Un 54% de los catalanes apoya la amnistía y un 42% está en contra, según un sondeo
Un 54% piensa que la aprobación de la ley empeorará la relación entre Cataluña y España
Un 54% piensa que la aprobación de la ley empeorará la relación entre Cataluña y España
Ernest Urtasun asegura que su relación con el PSOE es «excelente» y que el Gobierno tiene «buena salud»
Tras publicarse en el BOE las resoluciones de la Secretaría de Estado de Vivienda y Agenda Urbana, tendrán efectos desde mañana
«Hay una rutina que me he propuesto en esta isla sin tráfico, sin ruidos, sin bares, sin más tentaciones que la peor de todas, que es la de sacar el móvil del bolsillo»
El dirigente de comuns ha alertado de que Europa se encuentra en un momento de «bifurcación histórica»
El TecnoCampus de Mataró proporcionará a sus alumnos productos menstruales fabricados con «algodón ecológico»
«La inmersión lingüística es única porque en ningún otro territorio del planeta, en ninguno, existe algún modelo similar de exclusión para los usos docentes»
El ‘no’ a la independencia se ha impuesto ininterrumpidamente al ‘sí’ en todos los barómetros del CIS catalán desde julio de 2019
El resto, según una encuesta realizada por El periódico de Cataluña, el 21,6%, se muestra indiferente respecto a la cuestión
El sondeo se basa en 1.200 entrevistas llevadas a cabo en toda España entre los días 26 y 30 de septiembre pasados
Pueden hacerlo hasta el viernes a mediodía y el CGE tendrá siete días hábiles para pronunciarse
Además, un 67% de los encuestados está a favor de que los Juegos Olímpicos de Invierno se celebren en los Pirineos
«Podemos plantearnos que la ‘cultura minorizada’ catalana exprese la frustración por lo que pudo ser y no fue»
El 46,8% de los españoles considera que la política de diálogo y negociación en el marco de la Constitución es la solución, según el CEO de la Generalitat
La Mesa ha decidido esperar al informe de los letrados para tomar una decisión mañana viernes a las 12:30
La república no existeix, idiota, pero el nacionalismo violento actúa con tal impunidad en Cataluña que parece que el Estado tampoco. Ataques a las sedes de los partidos de la oposición, intentos de asalto al Parlament, amenazas a jueces, ataques a agentes policiales, totalización del espacio público con simbología partidista y ocupación de infraestructuras, vulnerando el derecho a la movilidad e, incluso, provocando heridos, son acciones de radicales.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha anunciado ese domingo que la próxima semana se presentará el proyecto de Presupuestos Generales del Estado para el 2019, que recogerá una «apuesta clara» por la igualdad
El primer secretario del PSC, Miquel Iceta, se ha sumado este jueves a las voces en el entorno de Pedro Sánchez que de una forma más o menos clara consideran que los políticos catalanes en prisión por presuntos delitos relacionados con el procés no deberían seguir en la cárcel.
En la presentación en Barcelona del libro colectivo Anatomía del procés (editorial Debate) se habló mucho del pasado más reciente y asfixiante de Cataluña. Sin embargo, también hubo tiempo para reflexionar sobre el futuro del catalanismo.
El líder de Ciudadanos, Albert Rivera, ha anunciado este martes que su partido presentará ante el Defensor del Pueblo un escrito de amparo para proteger a los catalanes de “las arbitrariedades” del presidente de la Generalitat, Quim Torra, que considera que “se apodera de todo lo público”.
Italia dio un giro en su reciente historia la noche del 4 de diciembre de 2016. Los italianos rechazaron la reforma constitucional de Matteo Renzi, quien dimitió, y abocaron al país a un futuro incierto.
Es complicado hablar de inmadurez en una sociedad como ésta, tan infantilizada, y en la que resultan cada vez más habituales las conductas que se pretenden espontáneas e irreflexivas, fruto inmediato del capricho, esas reacciones propias de niño malcriado que se rebela contra el mundo entero, se pone de morros, da unas cuantas pataletas y responde airado con una pedorreta. Cualquier reivindicación de la inmadurez, ay, resulta improcedente en ese contexto. ¿Cómo? ¿Estar enamorado de la inmadurez? ¿Celebrar a esa muchachada desvergonzada y banal, a esos que no se liberan del móvil, que se expresan con monosílabos, que parece que van dando tumbos por la vida, pisando fuerte con sus zapatillas de marca y entre risotadas provocadoras?
El ministro de Asuntos Exteriores, Josep Borrell, ha apelado al diálogo y a rebajar la tensión política en Cataluña, donde considera que «estamos al borde de un enfrentamiento civil»,
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha comunicado el nombramiento de Román Escolano, hasta ahora vicepresidente del Banco Europeo de Inversiones, como ministro de Economía y Competitividad, en sustitución de Luis de Guindos.
El apoyo a la independencia en Cataluña pierde ocho puntos respeto al pasado octubre y cae hasta el 40,8%, mientras que los contrarios a la secesión ascienden al 53,9%, según un sondeo del Centro de Estudios de Opinión de la Generalitat (CEO). El estudio se hace público en un momento de tensión entre los dos principales partidos independentistas de Cataluña, ERC y JxCat, que no han logrado, por el momento, un acuerdo para formar Govern.
