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Francia tuvo fallos «abrumadores», pero no es cómplice del genocidio de Ruanda

Francia tuvo fallos «abrumadores», pero no es cómplice del genocidio de Ruanda

LUDOVIC MARIN | AFP

La política exterior francesa tuvo fallos «abrumadores» en Ruanda, con una política «ciega» del presidente François Mitterrand, pero no es cómplice del genocidio de 1994 en el que fueron asesinadas unas 800.000 personas, según un informe oficial divulgado hoy, fruto de dos años de estudio de los archivos franceses y que ha sido entregado esta viernes al presidente Emmanuel Macron. 

Por qué te lo contamos: aunque las relaciones entre ambas capitales han mejorado con la llegada de Macron en 2017, el rol de París, acusado durante mucho tiempo por Kigali de «complicidad» en el genocidio de Ruanda, ha sido un tema explosivo entre ambas naciones desde hace más de un cuarto de siglo.

El documento, encargado por el palacio del Elíseo y elaborado por una comisión de expertos, desgrana en casi mil páginas una serie de graves fallos, carencias y falta de previsión por parte del Gobierno francés de la época, incapaz de percibir los preparativos evidentes de lo que se estaba fraguando en Ruanda. «La investigación establece un conjunto de responsabilidades, fuertes y abrumadoras», recoge el informe.

La principal conclusión es que «Francia se implicó largo tiempo al lado de un régimen que alentaba las masacres racistas. Se volvió ciega ante la preparación de un genocidio». Mitterrand brindó un apoyo casi «incondicional» al régimen «racista, corrupto y violento» del presidente Juvénal Habyarimana, frente a una rebelión tutsi considerada como dirigida desde la Uganda anglosajona y asumida como por los franceses como un peligro real para el régimen autoritario ruandés.

Así, la política francesa se diseñó «en un contexto de guerra» con implicaciones geopolíticas, ha indicado el informe. También se apunta a la responsabilidad personal de Mitterrand, amigo personal de Habyarimana. «Esta amistad explica la extensa implicación de todos los servicios del Elíseo» en la política hacia Ruanda.

Sin embargo, «ningún documento muestra» la complicidad del Estado francés en el genocidio, según ha señalado el presidente de la comisión, el historiador Vincent Duclert, en declaraciones a la emisora pública France Info, en las que no dejó de reconocer la «responsabilidad innegable» de Francia por apoyar a un Gobierno ruandés cada vez más extremista. «No se previó nada y se insistió en una lógica neocolonialista», ha asegurado el historiador.

Finalmente, Habyarimana fue asesinado el 6 de abril de 1994, y la primera ministra, Agathe Uwlingiyimana, lo fue igualmente al día siguiente, en ambos casos por los elementos más radicales del régimen, lo que supuso el pistoletazo de salida para el genocidio organizado por el Ejército y las milicias hutus contra la etnia tutsi.

Un hijo de Mitterrand, Jean-Christophe, era el consejero para África del jefe del Estado, y los autores del informe recalcan que no pudieron encontrar sus archivos personales.

La investigación también ha destacado la «pobreza» del archivo del Estado Mayor Particular (EPM) del presidente, el grupo de altos oficiales que le asesoraban en materia de seguridad exterior, y en el que se tomaban muchas decisiones sin control parlamentario.

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