THE OBJECTIVE
Víctor García Nebreda

La realidad del negocio de las gasolineras

«El sector está en un proceso difícil donde tiene que hacer frente a una transición energética que le afecta de pleno y con grandes incertidumbres»

Opinión
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La realidad del negocio de las gasolineras

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Últimamente se vienen publicando, en algunos medios de comunicación, informaciones que aseguran que el sector de estaciones de servicio va viento en popa. Esta deducción se basa en que la facturación del sector, si bien es menor que en 2022, es mayor que antes de la pandemia. Incluso se da la cifra de un 40% de aumento. También se justifica con la teoría de que si se siguen abriendo estaciones es porque el negocio es bueno.

Desgraciadamente, es bastante común en la sociedad que soportamos la falta de rigor en los argumentos, puede que hasta nos estemos acostumbrando a ello, pero voy a tratar de explicar la situación real del sector a día de hoy.

Es cierto que la facturación es mayor que antes de la pandemia y menor que en 2022, pero sólo se debe al aumento del precio del producto, es decir, nuestro precio de compra se ha incrementado y por lo tanto también el de venta, pero eso no significa aumento de márgenes, que es lo que puede incrementar el beneficio final, más bien significa todo lo contrario. Me explico:

  • El mayor coste del producto significa, de entrada, más dinero inmovilizado en las existencias.
  • Las transacciones a través de medios de pago, no efectivo, han aumentado de forma muy considerable. El coste de estas operaciones es un tanto por ciento del total de la venta, por lo que a precio más alto costes más altos y esto va directamente contra la cuenta de resultados.
  • Las ventas de combustibles, a través del canal de estaciones de servicio, han disminuido con respecto a las de antes de la pandemia y lo vienen haciendo desde la crisis del 2008. Es normal en este momento teniendo en cuenta el alto coste del producto, unido al menor poder adquisitivo de los ciudadanos por el aumento de las hipotecas y la alta inflación que venimos sufriendo en los últimos años.
  • Además, aunque la entrada del vehículo eléctrico o híbrido enchufable está siendo mucho más lenta de lo esperado, también disminuye las ventas.
  • Los costes laborales se han incrementado en un 11% en los dos últimos años. El sector ha hecho un gran esfuerzo para evitar la pérdida de poder adquisitivo de sus trabajadores, pero es evidente que la situación económica no ha permitido compensar estas subidas.
  • Los márgenes comerciales, es decir la diferencia entre el precio de compra y el de venta, han disminuido en la mayoría de los casos. Es normal teniendo en cuenta que hay que tratar de incentivar la venta ante la importante subida del precio del producto.
  • Los ingresos adicionales, como el lavado o la venta en tienda, han sufrido las mismas rebajas por los mismos motivos, menor poder adquisitivo, etc.
  • Es verdad que ha aumentado el número de estaciones desde la reforma de la Ley de Hidrocarburos realizada en el año 2013 y a través de la cual se trató de incentivar la apertura de gasolineras, sobre todo desatendidas, es decir, sin personal presente en la instalación. Esta medida, de dudosa constitucionalidad por sus implicaciones de competencias en materia de urbanismo, como ya dictaminó el TC en octubre de 2012, ha supuesto que este tipo de gasolineras que en ese momento eran prácticamente inexistentes, sean, a día de hoy más de un 15% del total y sobre todo que este tipo de negocio se instale en nueve de cada 10 nuevas aperturas. España tiene una red de algo más de 12.000 gasolineras, lo que a todas luces es una sobredimensión para nuestro parque automovilístico, Alemania que nos duplica en habitantes y más aún en vehículos, no llega a 17.000. 
  • Este aumento de la red ha supuesto que la venta media haya pasado de tres millones de litro año a 1,8 millones año. En un negocio con márgenes pequeños que se basa en grandes números, esto supone que a medio plazo vamos a ver cierres de negocios o en el mejor de los casos cambio a instalaciones sin personal porque será la única manera de salvar la cuenta de resultados.

Concluyendo, el sector no atraviesa por su mejor momento, incluso está en un proceso difícil donde además tiene que hacer frente a una transición energética que nos afecta de pleno, con unas grandes incertidumbres porque no está muy claro hacia donde vamos, ni cuánto va a durar el viaje y sobre todo qué inversiones van a ser necesarias para acometer todos estos cambios y si va a ser posible amortizarlas.

Es lógico que se hable de los precios de los combustibles, aunque no se diga que recaudan más de 20.000 millones de euros en impuestos, también es lícito que se opine sobre el sector con total libertad y exponiendo cada uno su punto de vista, pero sí nos gustaría que se hiciera desde un mínimo rigor económico.

Víctor García Nebreda es secretario general de Aevecar (Agrupación Española de Vendedores al por menor de Carburantes y Combustibles) y de Aeescam (Asociación de Empresario de Estaciones de Servicio de la Comunidad de Madrid).

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