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Economía

Los líderes mundiales en salud pública apoyan las alternativas al tabaco para reducir el daño

Defienden que gravar los productos en proporción a sus riesgos ayudaría a la gente a pasar a opciones más seguras

Los líderes mundiales en salud pública apoyan las alternativas al tabaco para reducir el daño

Los principales líderes en salud pública apoyan las alternativas al cigarro para salvar vidas. | EP

Los principales líderes mundiales en salud pública y expertos médicos se han dado cita esta semana en la primera edición del Brunel First Annual Health Economics and Policy Forum, organizado por las universidades de Oxford y Brunel, para intercambiar conocimientos y estrategias innovadoras sobre cómo abordar las necesidades actuales de salud pública.

Entre las principales conclusiones del simposio, los científicos, que presentaron varios estudios en relación al tabaquismo o al consumo excesivo de alcohol y serán publicados próximamente en un número especial de la revista Discover Social Science and Health, señalan que «las prohibiciones no son la forma más óptima o eficaz de conseguir resultados» y proponen aplicar una estrategia política más innovadora y cercana a la realidad del consumidor, por ejemplo, «incentivando la transición de productos de alto riesgo a productos de riesgo reducido».

En este sentido, apuestan por la aplicación de una fiscalidad basada en los daños, por ejemplo, «favoreciendo alternativas al tabaco menos nocivas y la transición a sustancias de riesgo reducido». De esta forma, Catia Nicodemo, catedrática en Economía de la Salud, Oxford University, señala que aplicar los llamados sin taxes o ‘impuestos al pecado’, que son impuestos selectivos sobre las ventas que gravan bienes específicos considerados perjudiciales para la sociedad, cambian el precio de los productos «pero no cambian la mentalidad de los consumidores». «Estos impuestos afectan principalmente a los hogares con rentas más bajas y, al final, lo que consiguen es reducir la igualdad», explica.

Impuestos al ‘pecado’

Entonces, ¿cuáles son las alternativas a los impuestos al pecado? «Hay muchas alternativas, como las campañas de concienciación, pero, de entre todas, utilizar productos que supongan un riesgo mucho menor y gravarlos de forma amigable o gravarlos en proporción a sus riesgos ayudaría, sin duda, a que la gente se pasara a opciones más seguras», responde la experta, que asegura que cuanto mayor sea la diferencia impositiva entre los cigarrillos tradicionales y las alternativas menos nocivas, «mayor será el incentivo financiero para que los fumadores se pasen a las opciones más seguras, mejorando así sus perspectivas de salud a corto y largo plazo».

Esta cumbre, moderada por el prestigioso catedrático en economía especializado en economía de la salud de la Universidad de Brunel, Francesco Moscone, ha tenido lugar en un momento de especial importancia para el sector en España. En abril, el Gobierno aprobó el Plan Integral de Prevención y control de tabaquismo (PIT) 2024-2027 que, entre otras medidas, contempla equiparar el cigarrillo electrónico y los nuevos productos al tabaco convencional. 

«Hay que ser conscientes de las nuevas formas de consumo de nicotina como son los cigarrillos electrónicos (DSLN) y el tabaco calentado. El objetivo de estos productos es intentar hacer un lavado de cara del consumo de nicotina debido a la mayor concienciación por parte de la población sobre los riesgos del tabaco tradicional», se lee en el texto consultado por THE OBJECTIVE.

«Es importante equiparar su promoción y publicidad a la de las formas de consumo más tradicionales tanto en los dispositivos que utilicen líquidos, cartuchos o recambios con nicotina como los que no la contengan», sigue el documento, que no se hará realidad hasta que no se materialice en leyes. Aunque todo parece indicar que algunas de las propuestas se acometerán mediante decretos o reformas de la normativa actual.

Mil millones de ahorro

Francesco Moscone, que junto con la Universidad de Brunel realizó un estudio sobre lo que ocurriría si una parte de los fumadores de Inglaterra se pasara al vapeo, señala que si el 50% de los fumadores de Inglaterra se pasara al vapeo, el NHS (Servicio Nacional de Salud) podría ahorrar más de 500 millones de libras (583 millones de euros) al año.

Otro estudio que realizó en Italia demostró que, si el Gobierno anima a los italianos a cambiar el cigarrillo por el tabaco calentado o los vapers, a beber menos vino y a practicar deporte, su servicio sanitario podría ahorrar más de mil millones de euros al año. Por ello es que el experto concluyó su introducción diciendo que se podría reducir el riesgo de un país «utilizando productos de riesgo reducido». En este sentido, Moscone hace hincapié en el concepto ‘reducir’, y es que para el científico «un país sin riesgo no es razonable».

En esta línea también se pronunciaron la catedrática de Medicina Preventiva de la Universidad Nacional de Seúl, Aesun Shin, y el Dr. Joan Madia (Universidad de Oxford). Durante el foro, el profesor Madia presentó los resultados de un reciente estudio llevado a cabo por la Universidad Nacional de Seúl, que demuestra que el 31% de las enfermedades no transmisibles (ENT) podrían evitarse si los fumadores cambiaran a alternativas menos nocivas o que el 57% de las ENT podrían evitarse si los consumidores de alcohol cambiaran a bebidas con menor graduación alcohólica.

Fiscalidad basada en daños

«Todos conocemos los riesgos de beber alcohol, y aunque conozcamos los riesgos, somos seres sociales y, por ejemplo, beber y fumar forman parte de nuestra vida social, por lo que prohibirlos no es razonable, pero tenemos que educar a la gente para que tome decisiones más informadas y elija mejores opciones. Educar a la sociedad para que, por ejemplo, cambie a alternativas menos nocivas al tabaco sería sin duda una buena solución», explica el experto.

Por último, la Dra. Zafira Kastrinaki, experta del Consejo de Economía del Ministerio de Economía y Hacienda de Grecia y que en el simposio presentó los resultado de su estudio ‘Estilos de vida, gasto sanitario y creación de asistencia sanitaria: datos de Grecia’, indica que «gravar estos productos [bebidas azucaradas y el consumo de tabaco de combustión] los hace menos accesibles económicamente y atractivos para los consumidores», pero insiste en que hay que tener en cuenta «que los productos más perjudiciales deben gravarse más para incentivar mejores comportamientos».

«También es importante una combinación adecuada de políticas, por ejemplo, creando una diferenciación entre los productos de tabaco con combustión y los productos de tabaco sin combustión o limitando el contenido máximo de azúcar permitido en alimentos», concluye la experta.

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