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Oughourlian se queda atrapado en Prisa: a la sombra de Bolloré y cercado por los 'Migueles'

El empresario franco-armenio busca salidas para recuperar su inversión en el editor de ‘El País’ y Cadena Ser en medio de fuertes presiones

Oughourlian se queda atrapado en Prisa: a la sombra de Bolloré y cercado por los ‘Migueles’

El presidente de Prisa, Joseph Oughourlian, en la última Junta General de Accionistas de la compañía. | Europa Press

Joseph Oughourlian tiene un problema. El fundador de Amber Capital, primer inversor en Prisa y presidente del editor de El País y Cadena Ser, lleva varios meses buscando un socio para realizar una salida ordenada del grupo y -en lo posible- recuperar parte de los 300 millones de euros invertidos en la compañía desde que desembarcó en España de la mano de Juan Luis Cebrián, allá por el año 2014. Sin embargo, hasta la fecha todos sus movimientos se han visto truncados -por diversos intereses políticos y empresariales- lo que le condena a seguir como accionista de referencia sine die o al menos hasta que Pedro Sánchez abandone La Moncloa.

Un camino que deberá seguir recorriendo en medio de una cada vez más compleja situación financiera en un grupo que no asegura una rentabilidad ni a medio ni largo plazo y que necesita urgentemente la entrada de un inversor que inyecte una importante liquidez. La exitosa suscripción del bono convertible cerrada esta semana –con un 76,7% de las acciones– no es más que la confirmación del laberinto sin salida a la que se enfrenta el empresario franco-armenio, que perpetúa luchas de poder accionarial que parecían olvidadas y que confirma que el Gobierno está cada vez más lejos de Amber.

Oughourlian ideó este bono de 130 millones de euros como una manera de saltarse los vetos de Moncloa a Vivendi, la única empresa realmente interesada en invertir en Prisa. El dueño de Amber confió en que si los franceses suscribían mayoritariamente este instrumento, en un plazo de cinco años y ya sin Sánchez en el Gobierno, podrían convertirse en el primer accionista de Prisa. Tras fracasar la ampliación de capital por las reticencias de Moncloa y de los propios socios del grupo, parecía claro que no había interés en invertir más dinero en la compañía.

Prisa
Cyrille Bolloré, Arnaud de Puyfontaine, Yannick Bolloré, los principales directivos de Vivendi en la última Junta General de Accionistas (Europa Press).

Bolloré y Oughourlian

Sin embargo, todos los accionistas se interesaron en el bono, liderados por los representantes del presidente -Global Alconaba y todos los rebeldes avalados por el Banco Santander, que espera pacientemente la oportunidad de recuperar el control perdido en diciembre de 2020. Están dispuestos a poner más dinero, pero desde una posición privilegiada en la gestión. Esto supone que tanto el Ejecutivo como los rivales de Oughourlian al menos mantendrá su peso en el accionariado y en el Consejo de Administración, lo que hace prever que las hostilidades pueden volver en cualquier momento Y desde muchos frentes.

El gran problema para Oughourlian es que tiene el control de un juguete roto que todos quieren poseer. En este sentido, una decena de fuentes consultadas por THE OBJECTIVE coinciden en señalar que el dueño de Amber no solo está cercado por su propia inversión en la compañía y sus problemas financieros, sino que también por sus aparentes aliados y sobre todo por un Pedro Sánchez y unos asesores que desde hace meses que están haciendo la guerra desde dentro.

Pocas personas en España están al tanto de la gran amistad que cultivan los dos empresarios. El galo considera al presidente de Prisa como un amigo cercano y el armenio como un mentor, lo que ha generado entre ellos profundos lazos personales y también en los negocios. Es por ello por lo que Bolloré no ha dudado en salir al rescate de Amber cuando las cosas se han complicado en Prisa a comienzos de 2021.

Miguel Barroso, ex secretario de Estado de Comunicación de Rodríguez Zapatero y actual consejero de Prisa en representación de Amber (EFE).

Irrupción de ‘Los Migueles’

No obstante, este apoyo se ha convertido en un arma de doble filo. Bolloré está dispuesto a proporcionar la salvación financiera a Prisa, pero el Gobierno no está dispuesto de ninguna manera a permitir la entrada de Vivendi en Prisa. Moncloa teme que Vivendi convierta al grupo en un incordio en un año electoral en el que Sánchez necesita a El País y a la Ser como agua de mayo. Así lo ha demostrado bloqueando la petición de este grupo de subir al 29% en Prisa y a suscribir la ampliación de capital que se planteó a finales del año pasado.

