A leer en la rentrée II
Compartimos con vosotros los libros que nuestros redactores y colaboradores han leído este verano y los que leerán durante el otoño.
Compartimos con vosotros los libros que nuestros redactores y colaboradores han leído este verano y los que leerán durante el otoño.
Yo, que tiendo al idolismo con los autores (con algunos autores), nunca he sido de los de Hemingway. Apenas lo he leído y su figura tampoco la he admirado. Pero siempre ha estado ahí, y ante eso me rindo. Es una simple cuestión de fuerza, de fuerza suya: cómo su presencia se mantiene.
La candidatura del estadounidense se ha impuesto al portugués António Lobo Antunes, el español Andrés Trapiello o el francés Philippe Claudel, que también se encontraban entre los finalistas de este año, en el que se han presentado 21 candidaturas de 16 nacionalidades. Toma así el relevo en los Premios Princesa de Asturias para la literatura norteamericana de Philip Roth, que obtuvo el galardón en la edición de 2012. Ford ha publicado seis novelas Un trozo de mi corazón, La última oportunidad, Incendios y la saga protagonizada por Frank Bascombe: El periodista deportivo, El Día de la Independencia -premios Pulitzer y PEN/Faulkner-, Acción de Gracias y Francamente, Frank. En el género de relatos ha escrito Rock Springs, De mujeres con hombres y Pecados sin cuento, y la hermosa obra memorialística Mi madre.
Ford sufrió el rechazó de una publicación, motivo por el cual decidió retornar a la ficción. Después de que Sports Ilustrated le rechazara, nació el personaje de Frank Bascome, un escritor fracasado convertido en periodista deportivo que sufre una crisis espiritual debido a la muerte de su hijo. La revista Time eligió El periodista deportivo, publicado en 1986, una de las cinco mejores novelas del año.
Shakespeare tuvo una vida que está documentada históricamente, pero hay un periodo de 7 años del que no se sabe nada. Estos “años perdidos” (1585-1592) los podría haber pasado en España como espía de la Corona Británica, que estaba en guerra con España. Lo que es seguro es que Shakespeare conocía El Quijote, que fue traducido parcialmente al inglés cuando él vivía. De hecho, se inspiró en uno de sus personajes. Nada asegura que, por el lado contrario, Cervantes conociera la obra de Shakespeare.
Buendía tuvo la idea de publicar este clásico en Twitter en 2014, bromeando sobre una versión quijotesca tuitera. El ingeniero creó un algoritmo para dividir la novela en un total de 17.000 mensajes. El algoritmo está diseñado para que el relato termine el 22 de abril de 2016, día del aniversario de la muerte de Cervantes. La cuenta @elquijote1605 postea 28 fragmentos diarios ilustrados con una imagen, y cuenta con más de 7.500 seguidores, entre ellos el presidente del gobierno, Mariano Rajoy.
El cuarto centenario de la muerte de Miguel de Cervantes está expuesto a la comparación inexorable a la similar efeméride de William Shakespeare. Uno murió un día 22 de abril de hace 400 años, y el otro un día 23. Ahora muchas voces claman que el homenaje que ha de rendirse al alcalaíno debe estar a la altura del del inglés, cuya celebración está siendo parecida a la adoración de una divinidad. ¿Ignora España cómo honrar a sus genios?
Resulta verdaderamente sorprendente que Miguel de Cervantes, el Quijote y, en su conjunto, toda su obra, estén presentes de forma tan notoria en este siglo XXI.
Autor de Sin destino (1975), una de las obras exponentes del drama del Holocausto nazi, Imre Kertész recibió el premio Nobel de Literatura en el año 2002. El comité que falló su decisión dijo de su obra que «conserva la frágil experiencia del individuo frente a la bárbara arbitrariedad de la historia”. Estuvo en los campos de Auschwitz y Buchenwald, con tan sólo 15 años, siendo liberado con el final de la II Guerra Mundial en 1945. El 6 de abril se publicará su última obra, La última posada.
El proyecto llamado ‘Between the Words’ y llevado a cabo por Nicholas Rougeux, un diseñador y artista de Chicago, coloca la puntuación en forma de espiral comenzando de fuera hacia adentro y cerrando con una ilustración clásica en el centro. Nueve libros del Proyecto Gutenberg a los que ha despojado de sus palabras para mostrar el ritmo visual dentro de algunas obras literarias clásicas. Además, con este trabajo Rougeux ha descubierto que las comas y las comillas son los signos más usados.
