María Luisa Balaguer, la republicana que pudo 'reinar' en el Tribunal Constitucional
La magistrada almeriense compitió hasta el último momento con Cándido Conde-Pumpido para hacerse con la presidencia de la corte de garantías
Marxista, feminista y republicana. Es la definición que hace de sí misma María Luisa Balaguer, que esta semana pudo convertirse en la segunda mujer que preside el Tribunal Constitucional en sus más de cuatro décadas de historia. Lo habría conseguido si tres magistrados del denominado sector progresista hubiesen mantenido su compromiso de votarla. Al final se decantaron por Cándido Conde-Pumpido, que partía como favorito en una reñida votación en la que la jurista almeriense de 69 años solo contó con el aval de los conservadores.
Balaguer deslizó en verano su intención de presidir el Constitucional. Se convirtió entonces en una china en el zapato para Conde-Pumpido, el favorito del Gobierno. «Plantear su victoria como una derrota de Pedro Sánchez le restó posibilidades», reconoce su entorno a THE OBJECTIVE. La magistrada, vinculada históricamente a PSOE y UGT, quería mostrar un perfil independiente, especialmente ante las dudas que sobrevolaban sobre su rival, que fue fiscal general del Estado con José Luis Rodríguez Zapatero.
Sus ideas políticas no impidieron que contara con el voto de los conservadores. Ricardo Enríquez le confirmó el martes por la tarde, a escasas horas de la elección, que obtendría el apoyo de los cuatro magistrados de su grupo. Balaguer aún mantenía la esperanza de que la mayoría progresista acudiera divida al cónclave. Según las fuentes consultadas, tenía el compromiso de tres compañeros, que a última hora se decantaron por Conde-Pumpido.
La propuesta progresista a Balaguer
«Estaba decepcionada con lo ocurrido», revelan algunas de las personas que mantuvieron contacto con la magistrada tras el Pleno que decidió la nueva cúpula del Constitucional. Balaguer solo participó en las votaciones. Al saberse derrotada abandonó prematuramente la sala, por lo que no presenció las intervenciones de Conde-Pumpido ni de Inmaculada Montalbán.
El martes, antes de la reunión que mantuvieron los progresistas, el magistrado Ramón Sáez le instó a retirarse de la pugna con el jurista gallego y presentar su candidatura a la vicepresidencia. Balaguer rechazó la propuesta convencida de que tenía al alcance de la mano la presidencia. Feminista a ultranza y defensora de la igualdad, argumentó que estaba preparada para ocupar el puesto y que la mujer no tenía que estar siempre por debajo del hombre.
El sector progresista se reunió el martes a mediodía en el despacho de Sáez en el Constitucional, pero ya conocía las intenciones de Balaguer de seguir optando a la presidencia hasta el final. La magistrada almeriense abandonó el cónclave antes de que finalizara porque tenía que pronunciar la conferencia inaugural de un máster universitario en Derecho Constitucional. Fue entonces cuando sus compañeros pusieron en marcha el ticket de Conde-Pumpido y Montalbán.
«Es una mujer divertida e irónica, pero si se enfada es mejor esconderse. No me cabe duda de que, si tiene la mínima posibilidad, se va a vengar», afirma una histórica feminista que la conoce desde hace décadas. Este jueves se ausentó de la firma de nombramiento de la nueva cúpula del Constitucional, aunque no fue la única que lo hizo. «La recuerdo de su época de abogada en UGT. Había generado un estilo propio que amedrentaba. Es una mujer de armas tomar que ha ido domesticando las formas», rememora un sindicalista malagueño.
Profesora de Derecho Constitucional
Los magistrados conservadores, en cambio, la veían como la persona más capacitada para generar consensos ante la inminente actividad que se avecina en el Constitucional, que tendrá que resolver asuntos tan polémicos como la ley Celáa, la de eutanasia, la del aborto, la de Memoria Democrática, la norma catalana que ataca el uso del español en las aulas o la ley trans, si acaba aprobándose finalmente.
Balaguer es almeriense de nacimiento, granadina de formación y malagueña de profesión. Sus antiguos alumnos la escriben como una excelente profesora de Derecho Constitucional que «no se casa con nadie». Ha impartido lecciones en las facultades de Periodismo y de Derecho de la Universidad de Málaga, un periplo que inició en los años ochenta. En 2003 se convirtió en la primera catedrática de Derecho Constitucional de Andalucía.
«En aquella época las mujeres apenas tenían visibilidad, pero ella era empoderada y trasmitía. Tenía un talante cercano y se preocupaba mucho por nosotros y por el tema de la igualdad. Nos invitaba a profundizar en su estudio», rememora un antiguo alumno. Otra discípula en los años noventa reconoce que aplicaba una metodología muy innovadora: «Te hacía llegar al conocimiento a través de la reflexión».
De orientación de izquierdas y feminista, estuvo vinculada a UGT durante años y algunos apuntan a que llegó a tener el carné del PSOE. En 2003 fue como número 15 en la candidatura a las municipales que lideraba Marisa Bustinduy en Málaga. Balaguer es, ante todo, una estudiosa de las políticas de género. Ha publicado recientemente El feminismo del siglo XXI. Del Me Too al movimiento queer (Editorial Huso) y es autora de varios libros y de innumerables artículos.
Dirigió la revista Artículo 14, una perspectiva de género, editada por el Instituto Andaluz de la Mujer (IAM), y fue la primera presidenta de la Asociación para la Defensa de la Imagen Pública de las Mujeres, la más antigua de Málaga, creada en 1984. Sin embargo, algunas feministas mostraron recientemente su desacuerdo por una sentencia del Constitucional en la que opinaba sobre una demanda de amparo de una persona trans.
La jurista almeriense formó parte del Comité de Ética de la Consejería de Salud, del Observatorio de Publicidad del Instituto Andaluz de la Mujer y del consejo asesor para la modernización del Estado de las Autonomías de la Junta de Andalucía. Ha integrado el Consejo de Consultores de Andalucía y, a propuesta del Parlamento andaluz, el Senado la eligió para ocupar una plaza en el Constitucional, donde desembarcó en marzo de 2017.
Votos particulares
Durante estos años Balaguer se ha manifestado en más de un centenar de casos contraria a la decisión de la mayoría. Varios de sus votos particulares cobraron especial relevancia. Por ejemplo, cuando sus compañeros del tribunal anularon el confinamiento del estado de alarma por la pandemia, ella afirmó que el estado de excepción que se proponía no estaba pensando para una situación de contingencia sanitaria.
La magistrada emitió otro voto particular en el recurso de amparo que presentó el PP para suspender la votación en el Senado que afectaba al Constitucional. Sostenía que esa decisión repercutía sobre el poder legislativo y que suponía «una inseguridad jurídica notable». También se pronunció contra de la sentencia del procés. Balaguer defendió entonces que las condenas eran «desproporcionadas» y sugirió «atemperarlas» modificando el delito o concediendo el indulto, como ocurrió en junio de 2021.
«Estoy para generar nuevas posiciones, si solo ratifico el positivismo jurídico no soy necesaria; se busca un libro y ya está. Eso me lleva a hacer votos particulares constructivistas, por ejemplo en la Memoria Histórica, donde quería avanzar más de lo que pudiera decir la ley», afirmó Balaguer en una entrevista en RNE. Su opinión inspiró la enmienda que pactaron los socios de Gobierno para incluir la investigación de los crímenes franquistas en la ley de Memoria Democrática, en vigor desde octubre.