Algo que puede terminar por dinamitar la relación entre Bolloré y Oughourlian. El franco-armenio pide paciencia, pero el magnate no está dispuesto a esperar indefinidamente para entrar en Prisa y le presiona para que estreche lazos con el PP. Si es que gana el Partido Popular en diciembre, lo más probable es que se retire el decreto antiopas y Vivendi pueda entrar sin limitaciones en Prisa, aunque si gana Sánchez, tendrían que esperar otros cuatro años más. Y quién sabe si las finanzas de Prisa podrán seguir resistiendo hasta entonces.

En este sentido, los choques entre Moncloa y Oughourlian son cada vez más frecuentes. El presidente de Prisa sostiene que la única manera de rescatar al grupo es dar entrada a Vivendi, pero Sánchez no está dispuesto a ceder si los franceses no aseguran fidelidad, algo que no se ha producido hasta la fecha. En el medio están los asesores del presidente: Miguel Barroso y José Miguel Contreras, conocidos popularmente como Los Migueles.

Venta de Santillana

El primero fue nombrado por el propio Oughourlian en el Consejo de Prisa como un guiño al presidente tras consumar el asalto a Javier Monzón; y el segundo fue fundador de La Sexta y de LaCoproductora, adquirida por Prisa hace unos meses para pilotar su renacimiento audiovisual. La salida del ejecutivo del Santander se gestó por la alianza entre Moncloa, Amber y Telefónica, a la que se sumó Global Alconaba. La empresa de los ex socios de Contreras en Globomedia, que llegó cuando la operadora de telecomunicaciones decidió desprenderse de sus operaciones en el editor de El País.

Sin embargo, este núcleo duro está tocado desde que Oughourlian comenzara a buscar el apoyo de Vivendi. Prueba de ello es que Miguel Barroso lleva semanas intentando sustituir a Carlos Núñez como consejero delegado de Prisa Media, sociedad editora de El País y la Ser. La salida estuvo a punto de producirse a finales del año pasado, cuando incluso se presentó a un sustituto cercano a estos directivos, pero finalmente el presidente de Prisa logró frenar la rebelión y mantener a Núñez en el cargo.

Oughourlian no tiene especial preferencia por Núñez, pero entiende que si sale su CEO se podría generar un efecto en cadena que termine por arrebatarle el control de la compañía. Barroso y Contreras -avalados por Sánchez- quieren el control de El País y Cadena Ser y entienden que el actual presidente y el consejero delegado son un freno para sus planes.

¿Santander vuelve a Prisa?

En esta misma línea, Barroso tiene su propia solución para los problemas financieros de Prisa: la venta de Santillana en Latinoamérica. Y para ello ya tendría como comprador a un grupo mexicano del que no ha trascendido su nombre. Con ello, cree que se puede pagar una parte importante de los 915 millones de euros –785 millones después del pago anticipado del bono convertible-, sanear la compañía y garantizar una salida rentable de los principales socios. Sin embargo, el gran problema vuelve a ser la forma en la que se podría trocear la deuda entre Santillana y Media.

Y como si todo lo anterior no fuese suficiente, Oughourlian sigue teniendo latente la amenaza del Banco Santander, que no tira la toalla pese a los acontecimientos vividos en los últimos dos años. Este diario ya contó que estaban dispuestos a pagar la ampliación, pero bajo la condición de volver a tener el control. Una verdadera bomba de relojería que se mantendrá al menos cinco años más, ya que el banco y todos los rebeldes se han comprometido a suscribir su parte proporcional en el instrumento de deuda.

Tampoco hay que perder de vista el factor Slim, ni a Mediaset. Este diario también ha informado de las intenciones del magnate mexicano de seguir creciendo en Prisa y muchas voces apuntan a que -en la línea de su amistad con Felipe González- apoye a la vieja Prisa encarnada en los herederos de Jesús de Polanco, los que todavía mantienen un 7,6% de la compañía.

En el caso de Mediaset, su actual presidente Borja Prado sigue intentando convencer a los Berlusconi de que pueden hacer un gran negocio comprando Prisa a precio de saldo (su actual valor en Bolsa es de 392 millones de euros), e incluso -al igual que Barroso- con un potencial interesado en Santillana. Pese a ello, en Italia dudan de la operación y ven que la fidelidad al Gobierno es un peaje demasiado caro para pagar por hacerse con El País y la Ser.

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