THE OBJECTIVE
María Jesús Espinosa de los Monteros

¿A quién pertenece el arte?

«¿Debe el arte urbano mercantilizarse y ser expuesto? ¿Qué sentido tiene que tales obras pasen de la calle a las galerías de arte?»

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¿A quién pertenece el arte?

Alessandra Tarantino | AP Images

¿Por qué casi nadie entiende el arte contemporáneo? Tal vez, porque tiene una compleja narrativa, indescifrable para quien no lo frecuenta. El Festival Dart que ha podido verse en Filmin durante las últimas semanas ha puesto el foco precisamente en eso: explicar lo que se esconde delante y detrás de ese arte que sólo unos pocos tienen el privilegio de conocer en profundidad.

Cierta polémica se ha establecido en nuestro país en torno a la muestra que El Círculo de Bellas Artes ha estrenado esta semana sobre el célebre y misterioso Banksy, exponiendo sin permiso del artista 70 de sus obras en manos de coleccionistas privados en una muestra que suscita, lógicamente, ciertos debates legales y morales. ¿Debe el arte urbano mercantilizarse y ser expuesto? ¿Qué sentido tiene que tales obras pasen de la calle a las galerías de arte? ¿Es arte cautivo? Esa es la reflexión que propone la muestra a la que, por cierto, sólo se entra abonando una entrada de 16.50 euros. El problema surge cuando algunas de las obras de Banksy estaban en la calle: pintadas, paredes, muros. ¿A quién pertenecen entonces? ¿Se puede poseer el espacio público?

En el Festival Dart, en la categoría internacional, la obra premiada fue The Proposal, de la artista Jill Magid, rodada en México en 2018. Está dedicada al arquitecto Luis Barragán y al misterio en torno a su legado: tras morir en 1988, la documentación relacionada con su obra se ocultó en un búnker suizo. Los dueños son el matrimonio que fundó la reconocida marca de diseño de muebles Vitra. Magid ha tratado de recuperar su figura a través de una serie de cartas que envía a Federica Zanco, dueña del Archivo Barragán que contiene 3,500 dibujos originales; 7,500 fotografías; 3,500 negativos; 290 publicaciones; notas, correspondencia y una serie de muebles, entre otros objeto.

En el film, Magid habla con los familiares de Barragán que no poseen absolutamente nada del legado del arquitecto, pues Zanco y su marido lo compraron todo por 2,5 millones de dólares. Magid convence a los familiares para sacar parte de las cenizas de Barragán y convertirlas en un diamante. Después viaja hasta Basilea, al núcleo de la compañía Vitra y allí le hace la propuesta a Zanco: si permites que México y sus gentes conozcan las obras que tienes escondidas de Barragán, a cambio, te regalo a Barragán hecho joya. La película cuestiona si un solo dueño debe tener el control exclusivo de una obra de tal calibre. El film es ya una pieza artística que nos habla de las posibilidades de democratización del arte y, sobre todo, de quién debe ser el dueño de las obras artísticas.

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