante, varían en términos de horas y el momento del día para hacerlo. Por ello, es común que las personas prescindan de la cena para hacer más tiempo de ayuno, por motivos sociales y laborales sobre todo.
Según el director médico y fundador de IDI-Instituto Digestivo, Diego Sánchez Muñoz, «científicamente está probado que el ayuno prolongado puede tener ciertos beneficios» en el organismo. Sin embargo, también apunta que esto no es algo general, sino que depende de diversos factores: las características de las personas que lo hace, su duración y su intensidad.
Es por ello que «estos periodos de ayuno prolongado deberían estar controlados médicamente». Además, la persona tiene que seguir un plan preestablecido para poder sacar los máximos beneficios. Además, esto también ayudará a evitar posibles daños o efectos negativos.
Cenar no es el problema
El doctor asegura que lo problemático «no es la cena en sí», sino lo que la persona haga después. Es decir, meterse en la cama justo después de cenar supone ralentizar mucho la digestión, ya que el estómago esta lleno. «Del mismo modo que la siesta, que si bien es una costumbre muy arraigada, puede no ser tan beneficiosa desde el punto de vista digestivo», explica Sánchez Muñoz.
Pero las cenas suelen ser comidas más ligeras que los almuerzos, por lo que a lo mejor el estómago tolera mejor el estar tumbado justo después. «Lo recomendable desde luego es cenar poco, temprano, y dejando pasar bastante tiempo antes de irnos a la cama».
Los ayunos pueden ser beneficiosos, pero no siempre
Cada vez son más las publicaciones científicas que abordan el tema de los beneficios que aporta el ayuno al organismo. «Uno de ellos es el de la quema de grasas, si bien esto ocurre a partir de 12 horas de ayuno», declara el especialista en aparato digestivo. Pero este no es el único: «También parece que el ayuno más prolongado influye en otros aspectos como en prevenir el envejecimiento celular».
Pero, en realidad, es algo más complejo que esto. El propio organismo suele compensar las deficiencias, porque está programado para sobrevivir incluso en circunstancias extremas. Por ello, no comer durante varias horas agota las reservas de hidratos de carbono pero el cuerpo intenta sacar energía de otros lugares, «como son el hígado, el músculo y el tejido adiposo».
Debido a esto, los periodos de ayuno sí que pueden ser una forma de quemar grasas. «El problema de esto es, como en tantas otras cosas, que en no pocas ocasiones se realiza un ayuno sin control», lamenta el experto. La forma idónea de hacerlo es contando con la ayuda de un médico especializado, que pueda indicar si existe alguna contraindicación y pueda también marcar unas pautas saludables sobre cómo hacerlo. «Hay que tener cuidado también con la adaptación, ya que si se quiere empezar a hacer ayuno prolongado de golpe, no será lo más adecuado», añade Sánchez Muñoz.
Por último, otra cosa a tener en cuenta es que el organismo no es un «cronómetro»: «Conozco pacientes que hacen ayuno intermitente controlando exhaustivamente las horas, creyendo que a partir de la hora 12 es cuando se comienza a quemar grasa». Sin embargo, realmente esto depende de «la edad, del sexo, de la actividad física y del tipo de alimentación que se lleve, entre otros muchos factores».
Relación entre cenar y perder peso
El no cenar puede tener cierta influencia en el peso, pero no es algo que dependa directamente de las horas a las que no se coma. «Al final, la ecuación de la pérdida o ganancia de peso es muy simple, y es un tema de calorías: si se ingieren más calorías de las que se gastan, se gana peso y, por el contrario, si se ingieren menos calorías, el peso se pierde», explica el doctor.
Por ello es común que haya personas ganando peso a pesar de eliminar alguna de las comidas del día. El problema es que el resto del día las ingestas son hipercalóricas en relación con el gasto metabólico de esa persona. Por ello es también importante tener en cuenta la actividad física.