Luces rojas en la economía española: el PIB del año 2024 oscilará entre el -1% y el 1%
El Observatorio de la Universidad Francisco de Vitoria anticipa el efecto retardado que tendrá el control de la inflación
El año 2024 no parece que vaya a ser el definitivo año de la recuperación económica. De hecho, el consenso general de los analistas coincide en señalar que nuestro crecimiento, junto a los países de nuestro entorno, se desacelerará con respecto a los datos macroeconómicos de este año. No en vano, la UE sigue destacando el crecimiento español por encima de la media. Una conclusión que no coincide, al menos en los porcentajes, con la última valoración hecha por el Observatorio Económico de la Universidad Francisco de Vitoria, a cuyo estudio ha tenido acceso THE OBJECTIVE.
El organismo dirigido por el economista y profesor universitario José María Rotellar -del que también forman parte Pedro Schwartz, Francisco Cabrillo, Jaime García-Legaz, Gregorio Izquierdo, Fernando Merry del Val y Pedro Cortiñas- presenta cuatro escenarios que abarcan un rango de perspectivas que oscilan desde las más conservadoras hasta las más optimistas, basadas en el estudio de la evolución de los datos de inflación y también de las medidas implementadas para controlarlas, como es el caso de la política monetaria del Banco Central Europea con su paulatina subida de los intereses.
Con esa metodología, las conclusiones a las que llega el Observatorio Económico de la UFV es que la previsión económica anticipa luces rojas al crecimiento español para el año 2024 -en menor medida para 2025-, de manera que el PIB se moverá entre una caída cercana al 1% -en el peor de los escenarios y por otra parte menos probable- y un repunte también cercano al 1% -en el mejor de los escenarios y el más previsible. Porcentajes, no obstante, muy distanciados de las previsiones de los paneles de analistas, que hablan de un 2,2% para el próximo año; también lejos de las previsiones del Banco de España y de la Comisión Europea, y que se mueven entre el 1,8% y el 1,9% respectivamente.
Partiendo ya de una ralentización de la economía española y de una persistencia de la inflación, así como de un elevado endeudamiento y de una falta de reformas estructurales que no acaban por llegar, el tercer informe económico trimestral destaca que la economía española afronta un momento delicado y que las decisiones futuras en política fiscal y monetaria podrían tener un impacto considerable en su desarrollo. Además, menciona la posibilidad de una situación imprevista que podría afectar seriamente a la economía en caso de que no se tomen medidas apropiadas. Situación denominada ‘cisne negro’, y cuyos presagios dibujan un escenario de crecimiento desolador, entre un -3,1% de PIB para 2024 y un -2,5% para 2025.
El PIB que viene
Con estos mimbres, el Observatorio Económico de la Universidad Francisco de Vitoria propone varios escenarios de acuerdo a la probabilidad decreciente de cumplimiento de sus hipótesis y donde sus diferencias se basan en la evolución de la inflación y las medidas que se adopten para su contención.
Así, en lo relativo al año 2023 el Observatorio no aprecia hay grandes diferencias, tampoco con el consenso, diferencias que sí cobran intensidad a partir de 2024, como consecuencia, entre otras razones, de los efectos de la política monetaria del BCE para controlar la inflación.
De esa forma, el Observatorio de la UFV estima como más probable un crecimiento del 0,9% del PIB para 2024, que se corresponde con el escenario neutro-pesimista, mientras que en el escenario más pesimista, el PIB -señala el organismo que dirige Rotellar- podría llegar a caer un 1,2%, contemplado en estos momentos como el menos probable de los cuatro escenarios planteados.
El primero de los escenarios, el muy pesimista, presupone: niveles altos de inflación y continuación con las medidas de política monetaria restrictiva de tipos altos y reducción de balance sin que provoque un problema en el sistema financiero y aplicación ortodoxa de las reglas fiscales. Además, entiende que el impacto de la política monetaria restrictiva aplicada tendría un efecto retardado en 2024. Esta situación conduciría a la reducción del gasto para cumplir con la estabilidad presupuestaria; y a su vez, eso arrastraría la caída del consumo, cercana a los dos puntos, así como la de la inversión, junto a un aumento del desempleo, con una destrucción de la ocupación de casi dos puntos. Un escenario que dejaría el PIB en un -1,2%, de modo que España entraría en recesión, cayendo en efecto más de un punto y estancándose en 2025.
El efecto de la inflación
El escenario pesimista estudiado por la UFV prevé niveles medio-altos de inflación, pero algo más bajos que en el escenario 1, que conlleva una ligera relajación de medidas de política monetaria. Sin embargo, los balances de los bancos centrales mantienen su disminución y se reduce la liquidez del sistema. Por tanto, se produce alguna ligera rebaja de tipos (entre 25 y 50 puntos básicos), pero con reducción de balances. Y por otra parte, se contempla que las reglas fiscales se apliquen de manera ortodoxa. Esto -colige el Observatorio- nos lleva a un crecimiento casi cero en 2024, con caída del consumo y de la inversión, que impacta en el empleo.
En el escenario neutro, la economía española ya lograría contener la inflación, de manera que se relaja la política monetaria restrictiva y no se produce una reducción de balances de los bancos centrales. No obstante -señala el informe-, la economía se resiente debido al efecto que se produce en la financiación privada por empeoramiento de las condiciones financieras y aunque las reglas fiscales retornan, lo hacen de una manera más flexible. No en vano, el crecimiento económico no llegaría al punto en 2024, con el consumo de los hogares plano y una ligera reducción de la inversión y mantenimiento del empleo.
Finalmente, el mejor de los escenarios, el cuarto, escenario positivo de no landing, se daría en un contexto en el cual los bancos centrales mantienen los balances (no los reducen) y la economía sigue creciendo, pero no hay reformas y el crecimiento, en gran medida, se basa en el gasto público y en la expansión monetaria. De cualquier modo, el escenario determina que así se logra un control de la inflación y se ajustan las tasas de interés. Con ello, mejoran las expectativas económicas de los agentes económicos, convirtiéndose en positivas, pese al traslado del endurecimiento de la financiación al sector privado. Ahora bien, la previsión pasa porque las reglas fiscales se aplican de una forma completamente laxa, por lo que no logra cortar ni gasto público ni corregir suficientemente los desequilibrios.
El cisne negro
Ese crecimiento -el cuarto y más optimista- estaría más cercano a los del consenso de los paneles de analistas y organismos, pero a la baja de todos ellos, por contemplar un efecto más profundo de los efectos retardados de las medidas de política monetaria adoptada entre 2022 y 2023. De esta forma, el crecimiento de 2024 rondaría un punto porcentual, con aumento del consumo y del empleo.
Por último, y como escenario no contemplado, el informe del Observatorio también recoge que, un aplazamiento permanente del ajuste fiscal, una relajación de la política monetaria y una ausencia de reformas podrían hacer cobrar una mayor probabilidad a la aparición de una grave perturbación que llevase a un modelo de ‘cisne negro’. Y esto, entienden los expertos que han colaborado en el estudio, sucedería, en la medida en la que no se tomen decisiones que implique una vuelta a la ortodoxia fiscal y monetaria, se aplacen reformas estructurales y se desee apostar por la anestesia del gasto público en el corto plazo.