THE OBJECTIVE
Jaime Mariño Chao

¿Cuál es tu excusa?

El día de Navidad de 2005, mientras medio planeta abría los regalos de Papá Noel, el soldado Noah Galloway despertaba en una cama del hospital militar, tras seis días en coma.

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¿Cuál es tu excusa?

El día de Navidad de 2005, mientras medio planeta abría los regalos de Papá Noel, el soldado Noah Galloway despertaba en una cama del hospital militar, tras seis días en coma.

El día de Navidad de 2005, mientras medio planeta abría los regalos de Papá Noel, el soldado Noah Galloway despertaba en una cama del hospital militar, tras seis días en coma. El estar vivo no era un mal regalo, después de que una explosión en una polvorienta carretera iraquí se llevara por delante su brazo y su pierna izquierdos.

Pero él no lo consideró un regalo, precisamente, sino casi una maldición. Hasta hacía pocos días era un joven soldado de Alabama, guapo, atlético y bienhumorado, que adoraba el fitness y todo tipo de deportes. Ahora, era un soldado mutilado, con un muñón en el brazo y una pierna ortopédica.

Durante cinco años se dedicó a tres cosas: beber, fumar y dormir. Pero un día, a medianoche, se miró al espejo del cuarto de baño y no le gustó lo que vio. Así que tomó una decisión: “No más excusas”. Buscó un gimnasio de los que están abiertos 24 horas y, a las dos de la madrugada, solitario y en silencio, comenzó su primer entrenamiento. Hoy es portada del número de noviembre de Men´s Health.

“Voy a centrarme en lo que tengo en la vida, no en lo que he perdido”, se dijo. Y lo que tiene, entre otras cosas, son tres hijos y una estupenda familia. Como él ha declarado varias veces: “tengo tres motivaciones principales…y las tres me llaman papá”. Noah Galloway ha participado en algunas de las pruebas más duras del mundo, entre ellas seis Spartan Race o el Marathon del Cuerpo de Marines.

“No más excusas”…se dijo Noah. Todos somos expertos en excusas para evitar centrarnos en luchar por nuestros sueños. Hace calor, o hace frío, o no tengo tiempo, o tengo que trabajar, o esperaré hasta el próximo verano. Fingimos convencernos y vamos tirando hasta que la vieja excusa ya no nos vale y necesitamos una excusa mayor. Y así pasan los meses y los años.

¿Cuál es tu excusa? No lo sé, seguro que cada lector tiene la suya preferida. Yo conozco las mías y os aseguro que son tozudas, fuertes, escurridizas y persistentes. Pero la historia de Noah ha sido como “mi noche frente al espejo”.

No más excusas, amigo. Levántate y mírate en el espejo. Hoy es uno de noviembre y es un precioso día para comenzar un sueño.

No más excusas. Adelante.

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