THE OBJECTIVE
Manuel Llamas

El sueldo en el fútbol no es cuestión de sexo

«La única razón por la que los futbolistas ganan más es porque generan mucho más dinero. Es totalmente lógico, equitativo y justo que sea así»

Opinión
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El sueldo en el fútbol no es cuestión de sexo

Las campeonas del mundo llegan a Madrid tras su victoria.

El escándalo que ha generado el polémico comportamiento del presidente de la Real Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales, durante la final del Mundial femenino no sólo ha empañado la histórica victoria de la selección española, sino que ha terminado tapando otro debate recurrente en el ámbito deportivo cuando se producen este tipo de acontecimientos: la famosa igualdad salarial entre hombres y mujeres.

La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, aprovechando el éxito cosechado por el fútbol femenino, no dejó pasar la oportunidad de reivindicar, una vez más, este particular objetivo, hasta el punto de calificar como «discriminación retributiva» la palmaria desigualdad salarial que existe en el deporte rey entre jugadores de distinto sexo. 

Es cierto, la ministra tiene razón. Hombres y mujeres cobran salarios muy diferentes por hacer lo mismo, que no es otra cosa que pagarle patadas a un balón. Pero lo que no dice la ministra, o más bien no entiende, es que es totalmente lógico, equitativo y justo que sea así. El sueldo en el fútbol, al igual que en el resto de profesiones, no es cuestión de sexo, sino de valor añadido. Es decir, de la capacidad que tiene cada cual, sea hombre o mujer, alto o bajo, guapo o feo, para generar ingresos mediante la producción de bienes y servicios que resultan valiosos para los demás, y, por tanto, son demandados.

La única razón por la que los futbolistas ganan más es porque generan mucho más dinero. La FIFA ingresó cerca de 7.500 millones de dólares en el pasado Mundial de Qatar, mientras que la facturación del campeonato femenino celebrado en Australia y Nueva Zelanda apenas rondó los 570 millones, una cifra histórica, pero trece veces inferior.

Y lo más curioso es que el reparto de ingresos entre la organización y los jugadores beneficia especialmente a la mujeres. En este caso, las futbolistas se embolsaron en premios el 27% de la facturación, unos 152 millones de dólares, frente al 6% de sus homólogos masculinos, con 440 millones en Qatar. Así pues, aunque los hombres se metieron más dinero en el bolsillo, lo cierto es que las mujeres cobraron casi 5 veces más en términos relativos, es decir, en función de los ingresos generados. ¿Discriminación? No hacia el sexo que denuncia el Gobierno, desde luego.

El negocio del fútbol femenino ha crecido de forma sustancial en los últimos años, pero aún está a una distancia sideral de las cifras que maneja su vertiente masculina. Según los datos de la FIFA, este Mundial ha atraído a cerca de 2 millones de aficionados a los estadios, una media de 30.000 asistentes por partido, frente a los 53.000 registrados en Qatar. Pero la gran diferencia radica en las audiencias televisivas y los derechos audiovisuales, que generan el 80% de los ingresos del campeonato.

«Tanto produces, tanto vales. Y lo bueno de esta máxima es que no distingue ni discrimina entre sexos. Por la misma razón que el fútbol paga mejor a los hombres, la industria de la moda paga mucho mejor a las mujeres»

Con más de 5.000 millones de espectadores y miles de millones en publicidad, el Mundial masculino sigue estando muy por encima del torneo de mujeres. Y lo mismo sucede a nivel nacional. La Liga factura unos 2.000 millones de euros en ingresos audiovisuales frente a los pírricos 6 millones al año que, hoy por hoy, genera la división femenina. Esto, y ninguna falsa conspiración heteropatriarcal, es lo que explica la diferencia de sueldos. 

Y no, una vez más, no tiene nada que ver con el sexo. La estrella azulgrana Alexia Putellas, vigente ganadora del Balón de Oro por segundo año consecutivo, cobra 800.000 euros al año, mucho más que cualquiera de sus compañeras de selección y que la inmensa mayoría de jugadores profesionales de ligas inferiores, porque, simplemente, genera más dinero en publicidad y taquilla para su club. Ni más ni menos. 

La desigualdad salarial también existe entre futbolistas del mismo sexo, sin que esto suponga problema o debate alguno. Cristiano Ronaldo, Messi o Mbappé disfrutan de sueldos astronómicos, muy superiores al del resto, porque su capacidad para vender camisetas, publicidad y entradas también resulta infinitamente mayor. Y lo mismo sucede si comparamos entre deportes: los profesionales del fútbol, sean hombres o mujeres, cobran más que los jugadores de petanca.

Tanto produces, tanto vales. Y lo bueno de esta máxima es que no distingue ni discrimina entre sexos. Por la misma razón que el fútbol paga mejor a los hombres, la industria de la moda paga mucho mejor a las mujeres. Kendall Jenner, con 40 millones de dólares al año, factura veinte veces más que el modelo Sean O’Pry. Como bien explicó en su día Rafa Nadal en respuesta a una polémica similar en el mundo del tenis, «se tiene que ganar más o se tiene que ganar menos por la calidad de tu trabajo o por lo que tú seas capaz de vender o generar. Lo demás es hipocresía». Amén.

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