Díaz acusa a Iglesias de reventar con sus declaraciones la negociación Sumar-Podemos
Díaz quiere anunciar cuanto antes el preacuerdo con todos los partidos de la coalición Sumar para elevar la presión sobre Podemos
El punto de inflexión fue el pasado lunes. El ex secretario general de Podemos, y todavía jefe en la sombra del partido, intervino en la radio catalana Rac1 y después en la Cadena Ser. Pablo Iglesias reivindicó el papel de Podemos en la coalición de izquierdas que pretende liderar Yolanda Díaz y cargó las tintas contra los aliados de la ministra de Trabajo. Acusó a Compromís, Comunes y Más Madrid de impedir la inclusión de los primeros espadas de Podemos en las listas electorales. Habló de «vetos» y advirtió de que su partido no aceptaría la «humillación». Estas declaraciones, en un momento en el que las negociaciones exigían confidencialidad y cautela, sirven ahora a los afines y colaboradores de Díaz para acusar a Iglesias de estar reventando el encuentro.
A lo largo del pasado martes, tanto desde Podemos como desde el sector cercano a Díaz se lanzaron acusaciones mutuas. La sensación de «guerra de relato» es palpable, aseguran las fuentes consultadas de ambos bandos. ¿Significa esto que será difícil llegar a un acuerdo antes del próximo 23 de julio? Muchos creen que los puentes han saltado por los aires, aunque también que queda un pequeño margen para las «sorpresas». Otros sostienen que llegar a un acuerdo ahora sería «raro».
Sobre la mesa sigue estando el rol de Irene Montero y de sus afines en las listas electorales, tal y como viene señalando este medio desde hace tiempo. Hubo una oferta para relegar a Montero fuera de las listas de Madrid, a lo que Podemos contestó con intentar apartar a Íñigo Errejón. De momento, estas opciones no han cuajado.
Díaz sigue guardando silencio. La lideresa de Sumar prefiere no comentar públicamente los avances de las negociaciones. En lo que todos coinciden es que este miércoles, o como muy tarde, el jueves, se debe llegar a un entendimiento. Díaz no quiere apurar los plazos hasta las últimas horas del viernes para evitar un caos parecido al de la candidatura de Andalucía, que se selló pocos minutos antes del cierre de los registros. El tiempo corre y las posiciones se alejan.
Aviso sobre las «estridencias» de Iglesias
Más Madrid, Compromís y los Comunes niegan haber vetado a los altos cargos de Podemos en las listas de Sumar. Se trata de una versión que choca con la realidad, pues los tres partidos consideran que figuras como Irene Montero y otras como Ángela Rodríguez Pam y Pablo Echenique lastran el éxito de Sumar. Los de Díaz avisaron de que para llegar a un acuerdo hacía falta mucha cautela, y sobre todo, evitar las «estridencias» de Iglesias en los medios de comunicación. Algo que no ha ocurrido.
Las declaraciones de Iglesias del pasado lunes («Hay tres territorios donde hay tres fuerzas políticas que están diciendo abiertamente ‘con Podemos, no'») han enojado tanto a Compromís como a Más Madrid. Los Comunes han decidido contraatacar el martes. Desde el frente catalán mantienen que Podemos ha amenazado a sus socios con respaldar a ERC en las próximas generales, buscando puestos de salida en sus listas, si fracasa el pacto con Sumar.
Se habla de Conchi Abellán, una dirigente de Podemos, que podría entrar como número 4 o 5 en dichas listas. Pero ERC niega haber hablado con Podemos sobre esa hipótesis. Los Comunes han querido trasladar a la sensación de que Podemos está chantajeando a sus socios. «Blanco y en botella», zanjan fuentes del partido morado que observan de cerca el difícil proceso de negociación con Sumar.
‘Modus operandi’ de 2019
A partir del pasado viernes, empezó a circular en Podemos la posibilidad de que Irene Montero diera un paso a un lado, a cambio de pactar la salida también de Errejón. El fin de semana, sin embargo, Ione Belarra y la propia Montero reivindicaron en las redes sociales el papel de Podemos. Se trató de unos mensajes «crípticos», según algunas fuentes, pero que se convirtieron en todo un diktat cuando habló Iglesias el lunes en las tertulias de radio donde acude como colaborador. En el Canal Red, propiedad de Iglesias, también se lanzaban mensajes pesimistas sobre el encuentro.
Díaz tiene previsto anunciar este miércoles, o como muy tarde el jueves, un preacuerdo con todos los partidos de la izquierda alternativa al PSOE. Sería el último acto en la pugna con Podemos. Y el aviso definitivo de que Sumar no tiene miedo a concurrir en solitario a los comicios de julio. Mientras tanto, los referentes de la nueva plataforma de Díaz lanzan el mensaje de que Podemos está enrocado, a pesar de que internamente en el partido morado unos cuantos dirigentes titubean. Llegan a sostener que incluso Belarra se habría decantado por el acuerdo, aunque sea a un precio caro para Podemos. Pero los morados sostienen que se trata de una estrategia dirigida a dividir a la cúpula de su formación. En otras palabras: un capítulo más de la guerra sucia.
Hay puntos de desencuentro en cuanto a las listas, el reparto de dinero y la desconfianza mutua. Y en la ecuación pesa el hecho de que los protagonistas se conocen muy bien. Las fuentes consultadas recuerdan, de hecho, que Podemos suele negociar a través de un aut aut que obliga a la contraparte a ceder. Ocurrió en algunas negociaciones regionales en los primeros años del partido, y con el PSOE en 2019, cuando se celebraron dos comicios generales. El pulso de Iglesias hizo que Sánchez cediera y le concediera la vicepresidencia.
El miedo de Montero
Esta vez, sin embargo, tanto Díaz como sus estrategas no quieren ceder. Todo dependerá de lo que decidirá en última instancia Montero, aseguran. De eso ya no duda nadie. Y eso dependerá de los intereses cruzados de la ministra de Igualdad y de Iglesias, como de lo que Díaz pueda ofrecer a cambio de esa rendición. «El problema es que Díaz no puede ofrecer nada o casa nada a cambio, y el PSOE, que quiere que Podemos y Sumar se unan para intentar revalidar el Gobierno, tampoco puede ofrecer mucho», reflexionan desde Unidas Podemos. Más pesimismo.
Para Podemos, además, la salida de Montero significaría una derrota simbólica difícil de asumir. Las fuentes consultadas sostienen que si Montero se hubiera desmarcado pocas horas después del anuncio de Sánchez, quedarían márgenes para explicar públicamente ese movimiento. Ahora, sin embargo, Montero quedaría como la «culpable» de la derrota electoral del 28-M y de todo el desplome de la izquierda que se prevé para el 23 de julio. Ese miedo, al igual que la vocación de Montero y de Iglesias de seguir intentando marcar la agenda pública, dificulta todo tipo de cesión.
Queda, finalmente, la última derivada. Se trata de la idea de que Sánchez tendrá difícil confirmarse en la Moncloa después de julio. Es una idea que se puede resumir en la fórmula del cuanto peor, mejor, que estaría cuajando en algunos sectores de Sumar, y que desde luego siempre ha estado sobre la mesa de Podemos, como desveló en exclusiva THE OBJECTIVE. En ese caso, el coste de tener en las listas de Sumar a los principales dirigentes de Podemos podría resultar muy dañino de cara a una planteamiento político renovador que quiere sobrevivir a la próxima legislatura. Para esos sectores, el armagedón de la izquierda es imparable, y lo mejor es intentar aprovechar la ventana de oportunidad que ofrecería la crisis.