THE OBJECTIVE
Gabriel González-Andrio

Descansen en paz

Algunos ya no respetan ni el “descanse en paz, amén”. Debo reconocer que en algunos velatorios a los que he asistido no hubiera sido extraño ver una escena como la foto que ilustra la noticia. No digo yo que velar a un cadáver se deba convertir en un paño de lágrimas, pero otra cosa es convertir aquello en una especie de mercadillo donde todos hablan a grito pelado.

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Algunos ya no respetan ni el “descanse en paz, amén”. Debo reconocer que en algunos velatorios a los que he asistido no hubiera sido extraño ver una escena como la foto que ilustra la noticia. No digo yo que velar a un cadáver se deba convertir en un paño de lágrimas, pero otra cosa es convertir aquello en una especie de mercadillo donde todos hablan a grito pelado.

El boom de los selfies es para hacer un estudio sociológico. Seguro que alguien ya lo ha planteado para un tesis doctoral o un “paper” en una revista científica. Porque la gente ha dejado de hablarse, sólo hacen autofotos para decir “yo estuve allí”. Parece que el invento es más viejo que la cal, pero los chinos –que para esto de reinventar son únicos- han logrado que el dichoso palito se convierta en una fiebre incurable y contagiosa.

Ahora unos tíos deciden abrir un concurso en las redes para premiar los mejores selfies junto al cadáver de un familiar, una amigo o un vecino. Me parece de muy mal gusto sacar a tu madre, tu abuelo o tu vecina fea y gorda del quinto en el lecho sin su consentimiento expreso.

Algunos ya no respetan ni el “descanse en paz, amén”. Debo reconocer que en algunos velatorios a los que he asistido no hubiera sido extraño ver una escena como la foto que ilustra la noticia. No digo yo que velar a un cadáver se deba convertir en un paño de lágrimas, pero otra cosa es convertir aquello en una especie de mercadillo donde todos hablan a grito pelado.

Se ha puesto de moda convertir lo más íntimo y sagrado en reuniones o eventos sociales. Ay si algún difunto levantara cabeza justo en mitad de la charanga. A más de uno se le iba a momificar la cara.

Lo mismo que es chocante que haya bodas donde la gente se viste como si fuera a la pasarela Cibeles. Buscan el tocado más estrambótico o el último vestido que llevó Letizia. Todo esto demuestra varias cosas. Que la gran mayoría no tienen personalidad (son catetos disfrazados). Todo lo que suene a evento religioso les hace sentirse como un pulpo en un garaje. Y no lo disimulan. Muy triste.

Descansen en paz.

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