Cory Doctorow y las distopías tecnológicas
‘Radicalizado’ es una colección de cuatro novelas cortas del maestro canadiense, que sorprende por su clarividencia respecto al futuro tecnológico
El novelista canadiense Cory Doctorow
Probablemente la mayoría tenemos una especie de metrónomo interior que oscila entre la tecnofilia y la tecnofobia cada vez que debemos enfrentarnos a una nueva actualización o avance digital. Cory Doctorow captura ese diálogo a favor y contra la tecnología para hacerlo estallar entre profecías y ansiedades, obligándonos a reflexionar en profundidad sobre cambios de condiciones y servicios a los que apenas dedicamos unos segundos.
‘Radicalizado’ (Capitán Swing, 2022) fue publicado originalmente en 2019, recibiendo varios premios en Canadá, y es que captura una serie de miedos contemporáneos con una pluma mucho más fina y elegante que la de, por ejemplo, que la de su compañero inglés tecnófobo Charlie Brooker en ‘Black Mirror’.
Primero nos hace percatarnos de la asimetría respecto a las tecnologías que empleamos, como hasta cierto punto no terminamos de poseerlas, para situar dicha tesis en un escenario de marginación de la juventud de la esfera económica tan similar a la actual. En la segunda novela corta decide emplear el arquetipo solar del superhombre en una trama en la que dicho todopoderoso personaje intenta solucionar el racismo en la policía, solo para demostrarnos que las estructuras pervierten las intenciones de sus integrantes. En el tercero de los relatos nos encontramos con un escenario revolucionario en el que agentes de la dark web luchan contra compañías de seguros, mientras que la cuarta novela abraza completamente el lado distópico de los anteriores relatos en una historia de supervivencia.
«A pesar de su oído sobrehumano, no supo con exactitud de dónde procedía la voz hasta que volvieron a repetirse los golpes: tres golpes de porra y luego el ruido de un parabrisas roto. Con los brazos extendidos hacia delante y la capa restallando a su espalda era un misil azul y rojo que descendía hacia el ruido».
Cory Doctorow (Toronto, 17 de julio de 1971) es un importante novelista canadiense de ciencia ficción, periodista y activista tecnológico. Es asesor especial de la Electronic Frontier Foundation (eff.org), un grupo de libertades civiles sin ánimo de lucro que defiende la libertad en la legislación, la política, las normas y los tratados sobre tecnología. Es cofundador de la empresa de software de código abierto peer-to-peer OpenCola, y forma parte de las juntas directivas y consultivas de la Participatory Culture Foundation, la Clarion Foundation, el Open Technology Fund y la Metabrainz Foundation. Mantiene un blog diario en Pluralistic.net, motivos todos estos por los que es también un importante activista para lograr tecnologías menos monopolísticas.
Es doctor honoris causa en Informática por la Open University (Reino Unido), donde es profesor visitante; también es investigador afiliado al MIT Media Lab y profesor visitante de prácticas en la Escuela de Biblioteconomía y Ciencias de la Información de la Universidad de Carolina del Norte. En 2007 ocupó la cátedra Fulbright en el Centro Annenberg de Diplomacia Pública de la Universidad del Sur de California. En 2020 ingresó en el Salón de la Fama de la Ciencia Ficción y la Fantasía de Canadá. Sus novelas han sido traducidas a decenas de idiomas y han sido publicadas por Tor Books, Head of Zeus (Reino Unido), Titan Books (Reino Unido) y HarperCollins (Reino Unido). Ha ganado los premios Locus, Prometheus, Copper Cylinder, White Pine y Sunburst, y ha sido nominado a los premios Hugo, Nebula y British Science Fiction. Así que combina diferentes facetas como autor de las que nos sentamos a charlar con él.
Radicalizados
Lo primero es hablar de las historias y su concepción. Cory aclara que las escribió mientras paralelamente trabajaba en una novela más larga y que lo hizo «para procesar la ansiedad y el miedo de los primeros años de trumpismo que solo han empeorado». Dice que procesa la ansiedad escribiendo y que tiene ocho libros en cocción para que nos hagamos una idea de las tensiones en su interior.
Sorprende en las historias el vaivén entre tecnofilia y tecnofolia y quería saber cómo lidia con dicha dualidad: dice que la clave es «no lo que hace una tecnología sino a quien y para quien». Los problemas no vienen con la funcionalidad del sistema sino con los pactos sociales alrededor de los mismos. Charlamos sobre la mala reputación de los luditas porque Cory señala que ellos ya adelantaban que era un problema social y no material el mal uso de las tecnologías.
Perfil del escritor
En este artículo he omitido la larguísima bibliografía de novelas y ensayos de Doctorow que pueden encontrarse indexadas en cualquier parte. Está claro que la escritura forma parte de su ADN. Tengo curiosidad por saber cómo clasifica las ideas: «durante 20 años he sido blogger y ese sistema permite tener buenas notas, con rigor porque son para otros, y luego hay nuevas partes de la información que flotan alrededor de esas notas que puede ser un discurso, un cuento, un libro de no ficción…».
Como ha sido un defensor de la ausencia de propiedad intelectual en redes, podría sorprender a algunos que opte en otros países por la publicación tradicional. Me aclara su postura que cree que se requiere demasiado control y vigilancia para evitar la piratería, tanto que no vale la pena. Añade que en nombre de la protección de los derechos de los artistas hemos creado más oportunidades para la censura (pone por ejemplo a dictadores que quieren modificar sus resultados en Google mediante denuncias de copyright). «Las herramientas que hemos creado para proteger la propiedad intelectual en internet, que no la protegen en absoluto, solo sirven para algunas de las peores prácticas que hemos visto online. Y para prevenirnos de todo esto es que Doctorow escribe todos los días.
