El último viaje
«’La última palabra de Albert Camus’, de Miguel Ángel Blázquez, me parece la mejor semblanza reciente del escritor»
Los marxistas veteranos –de hueso colorado, como dicen en México- se parecen a los ayatolás iraníes en que nunca olvidan un rencor: siempre vuelven a él, como el perro a su vómito. Albert Camus fue hace mas de sesenta años un enemigo público de la izquierda por su anticomunismo y su enfrentamiento con Jean-Paul Sartre.
Algunos de los que vivimos de muy jóvenes esas batallas podíamos creer que se trataba de cosas que sólo recordábamos los carcamales, cuando resulta que vuelven a la (relativa) actualidad por culpa de un libro que pide nada menos que Olvidar a Camus.
Lo ha escrito un académico francés recriado en universidades yanquis, como ocurre con las peores ideologías europeas, y que para colmo tiene un apellido que suena a gargajo: Olivier Gloag. Viene prologado por Frederic Jameson, que a sus 89 años es el pimpollo oficial del marxismo estadounidense: para que no queden dudas de por dónde viene la andanada, vamos.
La obra recoge todos los viejos agravios contra Camus: es colonialista (aunque nació en Argelia, como cualquier berebere), es machista (o sea, más que feminista era mujeriego) y naturalmente partidario del capitalismo expoliador, aunque su origen era pobre como las ratas, su madre fue analfabeta toda su vida y él nunca renegó de esa cuna tan humilde, comparada con las familias patricias de Sartre, Beauvoir, etc… Gloag protesta porque muchos le tienen por un santo (de lo cual evidentemente no tiene la culpa el interesado) pero no menciona que se equivocó políticamente mucho menos que Sartre y que hoy El extranjero o El hombre rebelde siguen siendo leídos mientras que ya nadie se atreve con la Crítica de la razón dialéctica.
«¿Buscaba Camus algo mas allá del mundo, pese a su desconfianza de cualquier fe religiosa?»
Desde luego Albert Camus no fue un santo y él lo dejó claro en lo que se trasluce de algunas de sus obras y sobre todo en sus cartas. Pero la mejor semblanza reciente del escritor me parece La última palabra de Albert Camus (Voz de Papel), un libro breve de Miguel Ángel Blázquez que recrea en clave de ficción realista su última jornada, desde la cena en Le Chapon Fin hasta el accidente fatal en el Facel Vega.
El relato imagina la charla que mantuvo con su amigo y editor Michel Gallimard durante esas horas, en la que aparece su personalidad melancólica y orgullosa (alguien diría que bastante española), siempre insatisfecho pese a haber conseguido los mas altos objetivos en plena juventud. ¿Buscaba Camus algo mas allá del mundo, pese a su desconfianza de cualquier fe religiosa? No dio tiempo a saberlo: como en cualquier narración de sabor existencialista, su vida acabó súbitamente estrellado contra un árbol en la Nacional 5, camino de París. Tenía 46 años.