THE OBJECTIVE
Ignacio Vidal-Folch

Por qué pierde los estribos Patxi

«Lanza su perorata justificativa y aturullada sabiendo que nadie sensato le cree. Por eso usa el tono altanero de ‘usted no sabe con quién está hablando’»

Opinión
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Por qué pierde los estribos Patxi

Ilustración de Alejandra Svriz.

Es todo un acierto que a Patxi López, hombre sin duda dotado de grandes virtudes, además de la nada desdeñable superioridad innata de ser de Bilbao, pero también marcado por alarmantes limitaciones, se le haya confiado precisamente la tarea de explicar a la prensa las decisiones tomadas en el Congreso de los Diputados.

Cada vez que le vemos dando explicaciones le vemos en realidad montando una bronca un poco tabernaria a cuenta de la oposición, que son fachas muy malos, y también con alguno de los periodistas que, sentados en sus pupitres, encogidos a sus pies como tímidos alumnos a los pies del profe, tienen consignada la amarga tarea de hacerle preguntas y escuchar sus filípicas.

Como esos periodistas han sido debidamente escolarizados y tienen respeto a la autoridad, le tratan de usted. Él, por el contrario, campechano y confianzudo, les tutea. Les tiene tanta confianza, que hasta les advierte qué deben preguntar, y si se salen del temario, si hacen preguntas incómodas, bronca va. A uno que se interesó por el caso Tito Berni, le oímos responderle: «¡Y qué más da! ¿Pero eso a ti qué te importa?». Aquella fue la primera vez que me fijé en él. No daba yo crédito a tanta ordinariez, provocada, seguramente, porque la pregunta le incomodaba mucho. Suerte, pensé, que Patxi López representa al Gobierno, porque si fuera portavoz de una empresa privada, ya mismo le pondrían de patitas en la calle.

Otro día nuestro buen Patxi se negó, simplemente, a responder a las preguntas de no sé qué medio, so pretexto de que él no se habla con fascistas. Ahora bien, ese medio estaba debidamente acreditado para aquella rueda de prensa y la obligación deontológica de Patxi era la que era (al margen de que no existe un partido fascista español).

Se llama democracia. ¿Habéis oído hablar? Pues no, el chaval se quedó ofendido y humillado y sin respuesta, y sus colegas, por cierto, ni rechistaron: chicos, hacéroslo mirar, que al ofender a uno os humilla a todos.

«El tuteo, la confesión, despectiva, de que no quería responder son de una grosería y una chulería inaceptables»

Hay un plumilla –no sé si es siempre el mismo: por la tele se les ve de espaldas— que tiene la rara virtud de sacar especialmente de sus casillas a nuestro buen Patxi. El otro día le preguntó si se sentía cómodo en los pactos del PSOE con Bildu, que está trufada de asesinos de ETA. ¡Uy, cómo se puso el buen Patxi!

Mordiéndose los labios, resoplando y lanzando a diestra y siniestra miradas flamígeras, un poco sonrojado y en tono tajante, aquí Patxi compuso una imagen sin duda terrorífica para el preguntón, pero hilarante para mí:

-«Mira, no te iba contestar pero voy a contestar, porque estoy bastante harto de este asunto».

Ya sólo estas primeras frases, el tuteo, la confesión, despectiva, de que no quería responder y que si lo va a hacer es para acabar de una vez por todas con un incordio, son de una grosería y una chulería inaceptables. Pero es un arrebato revelador, porque, efectivamente, entre las muchas cosas digamos… pringosas de este Gobierno, destaca la de pactar con Otegi y su gente –que deberían haber quedado, después de purgar sus crímenes, inhabilitados de por vida para ejercer cualquier función pública-, pactar con ellos leyes y gobiernos regionales y entregarles alcaldías, so pretexto de que bueno, matar ya no matan. Y hacerlo, además, después haber jurado y perjurado en campaña que no, que pactar con Bildu era una línea roja que jamás cruzarían.

Todas estas cosas indignan a muchos, y también avergüenzan a algunos militantes del PSOE. Por eso Patxi pierde los estribos y lanza su perorata justificativa y aturullada sabiendo que nadie sensato le cree. Por eso se sonroja y usa el tono llano y a la vez altanero de «usted no sabe con quién está hablando». Que los periodistas se dejen tratar así es algo que escapa a mi comprensión.

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