Publicó su primera novela a los 42 años, y aunque abandonó la ficción en los 90 después de nueve celebradas obras, había continuado ligado a la literatura en otros géneros. Su nombre sonaba de forma recurrente como candidato a Nobel de Literatura. Su muerte se ha producido en compañía de su familia, y tras una etapa en la que parecía «cansado de luchar» contra sus achaques.
Asoma la medianoche cuando, casi llegando al hotel, de un callejón oscuro sale un muchacho desgarbado, sombrío, tenebroso, como un acorde grave de violonchelo.
La historia de Philani Dladla es de aquellas que te dibujan una sonrisa de esperanza. Cual personaje de Mark Twain o de los hermanos Grimm, este sudafricano vivaracho echa mano de su ingenio para transformar una dura realidad.
El cierre del Comercial nos duele porque es muy difícil no creerse que uno, sólo por ser más joven, también era más feliz
Audacia, valor, empuje, empeño, son cualidades quijotescas, propias de quien afronta sus tareas diarias con ilusión y fuerza.
Como si fuéramos un hobbit de la Media Tierra en busca de un tesoro -¿la verdad?- o simplemente a la gallardía de encontrar a Smaug, que al fin y al cabo, ¿qué podría ser, verdaderamente?
A Gabriel Miró nunca se le ha hecho mucho caso, quizá por haber sido un escritor discreto y elegante y un hombre de carácter bondadoso
En España, cierran dos librerías cada día y un 55% de los españoles admite no leer nunca. Las bibliotecas perecen en su lecho de muerte.
Quiero hacer aviones de papel. Quiero coger un bolí y apuntar en una libreta a letra ininteligible lo que se me viene a la cabeza en el lugar más inhóspito de la manera menos esperada.
Eres uno de los afortunados y al final todo se volverá ceniza, polvo, nada. Autodestrucción. No volverás. Nunca. Jamás.
Se me resiste la rima, se me esfuman las palabras, me quedo sin tinta, el papel se me moja en las tormentas e incluso a veces me quedo dormido de puro cansancio.
Para redimir a Dickens hubo que recurrir a la autoridad de Nabokov, descubrirle pasiones demasiado humanas de la crueldad a la usura- o buscarle algún infalible escándalo de orden salaz. Su mismo Cuento de Navidad ha sido sometido a diversas actualizaciones cibernéticas.
Así que si algún día no saben dónde encontrarme, prueben en la biblioteca. Quizás esté allí, como cuando era un niño y me refugiaba de la lluvia eterna gallega en la biblioteca del colegio.
Por esa ilusión de recibir una carta de papel escrita a puño y letra en un mundo lleno de tipografía informática, aparatos tecnológicos y el dios Google. Por el arte de la palabra y el olor a papel.
El domingo es un día para viajar desde tu sillón, para sonreír al amor de la lumbre, para saborear con gusto el placer de leer en soledad. Todos necesitamos esa tregua. Todos.
Eso es como decir que las películas policiacas incitan al asesinato, ¿no les parece? 50 sombras de Grey ha llamado tanto la atención por ser una historia atrevida que habla de forma explícita de sexo.
Leemos más que nunca. Nos interesamos por cuestiones que nunca antes nos habían interesado. Y realizamos decenas de tareas simultáneas mientras estamos online. A primera vista, podría tratarse de un signo de inteligencia, un nuevo impulso intelectual para el hombre digital del siglo XXI. Pero lo estudios científicos realizados hasta el momento no dicen exactamente lo mismo.
Hace algunos años recibí de regalo un libro llamado Paulina. Le confieso que sentí emoción al saber que existía un escrito que llevara como título el nombre de mi hija mayor. Si. Usted sabe que las madres somos así.
Contaba Ana María Matute que su primer contrato lo rubricó su padre, insistiendo, eso sí, a la editorial Destino para que engordaran las 5.000 pesetas del adelanto. Luego llegarían otros, siempre bajo la inquisidora mirada de un hombre tutelando sus pasos.
Cada año numerosas revistas elaboran los tan populares ránkings de “100 libros que hay que leer antes de morir”. Cientos de recomendaciones de todos los tiempos de la literatura. Un estudio en detalle de decenas de estas listas revelan pocos resultados coincidentes. Hoy intentamos saber cuáles son esos libros que hay que leer antes de morir.
A Dickens se le han buscado tantos defectos que siempre estamos a tiempo de alabar sus virtudes.
Puede que en un futuro no muy lejano el libro electrónico se acabe imponiendo, porque el progreso, como la enfermedad, no respeta nada. En realidad lo único importante es que los libros sigan existiendo, sea cual sea su formato.