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Incertidumbre en Vodafone España: nadie sabe qué pasará tras la llegada del nuevo CEO

En la plantilla existe desde hace semanas preocupación por los movimientos que se están produciendo en la compañía a nivel internacional

Incertidumbre en Vodafone España: nadie sabe qué pasará tras la llegada del nuevo CEO

Un transeúnte pasa por delante de una tienda de Vodafone en Madrid. | Europa Press

La plantilla de Vodafone en España no ha terminado de digerir la renuncia de su actual CEO, Colman Deegan, que anunció su salida este mismo jueves. Las fuentes consultadas por THE OBJECTIVE indican que este movimiento ha aumentado la incertidumbre que viven sus trabajadores en los últimos meses y agrega nubarrones al futuro de la compañía en nuestro país. Nadie sabe qué pasará en el mediano plazo -ni siquiera los altos directivos- ni los planes que tiene su matriz en Londres para el nuevo equipo directivo, pero advierten de que la situación actual no es óptima.

Estas mismas fuentes consideran que puede haber un largo periodo de ralentización en la marcha operativa de la compañía a la espera de tener un nuevo liderazgo. La idea del grupo es tener un recambio para Deegan en pocas semanas y antes de que el directivo británico abandone su puesto formalmente en Vodafone España. Sin embargo, este proceso se solapará con la búsqueda del sustituto de su consejero delegado, Nick Read, que anunció su dimisión a comienzos de diciembre, y que puede tardar varios meses.

De esta manera, el CEO que llegue a España en marzo no será nombrado por el sustituto de Read, sino que por la directora financiera Margherita Della, que asumió las riendas de la operadora de manera interina. Las fuentes consultadas indican que esto frenará cualquier tipo de movimiento brusco o volantazo en nuestro país, ya que en todos los escenarios se esperará a conocer los planes del nuevo consejero delegado mundial, que tendrá a la filial española dentro de sus prioridades.

Hoja de ruta de Vodafone

No obstante, desde la compañía se recuerda que la hoja de ruta de la operadora en España sigue su curso. Deegan puso en marcha el plan de transformación Restart, enfocado a la búsqueda de cambios estructurales, capturar nuevas oportunidades de negocio y racionalizar costes buscando un modelo más competitivo, eficiente, digital y ágil. Un plan que comenzó su segunda fase a mediados del año pasado, centrado en reformar su oferta comercial, su apuesta por el mercado de empresas, el despliegue del 5G y la diversificación de negocios, y que sigue desarrollándose al margen de que haya o no un CEO

En cualquier caso, entre los trabajadores de Vodafone existe desde hace semanas una sensación de incertidumbre al calor de la serie de movimientos que se están produciendo en la compañía a nivel internacional. La negociación para fusionarse con Three, la venta de su negocio en Hungría, las fallidas integraciones en España e Italia, las presiones de los fondos Iliad, Vanguard y Blackrock para que la compañía suelte lastre, la fuerte caída en bolsa en las últimas semanas y la ya citada renuncia de su CEO mundial, han creado un cóctel que ha impactado en el sentir de la plantilla en España.

Entre los trabajadores no hay certeza de que se tenga un plan específico para España en el largo plazo desde Londres y -después de ocho ERE en 20 años y tres desde 2015- vuelve a planear el fantasma de una salida de la operadora británica de nuestro mercado. Por otro lado, la decisión de incluir a Vodafone España bajo el paraguas del clúster europeo tiene la lectura de que esta división ha perdido peso de cara a la matriz mundial. Hasta ahora se reportaba directamente al CEO en Londres y ahora esto sucederá con Serpil Timuray, actual responsable del clúster.

Salida de Colman Deegan

Dicho de otra manera, Vodafone España pasa de ser uno de los mercados claves a una filial más, que se equipara a todas las zonas del continente, aunque desde la compañía se rebaja esta situación indicando que en el nuevo organigrama ya no hay ninguna filial europea que reporte directamente a Londres.

Lo que sí es una realidad es el complejo futuro que se abre en el mercado español tras la marcha de Colman Deegan, una decisión «personal» y para «emprender nuevos proyectos ajenos al sector», según dicen fuentes cercanas a este diario. Vodafone lleva cinco años luchando contra el bajo coste en España y, pese a que se ha sumado a esta batalla con armas similares, no logró detener la caída de sus clientes ni de sus ingresos.

Deegan asumió las riendas de Vodafone en España (en noviembre de 2020 y en plena pandemia) cuando la compañía tenía unos ingresos semestrales de 2.050 millones, hasta dejarlos en los 1.965 actuales y su Ebitda ajustado pasó de 488 a los 445 millones. Por segmento, sus ingresos de líneas móviles pasaron de 1.253 a 1.215 millones en este mismo periodo y los de servicios se redujeron de 1.880 a los 1.782 millones.

Fusión Orange-MásMóvil

En cuanto a clientes, Vodafone ha pasado de 3,2 millones de líneas de banda ancha a 2,9 millones y de los 2,3 a los 2,2 millones de clientes convergentes. En el lado positivo, ganó 400.000 líneas móviles y su huella de banda ancha pasó de 10,5 a 10,6 millones de hogares. Es decir, Vodafone es hoy una compañía más pequeña y con menos ingresos y clientes. Y además con la interrogante de saber qué pasará con su red fija, actualmente en un proceso de venta o búsqueda de oportunidades para monetizarla.

En la compañía reconocen que la foto de los dos últimos años no es buena en términos de resultados, pero indican que los cambios y ajustes realizados en los últimos meses se comenzarán a notar en este curso, tras el aumento de los precios por servicio y una ralentización de la actividad comercial. Paradójicamente, el legado del británico fue la promesa de volver a la rentabilidad y a crecer en ingresos en el curso 2023, pero ya no estará para colgarse esta medalla.

Con todo, por encima de estos análisis está la interrogante de saber cuál será el lugar de Vodafone en el mercado español una vez que se materialice la fusión entre Orange y MásMóvil. Deegan dedicó buena parte de sus dos años al mando de la operadora para intentar una fusión con MásMóvil que, si bien se decidió en Londres, ocupó buena parte de su tiempo y condicionó toda su estrategia y planes en el mediano y largo plazo.

Vodafone empezó a dibujar una estrategia en la que podría haber sido el dueño de la mitad de la segunda operadora española -por encima de Orange- y se ha tenido que conformar con seguir siendo el tercero y ya a mucha distancia del segundo (la nueva Orange-MásMóvil). Una posición que deberá defender en el caso de que alguna de las actuales operadoras pequeñas como Avatel, Finetwork o Digi adquiera los activos de los que eventualmente tenga que desprenderse la joint venture de los franceses.

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