Criteria mueve ficha en Naturgy para frenar la entrada del Gobierno en el capital
En el mundo empresarial existe la certeza de que el Estado quiere entrar en el accionariado de la energética
Criteria Caixa lleva varias semanas buscando un aliado que le acompañe en el capital de Naturgy y que se haga cargo del porcentaje accionarial que actualmente ostenta el fondo GIP, adquirido en febrero por BlackRock. El objetivo es construir un núcleo de control que traiga la paz accionarial a la energética –agitado en las últimas semanas por IFM– pero además evitar que el Gobierno tenga la tentación de entrar en el capital de la compañía cotizada, según cuentan a THE OBJECTIVE fuentes conocedoras de estos movimientos.
En el sector se considera que la inestabilidad del capital de Naturgy, por las disputas que se vienen produciendo entre sus accionistas de manera soterrada en el último año, es un caldo de cultivo para que el Estado decida realizar un movimiento similar al ejercido en Telefónica, donde este lunes declaró un 5%. Así se convirtió en su principal accionista individual solo cuatro meses después de comunicar oficialmente su desembarco en la operadora de telecomunicaciones.
Las fuentes consultadas indican que en el mundo empresarial existe la certeza de que el Estado quiere entrar en Naturgy, aunque oficialmente no se ha confirmado. Este diario advirtió a finales del año pasado que el plan del Ejecutivo pasaba por comenzar a tomar de manera paulatina diversas participaciones en grandes empresas cotizadas y pertenecientes a sectores estratégicos con el objetivo de blindar su españolidad y consolidar la estabilidad de su capital.
STC y Telefónica
Frente a esta coyuntura, se quiere evitar otro caso Telefónica por lo que Caixa se ha apresurado en buscar un socio que les permita garantizar esta estabilidad accionarial sin el Estado. Si se alcanza la paz con un nuevo socio en sintonía con Criteria se evitaría que el Gobierno utilice la inestabilidad como argumento para forzar una entrada que –indican en el sector– podría generar más problemas que beneficios.
Sin embargo, directivos del Ibex consultados por este diario indican que el movimiento podría terminar volviéndose en su contra. Como se ha publicado, el eventual socio que se podría hacer con el 21% de GIP estaría cercano a los fondos de inversión soberanos árabes, a través de alguna de sus empresas relacionadas con la energía. En principio, esto aplicaría el mismo parámetro que en Telefónica con la entrada de STC, por lo que el Estado tendría aún más argumentos para desembarcar en Naturgy.
De todas maneras, si sale adelante la entrada de un socio auspiciado por Caixabank todo dependerá de su capacidad de negociación y de cómo puedan asegurar –junto al nuevo actor– que se protegen los intereses de España, de un sector estratégico como la energía (en este caso del gas) y de que estos pactos y la salida de CVC (BlackRock) garantizan la estabilidad accionarial.
IFM y Naturgy
Como ya ha explicado este diario, el Gobierno debería autorizar este movimiento mediante el comité de inversiones extranjeras y se entiende que pedirá compromisos de inversión y de permanencia en Naturgy, como se pidieron a IFM y se planteaban exigir a BlackRock. En el sector nadie cree que podría bloquearse una operación de este tipo, pero puede darse el caso de que al igual que en Telefónica, tras conversaciones preliminares el Estado decida entrar en su capital a través de la SEPI.
Lo cierto es que con un 26,7% del capital, Criteria Caixa busca apoyos para hacer frente a la inestabilidad generada por el fondo australiano IFM como parte de su estrategia para asegurar la estabilidad de empresas en las que participa. Esto pasa por sustituir en el capital al menos a uno de los dos fondos que actualmente tienen el 20% en Naturgy por un socio estratégico y en sintonía con el brazo inversor.
En el caso de CVC, las fuentes consultadas indican a que hoy por hoy es imposible, ya que, si bien su ciclo de inversión está llegando a su fin, el valor actual de la acción hace imposible abandonar la energética con plusvalías. CVC compró en febrero de 2018 a Repsol a un precio de 19 euros la acción y actualmente Naturgy está a 20,8 euros, lo que hace inviable cualquier transacción por un paquete que ahora mismo tiene casi el mismo valor que hace seis años.
CVC y GIP
En cuanto a GIP, el grupo inversor fue adquirido a comienzos de año por BlackRock y el peso de esta última en las cotizadas pasa por tener porcentajes que no superen el 5% del capital. En esta línea, el 21% de GIP tiene un ‘excedente’ de unos 15 puntos de participación que BlackRock podría vender incluso con minusvalías debido al escaso peso que esta inversión tiene en el gigante estadounidense. Un 15% que a precios actuales de mercado está valorado en unos 3.000 millones de euros.
Fuentes del sector aseguran que uno de los motivos que ha provocado que CVC y GIP quieran salir de Naturgy se debe a la fuerte inversión que quiere llevar a cabo la compañía en energías renovables. El gas, que es el activo más fuerte de la energética, tiene un horizonte temporal y estará rodeado de trabas durante los próximos años. Los inversores árabes, mientras tanto, están movilizando sus recursos para acometer fuertes inversiones en energía verde.
Iberdrola firmó de forma reciente con la compañía emiratí, Masdar, una alianza de 15.000 millones para este tipo de inversiones. Fuentes financieras aseguran que solo a partir de estos gigantes del sector, donde se encuentran los fondos soberanos, se podrán alcanzar los objetivos de descarbonización. Por otro lado, y en pleno enfriamiento por el negocio del hidrógeno, la energética busca apostar por otros gases renovables que sí están al alza, como el biometano.