Guerra de 'think tanks': Vox y PP se culpan del resultado del 23-J a través de Disenso y FAES
La fundación que preside Santiago Abascal carga contra los ‘populares’ por haber contribuido a su «demonización»
Santiago Abascal y Alberto Núñez Feijóo.
Guerra de think tanks en la derecha española por el resultado del 23-J. Este martes la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES), presidida por José María Aznar, culpaba a Vox de haber «representado con exactitud todo lo que los socialistas querían difundir para extender el miedo a una alternativa de gobierno». Y este miércoles ha llegado la réplica del partido presidido por Santiago Abascal a través de su laboratorio de ideas, Disenso, que ha acusado al PP de haber sido «una herramienta más en la campaña electoral del PSOE».
La fundación que también preside el propio Abascal arremete contra los populares por haber contribuido a la «demonización de Vox» y, por tanto, a la «misma movilización que tanto aterra al tanque de pensamiento no vinculado al PP y en cuyas causas encuentran la explicación más efectiva de una campaña que, hace apenas una semana según pronosticaban, les iba a llevar a la mayoría absoluta».
En este sentido, recuerda Disenso que Vox representa a «una parte no pequeña» de los ciudadanos, y erige a los de Abascal como imprescindibles para formar una alternativa al socialismo. Esto se demostró en Andalucía en 2018 y también en la Comunidad Valenciana, Extremadura y Baleares tras las elecciones autonómicas del pasado 28 de mayo, donde hubo «presidentes de gobiernos que han interpretado mejor la realidad política y social de sus territorios». Estos no cayeron en «los mismos consejos que iniciaron la caída» del expresidente popular Pablo Casado, y que ahora «han conducido a la actual dirección a seguir los marcos mentales de la izquierda».
Por último, Disenso ironiza con que los populares «harían bien en tratar de explicar cómo se combate al sanchismo pactando con el PSOE, la organización política que ha llevado a España a la deriva y que introdujo el voto del miedo con el famoso vídeo del dóberman que, a la vista del texto de la antigua fundación del PP, sigue atemorizando a los mismos contra los que se creó». «Vox ha nacido para sustituir a la izquierda en el poder. No para alcanzarlo pareciéndose a ella ni con ánimo de sustituir al PP», zanja.
Este duro comunicado nace en respuesta al publicado este martes por FAES, que, tras haberse alejado del PP por la «deriva» de Pablo Casado, lleva tiempo colaborando con Alberto Núñez Feijóo. La fundación de Aznar aseveraba en su editorial que «Vox ha representado con gran exactitud todo lo que los socialistas querían difundir para extender el miedo a una alternativa de gobierno».
«Ninguno de los errores e insuficiencias que quieran advertirse en la campaña del PP pueden igualar en sus efectos al papel desempeñado por Vox. La reacción agresiva y absolutamente acrítica de la dirigencia de este partido ante unos resultados que recortan nada menos que en 19 escaños su representación parlamentaria solo puede explicarse en la errática deriva de este partido, en su confusión estratégica y en la frustración creciente de un proyecto –no hay que olvidarlo– que surgió con el objetivo de sustituir al PP». Hoy ha obtenido respuesta.
Guerra por el relato
Continúa así la batalla por el relato para explicar por qué PP y Vox no suman mayoría absoluta tras las elecciones generales del pasado domingo, a pesar de lo que proyectaban las encuestas. El partido que preside Santiago Abascal ha perdido 19 escaños y más de 600.000 votos, y ha culpado del desplome a la campaña del PP apelando a un voto útil que «sólo ha sido útil a Pedro Sánchez». En Bambú se remiten a lo sucedido en Albacete, Tarragona o Sevilla, donde se han quedado a escasas papeletas de lograr el último diputado que se repartía en estas circunscripciones, mientras que a los populares les han sobrado votos.
Desde Génova, por otro lado, acusan a Vox de haber activado a la izquierda con «anuncios de que Cataluña iba a arder si el PP gobernaba con Vox» o con «gestos estrambóticos» como el salirse de pancartas institucionales contra la violencia machista. Una batalla por el relato donde la autocrítica brilla por su ausencia.
