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Andalucía

Un proyecto en Córdoba intenta prevenir los matrimonios adolescentes entre gitanos

La asociación Karima llevará a Europa una producción audiovisual para mostrar otras salidas sobre esta realidad cultural

Un proyecto en Córdoba intenta prevenir los matrimonios adolescentes entre gitanos

Joven gitana. | Israel Fuguemann (Zuma Press)

La Federación de Asociaciones de Mujeres Gitanas Kamira en Córdoba trabaja en un proyecto con la intención de advertir y evitar sobre los matrimonios tempranos en la comunidad gitana. A partir de la iniciativa europea «Breaking a Taboo», varias asociaciones de diferentes países trabajan en común para la elaboración de documentales. En ellos, se acentúan historias para mostrar a las mujeres gitanas otras alternativas a los matrimonios precoces. 

De la mano de la periodista gitana Chary Sánchez, la Federación de Asociaciones de Mujeres Gitanas Kamira impulsa talleres donde se subraya la importancia de estudiar y hallar la independencia económica antes del enlace. La asociación también destaca por impartir formación vinculada a los roles de género intrafamiliares y a la violencia de género.

«Matrimonios Tempranos» forma parte de la Junta de Andalucía, mientras que «Breaking Taboo» corresponde a una iniciativa de la Unión Europea, donde participan países como Rumanía, Hungría, Macedonia del Norte, Alemania, Rumanía, Serbia o España. Cada país presenta un total de seis vídeos con diferentes testimonios con la misión de empatizar con las niñas y adolescentes gitanas. La perspectiva de la asociación es seguir desarrollando la propuesta y que llegue a la mayor audiencia posible. 

«Breaking a Taboo» comenzó en 2023 y se prolongará hasta 2026. La asociación considera que se van dando pasos importantes para la comunidad gitana pero que todavía quedan muchos conceptos culturales por redefinir para conseguir los objetivos planteados.

Tendencia peligrosa

Según apuntan los expertos a THE OBJECTIVE el principal motivo por el cual los gitanos acceden a un matrimonio desde muy jóvenes es la tradición familiar. Desde muy jóvenes, contemplan que lo prioritario es la familia y la procreación, dejando a un lado otros aspectos básicos como la formación.

El poco valor que se ofrece sobre la carrera educativa tiene su incidencia en las condiciones de habitabilidad. Los datos del INE recogen que el 25% de los gitanos viven en viviendas con menos de 60m2, muy por encima de la media nacional que vive en este tipo de inmuebles, cifra que se sitúa en el 13,5%. Además, gran parte de las mujeres casadas se ven obligadas a vivir con sus suegros, como consecuencia de la difícil situación económica o debido a las trabas para acceder a una vivienda.

El estudio «Condiciones de habitabilidad de la población gitana en España», elaborado por la Asociación Kamira y el Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030 resalta el «círculo vicioso» en el que muchas niñas y adolescentes se encuentran inmersos, siendo partícipes de la «transmisión intergeneracional de la pobreza».

El concepto de ‘matrimonio’ entre gitanos

Según otro estudio de la Federación de Asociaciones de Mujeres Gitanas Kamira, el 50% de las mujeres gitanas piensan que deberían casarse entre los 21 y 25 años. El 18% considera que deben casarse antes de los 18 años y tan solo un 15% creen que a partir de los 25 años.

«Creemos que muchas jóvenes se casan por independizarse de los padres y ven el matrimonio como única solución, como una vía de escape y una oportunidad para hacerlo. Se busca el matrimonio para cambiar el estatus dentro del grupo y cambiar así su contexto desmotivador, desconociendo que caen en una situación aún más comprometida», agrega la asociación.

Uno de los elementos indispensables que destacan por su ausencia es la visibilidad de mujeres gitanas modelos o referentes. La Federación de Asociaciones de Mujeres Gitanas Kamira intenta mostrar a las adolescentes otras vías muy diferentes a las que han visto desde pequeñas en sus propios hogares, a partir de testimonios rompedores.

Cambios paulatinos

Los cambios que se han analizado son demasiado reducidos. A pesar de que las mujeres gitanas jóvenes han aumentado sus deseos de estudiar, las encuestas no muestran un gran avance con respecto a décadas anteriores. La edad de matrimonio también ha subido, y las gitanas consideran una buena edad para casarse la que se sitúa entre los 21 y 29 años. Sin embargo, la mayoría de las encuestadas por la asociación contrajeron matrimonio entre los 18 y los 25 años.

Sí es alentador el notable avance con respecto a la información que están recibiendo las jóvenes gitanas. Tanto en materia de salud, planificación familiar o educación sexual, el pueblo gitano está accediendo a recibir formación, lo que capacita en gran manera a las mujeres a tomar más decisiones por su propia voluntad.

Algunos de los objetivos que se marcan asociaciones como la de Kamira para dar un vuelco a la situación pasan por promover el acceso a la información y formación como medio de desarrollo personal, social y económico, elaborar programas de educación para la salud, impulsar la incorporación plena al mercado laboral con formación o capacitación adecuada, la creación de programas específicos para la mujer gitana y el apoyo e impulso a la apertura y desarrollo de asociaciones de mujeres gitanas.

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