Un país casi perfecto
Las tropas americanas se van de Afganistán en 2016 en un final responsable, dice Obama. Después lo estropea un poco, añadiendo que el país no será un lugar perfecto.
Las tropas americanas se van de Afganistán en 2016 en un final responsable, dice Obama. Después lo estropea un poco, añadiendo que el país no será un lugar perfecto.
Vivían en mitad de la nada. No estaban registrados en ningún censo fiable. Habitaban un lugar inhóspito, lejos de todo. Desaparecieron de la faz de la Tierra de la noche a la mañana y solo dos días después han dejado de buscarles. No hay dinero.
No es ningún secreto que el régimen del dictador yemení Saleh está amenazado por conflictos en el norte y en el sur del país, una herencia de la división territorial que vivió durante la Guerra Fría como consecuencia de la descolonización.
Segunda parte de las declaraciones del último número de Inspire, que se presenta como magazine yihadista editado por Al Qaeda en la Península Arábiga.
Alguien dijo que uno ha llegado a viejo cuando la tarta de cumpleaños parece un desfile de antorchas. Otro, que eres viejo cuando las velas de la tarta cuestan más que el pastel.
Parecen dos personas asomadas a una ventana en una ciudad de Afganistán, pero en realidad son los visitantes de una exposición retrospectiva de Steve McCurry que se exhibe en la Kunsthalle Erfurt.
Las acciones de guerra sucia más notables las perpetró Reagan en Latinoamérica. Los acontecimientos que se han venido produciendo en las últimas semanas en Ucrania y Venezuela tienen el sello inconfundible del manual de la CIA.
Son cuadros de guerra. Porque Afganistán no fue nunca una merienda campestre de Manet, inesperadamente arruinada por una tormenta de plomazos.
La utilización de niños como reserva terrorista, carne de cañón o escudos humanos no es raro entre islamistas de variado origen. A diferencia de la obsesión de las democracias occidentales por proteger civiles, el yihadismo tiende a convertirlos a todos en armas contra el enemigo.
El final de la guerra no es el final del dolor. Ni del ruido, ni del hambre. La pequeña de la foto implora una ayuda que no le llegará.
Las palabras dotan de significado, recogen como un vaso el agua que es la circunstancia que define y comunica.
¿Y ahora qué? ¿Qué pasará con ella? ¿Cuánto tiempo la dejarán respirar hasta que de nuevo la coloquen al borde del precipicio? El drama de la niña de los ojos grandes y las uñas pintadas no ha hecho más que empezar
Los talibanes en Afganistán siempre han negado usar niños en los ataques suicidas, pero los autoridades aseguran que al menos media docena de menores han muerto en el último año al ser usados como armas teledirigidas