THE OBJECTIVE
José Luis Villa

La cesión de Cercanías a Cataluña es un despropósito

«La red ferroviaria se convertirá en un archipiélago ingobernable a nivel nacional e ineficiente por la diversidad de sus centros de decisión»

Opinión
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La cesión de Cercanías a Cataluña es un despropósito

Ilustración de Alejandra Svriz.

Siendo extremadamente peligrosas para la convivencia nacional -contrariamente a lo que pregonan los corifeos del sanchismo-, las cesiones en materia judicial, política y económica a los separatistas catalanes, considero igualmente grave la que se refiere a la cesión de la titularidad de las Cercanías (Rodalies) a la Generalitat. No solamente porque este traspaso es ilegal, como dijo antes de las elecciones del 23-J la ministra de Transportes Raquel Sánchez, sino porque, además, será perjudicial para la prestación de los servicios ferroviarios a los ciudadanos y supone añadir una muesca más a la larga lista de cesiones a los dirigentes separatistas para alcanzar su objetivo independentista, haciéndolo cada vez más irreversible. Una vez más, la varita mágica de la arbitrariedad y el todovalismo del aprendiz de brujo Sánchez, que cumple al pie de la letra la definición dada por Groucho Marx sobre los políticos a los que acusa de «buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados», nos va a meter en un lío de consecuencias nefastas.   

El haber prestado durante 32 años mis servicios profesionales en Renfe, entre ellos ser director de la antigua Quinta Zona de Renfe (Cataluña), y haber escrito un libro sobre la historia de esta empresa en el último tercio del siglo XX, en los que se pasó de la autarquía a la alta velocidad, me faculta para opinar sobre un tema que conozco bien. Ninguno de mis antiguos colegas, por la cuenta que les trae, lo hará desde Adif o Renfe, las dos empresas actuales que gestionan el sistema ferroviario, a pesar de que la inmensa mayoría de ellos opinarán lo mismo que expreso aquí. Los únicos que se han pronunciado han sido los responsables sindicales, diciendo el portavoz del Sindicato Ferroviario que «se dejarán secuestrados a centenares de compañeros que están forzosos en Cataluña» y convocando los Comités de Empresa de Renfe y Adif cinco días de huelga en los próximos días.

El Gobierno catalán se viene quejando sistemáticamente de las cercanías de Renfe para, siguiendo su hoja de ruta, desprestigiar a las empresas públicas nacionales que operan en Cataluña, pero lo cierto es que, en diferentes declaraciones, el director de la Oficina de Coordinación del Plan de Rodalies 2020-2030, Pere Macias, ha resaltado que este plan de más de 6.300 millones de euros de inversión se está cumpliendo, que las incidencias en la red catalana son, en su mayoría, consecuencia de las obras en curso, no de la gestión, y que su comparación en términos de fiabilidad con las cercanías de Madrid o los Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya (FGC) no es posible por su diferente configuración de infraestructura y tipología de servicios.

«Separar una parte de un sistema complejo totalmente integrado técnicamente es un disparate»

Y yo añado que se producen también bastantes incidencias, como se puede apreciar por las noticias de prensa, y algunos accidentes graves en este ferrocarril gestionado por el Gobierno catalán. Basta recordar el accidente de FGC en Sant Boi de Llobregat del 16 de mayo de 2022 con un muerto y 90 heridos. Me gustaría que explicaran estas lumbreras del Gobierno catalán cómo van a conseguir mejorar los servicios de Renfe por el simple hecho de un cambio de titularidad política cuando no han demostrado ser más eficientes con un ferrocarril de menor entidad como el que ya gestionan y cuyo ancho de vía ni siquiera coincide con el ibérico de Renfe, salvo en la línea Lérida-La Pobla de Segur.  

Ya separar una parte de un sistema complejo totalmente integrado técnicamente es un disparate, porque su concepción actual es de complementariedad de todos los recursos con una visión global, pero es que, además, esta disgregación puede continuar cuando, a buen seguro, lo soliciten otras autonomías, a las que, por un principio de igualdad, no se les podrá negar. La red ferroviaria se convertirá en un archipiélago ingobernable a nivel nacional e ineficiente por la diversidad de sus centros de decisión y la pérdida de las economías de escala. 

Para más despropósito, se está cambiando en España, con un elevado esfuerzo inversor, el ancho de vía desde 1992 para conectar sin fronteras técnicas con la red europea -precisamente, a petición de Pujol en su día, como bien sabe Pere Macias- y ahora vamos a levantar barreras ficticias en nuestro país para contentar a estos nacionalistas insolidarios e insaciables. Cuando en Europa se está imponiendo la liberalización ferroviaria y la eliminación de barreras para la integración de todos los ferrocarriles nacionales en una gran red europea, vamos a tener en España un reino de taifas catalán por la razón exclusiva de un cambalache político. ¿Estamos locos?

El otro peligro es precisamente ese, el de la voracidad de estos dirigentes separatistas, porque, aparte de ser previsible que intenten imponer en el servicio el idioma catalán en exclusiva y mostrarse remisos a colaborar con el resto de la red española, tal como vienen haciendo en otros sectores de actividad, continuarán presionando por todos los medios y aprovechándose de cualquier debilidad del Estado para seguir con la lista de cesiones (carreteras, telecomunicaciones, aeropuertos, puertos…) hasta que haya desaparecido cualquier vestigio de España en Cataluña. En ese momento la independencia será un hecho sin necesidad de un referéndum, cumpliéndose así su ominoso objetivo.

José Luis Villa ha sido director general de Renfe.

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