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El 62,8% de jóvenes gitanos no acaban la ESO, frente al 4% de la población general

Aun así, el estudio revela que el número que no ha completado ningún nivel de estudios se ha reducido significativamente

El 62,8% de jóvenes gitanos no acaban la ESO, frente al 4% de la población general

Fundación Secretariado Gitano presenta su nuevo informe. | Europa Press

El 62,8% de los jóvenes gitanos de 16 a 24 años no se gradúan en la ESO, frente al 4% de la población general, lo que supone una «mejora» en la tasa de fracaso escolar en el colectivo con respecto al 2012 (64,4%), según se desprende del estudio ‘La situación educativa del alumnado gitano en España’ presentado este martes 5 de septiembre por la Fundación Secretariado Gitano en el CEIP Santa María de Madrid.

«Los niveles educativos de la población gitana siguen muy alejados de la media del resto de la población y, en consecuencia, se continúa agrandando la brecha educativa entre la juventud gitana y el resto de la juventud española», ha afirmado la presidenta de la Fundación Secretariado Gitano, Sara Giménez.

Aun así, el estudio revela que la proporción de población gitana entre 16 y 24 años que no ha completado ningún nivel de estudios se ha reducido significativamente (de 13,7% en 2012 a 5,0% en 2022) y ha aumentado la proporción de quienes han completado la primera etapa de educación secundaria (de 18,0% a 30,4%).

Asimismo, constata que el 40% del alumnado gitano deja los estudios al cumplir los 16 años por razones como la repetición de cursos y el progresivo desfase educativo. En este sentido, el 17,8% de las personas que abandonaron los estudios a los 16 años nunca han repetido, el 44,5% repitió una vez, el 28,9% lo hizo en dos ocasiones y el 7,9% en tres o más.

Se reducen los que acaban estudios superiores

Según el trabajo, el principal motivo de esta situación es «estar cansado/a de estudiar» (32,2%), seguido de «no me gustaba lo que estaba estudiando» (17,3%) y «quería buscar trabajo» (13,1%). Por estas razones, entre otras, la proporción de quienes habían completado algún nivel de educación superior en 2012 (0,9%) se ha reducido a menos de la mitad en 2022 (0,4%).

Respecto a la educación no superior, aunque el 26% acudió a clases de refuerzo, la encuesta constata que los hogares realizan una escasa demanda de apoyo educativo (5% del alumnado tiene detectadas necesidades de apoyo), y estas necesidades no siempre son satisfechas (en un 17,2% de los casos no se adaptó el aprendizaje a la necesidad detectada).

Además, la encuesta destaca que uno de cada cinco hogares manifiesta que sus descendientes han sufrido discriminación en el entorno educativo y el 66,2% asegura no haber tratado temas relacionados con la cultura gitana.

Por otro lado, la esperanza de vida escolar es inferior a la población gitana (12,2 años) frente a los 18,7 años de la población general. Además, casi tres de cada cinco jóvenes gitanos de entre 16 y 24 años ni estudian ni trabajan, y de estos, un 59,5% está en desempleo. De los que trabajan, un 23,5% se dedica a tareas de la casa o cuidado de niños o mayores.

Menos recursos educativos y segregación en los centros

La tasa AROPE, que mide el riesgo de pobreza y exclusión social, en la población gitana es del 87,4% y la tasa de pobreza infantil del 86,8%, tres veces superior a la del conjunto de la población española (28,7%), según ha recordado la organización.

De esta manera, la encuesta refleja que los hogares gitanos disponen de menos recursos educativos: uno de cada tres no cuentan con ningún libro; y menos de la mitad disponen de dispositivos electrónicos con respecto a la población total, lo que genera «desventaja educativa».

Sin embargo, destaca que nueve de cada diez hogares cuenta con ‘smartphones’ y un 78% dispone de conexión a internet en el hogar. No obstante, en dos tercios de los hogares estos recursos prácticamente no se usan para estudiar, «nada» (44,8%) o «poco» (23,8%). Menos de uno de cada diez hogares afirma que estos dispositivos se usan con mucha frecuencia para estudiar (9,1%).

Además, la tasa de dispositivos electrónicos educativos es de poco más de la mitad en los hogares gitanos (43,3%) que en el conjunto de hogares españoles en general, con al menos una persona entre 16 y 14 anos (83,7%).

En cuanto a los centros educativos, el estudio revela que las escuelas donde estudia el alumnado gitano, la mayoría públicas, presentan una alta tasas de concentración de alumnado gitano, lo que genera «segregación educativa». Así, el 28,6% son de alta concentración, el 31,2% son segregados y el 40,2% presentan una segregación extrema.

Propuestas para para la brecha de desigualdad

Ante estas cifras, el Secretariado Gitano pide poner en marcha un plan específico de orientación, apoyo y refuerzo educativo de cobertura estatal, continuado y a largo plazo para revertir la situación de fracaso y abandono educativo del alumnado gitano; y garantizar que las familias gitanas tengan los ingresos suficientes para hacer frente a la educación de sus hijos.

Además, reclama garantizar la incorporación gratuita de toda la población gitana a la educación infantil; facilitar apoyos a las familias para que participen más activamente en el proceso educativo de sus hijos; o reforzar la dotación y apoyos a los centros educativos y la formación del personal docente.

Por otro lado, pide prevenir el abandono educativo y prever alternativas educativas para que este no se produzca; desarrollar opciones para el retorno a los estudios post-obligatorios; prevenir y revertir la concentración y segregación educativa; reducir la brecha digital en los hogares gitanos y asegurar su conectividad; e incentivar la colaboración publico privada en el desarrollo de iniciativas.

«Que luchen y que no se rindan»

La maestra gitana Sara Jiménez ha querido mandar un mensaje a las nuevas generaciones del colectivo y ha insistido en que «luchen y no se rindan». «Que sigan luchando, que estudien porque es la base para un buen futuro y que se formen de lo que ellos realmente quieran porque eso también es algo muy importante. Que estudien algo que vean que va a ser su motivación, sus aspiraciones y que sigan adelante porque pueden llegar donde quieran», ha afirmado.

Sobre su trayectoria, ha reconocido que ahora que es profesora siente «mucho orgullo» y una «satisfacción tremenda». «Al final después de todo el camino recorrido he podido llegar dentro de los momentos que tenía de flaqueza, de debilidad, de decir no llego y ahora haberlo conseguido pues la verdad que es un orgullo muy grande, dando gracias siempre a todos los que me han apoyado durante todo este camino», ha dicho.

Además, ha comentado que ella puede servir como «referente» para las las nuevas generaciones. «Los niños y las niñas van a ver que sí que es posible, que nos podemos graduar, que podemos hacer nuestras carreras, que podemos llegar a la universidad y no perder nuestros sueños ni perder nuestra identidad ni nuestra cultura ni nada», ha asegurado.

En cuanto a las barreras que se ha encontrado, ha detallado que «quizás» no ha sufrido «tantas como otros alumnos de su etnia», pero que sobre todo ha «echado en falta referentes». «He llegado a la universidad y he tenido momentos de incertidumbre que he dicho ¿dónde me veo yo reflejado?, ¿a quién miro?», ha confesado. Asimismo, ha indicado que otra barrera ha sido el sistema educativo por la «discriminación». «Muchas veces nos han dejado fuera», ha protestado.

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