El 23% del importe de las pensiones se debe ya a las subidas anuales acumuladas
La revalorización de las pensiones cuesta 2.756 millones al mes. Además se aplican pluses a las mínimas y de maternidad
La revalorización de las pensiones, que en adelante deberá ejecutarse cada año, supone un importante colchón para 11 millones de pensionistas, pero también una elevada carga presupuestaria. Los datos procedentes de diferentes registros a los que ha tenido acceso THE OBJECTIVE muestran que el gasto solo de la revalorización acumulada en las contributivas representa 2.756 millones al mes.
Esto supone que un 23% de la nómina de las pensiones se debe a las subidas anuales de las prestaciones, hasta hace no mucho moderadas. La revalorización totaliza los importes en que se ha incrementado periódicamente la pensión por
efecto de las subidas establecidas en la Ley de Presupuestos Generales del Estado.
Si se tienen en cuenta además los complementos a mínimos y de maternidad, el porcentaje se eleva a un 29% del gasto en prestaciones contributivas. Al ritmo actual, el incremento de la factura solo por las revalorización será de 38.600 millones en 2023, una cifra que irá aumentando cada año. Esa cantidad es idéntica a la que pidió la Seguridad Social al Estado en 2022 para cuadrar cuentas y poder atender a la protección social.
Revalorización de las pensiones y complementos
Las otras dos partidas importantes en el gasto en pensiones son los complementos. El de mínimos lo reciben 2.158.946 de pensionistas, el 23,7% del total. El importe mensual asciende a 523 millones. Por su parte, el bonus para la jubilación tardía -aprobado por José Luis Escrivá para incentivar el retraso del retiro- y los incentivos a la maternidad suponen 159 millones al mes.
Los datos de la Seguridad Social muestran que en la última legislatura el gasto total en pensiones contributivas se ha incrementado un 23%. Ha pasado de los 9.760 millones de diciembre de 2021 a los 12.000 millones del mes pasado. Mientras, la pensión media lo hecho un 20% y se situaba el mes pasado en 1.195 euros.
Además del desembarco de los boomers, que se producirá en aluvión los próximos años y que ya es más evidente en las Clases Pasivas en un contexto de Administración envejecida, el sistema afronta el aumento imparable de la nómina de los nuevos pensionistas. Con largas carreras de cotización y sueldos elevados, los nuevos jubilados -en la actualidad boomers– cobran un 12% más de media que en 2020.
La pensión de jubilación de las nuevas altas que se producen antes de los 65 años ya supera los 1.755 euros. Mientras, los trabajadores que se retiran después de los 65 años obtienen una pensión media de 1.304 euros.
Clases Pasivas vs Seguridad Social
El gasto de las pensiones de los funcionarios ya crece a un ritmo mayor que la de los jubilados del sector privado. El desembarco, en aluvión, de los empleados públicos de la generación boomer en el sistema de Clases Pasivas ha disparado el gasto. También nóminas mayores que las de los empleados privados determinan el mayor incremento.
Así, el gasto mensual en Clases Pasivas aumenta a un ritmo un 25% mayor que el de la Seguridad Social -pensiones contributivas-. La mayoría de los funcionarios lograron plaza en la Administración en los años 80 y ya se han retirado o están a punto de hacerlo. Las diferencias previsiblemente irán aumentando.
El envejecimiento de la plantilla ya es patente en diversos organismos, como SEPE y Seguridad Social, que además afronta cada vez más gestiones y trámites. Cerca de un millón de efectivos de los 2,6 millones actuales tienen edades que oscilan entre 50 y 59 años. Las administraciones perderán hasta 2025 casi 331.000 efectivos tras llegar a la edad de jubilación. Mientras, en la próxima década serán 900.000, en su mayoría funcionarios del baby boom.