“¿Qué les pasa a estos tíos con los niños?”, me escribe un amigo a propósito de una de las muchas fotos de niños catalanes envueltos en la ‘estelada’ junto a adultos independentistas.
Este jueves se celebran en Cataluña unas elecciones consideradas como las más atípicas de su historia, las primeras convocadas por el Gobierno central en aplicación del artículo 155 de la Constitución. Con uno de los candidatos, Oriol Junqueras, en prisión y otro, Carles Puigdemont, en Bruselas tras la declaración unilateral de independencia por el Parlament y la aplicación del artículo 155, los principales partidos políticos se enfrentan hoy a unos comicios muy ajustados.
La frase, que no me pareció afortunada, la pronunció un magistrado que no era de mi gusto en una causa que ocupó mucho escaparate, como esta de los independentistas catalanes.
Vaya por delante que jamás me he alegrado del ingreso en prisión de nadie, pero me temo que esta vez, como tantas otras, voy a ser una excepción, porque tiene toda la pinta porque el vicepresidente del Gobierno catalán, Oriol Junqueras, y los ex consejeros Jordi Turull, Josep Rull, Meritxel Borràs, Raül Romeva, Carles Mundó, Dolors Bassa, y Joaquim Forn han ingresado ya en la trena después de que la fiscalía así lo haya solicitado este jueves para todos los investigados en la Audiencia Nacional por delitos de rebelión, sedición y malversación tras la declaración unilateral de independencia por parte del Parlament.
Es bueno que, atendidos los hechos que vienen ocurriendo en Cataluña, seamos capaces de analizar también todo cuanto se dice, de modo que aclaremos algunos términos. Hace unos días, en el Parlamento de Cataluña, Miquel Iceta vino a decirle a Puigdemont que lo más grave de todo lo ocurrido era que no tenían la mayoría necesaria para proclamar unilateralmente la independencia: que con más votos “catalanes” igual sí, pero que con menos del 50%, imposible. Y es habitual que este argumento se presente como el más importante de todos e incluso el único… con el objetivo de detener las intenciones (delictivas) del independentismo más obtuso.
El ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, ha hecho publica una carta a los Mossos d’Esquadra,
África empieza en los Pirineos, pero en cuanto se sale de la “república catalana independiente” reaparece Europa.
El president de la Generalitat, Carles Puigdemont, ha anunciado desde el Palau que no convocará elecciones anticipadas en Cataluña como respuesta a la aplicación del artículo 155. La comparecencia tiene lugar poco después de que Puigdemont haya presentado al Senado las alegaciones a la aplicación del artículo 155 y horas antes de que se celebre en el Parlamento catalán un pleno para analizar la situación política. El Senado debe ratificar este viernes las medidas aprobadas el pasado sábado por el Consejo de Ministros.
La idea de este artículo no es original. Incluso me copio a mí mismo, que ya es el colmo, pues ya hice dos acciones de gracias al nacionalismo catalán, una por su tozudez, y otra, aquí mismo, por la maravillosa pax catalana que reina en los chats familiares del resto de España. Muchos otros colegas han escrito artículos de gratitud al independentismo por esto o por aquello. Yo no vengo aquí, pues, a ser rompedor, sino sistemático y meticuloso. A poner mis agradecimientos en fila y numerados ahora que se avecina un cambio de tercio. También a cumplir religiosamente con una españolísima ley, que recordaba en otro artículo de gratitud el filósofo Ruiz Zamora: “Es de bien nacidos el ser agradecidos”.
Para desintoxicarme de los nacionalistas catalanes leo a dos catalanes no nacionalistas, trenzados en un libro: el ‘Josep Pla’ de Arcadi Espada (ed. Omega). El libro era inencontrable, pero lo encontró Manuel Arias Maldonado en Palma de Mallorca. Lo trajo a Málaga, me lo prestó, yo me lo llevé a Madrid y de allí a Barcelona para la manifestación del 8 de octubre.
Ayer fue un día de banderas y es comprensible que eso causara inquietud en todo aquel que posea conciencia histórica: rara vez ha habido un desastre colectivo donde no se enarbolase alguna. Pero hay razones para preguntarse si las banderas que vimos ayer ondear en Barcelona pertenecen a esa categoría funesta. Ni que decir tiene que las banderas, como tantos otros símbolos, tienen el significado que les atribuyamos.
Que se le reproche a “los catalanes” no haberse manifestado contra los golpistas, que se reproche a los “empresarios catalanes” y a los “ciudadanos catalanes” el silencio en que se han mantenido hasta el último momento me parece injusto.
Una de las ventajas de la democracia representativa es que no te obliga a mostrarte como lo que votas. El voto es secreto y la opinión no es obligatoria (aunque no lo parezca). Pero lo que es una ventaja desde el punto de vista personal, supone una constante espada de Damocles para el propio sistema democrático, porque nadie ni nada garantiza que los ciudadanos no opten en secreto por las peores opciones. Jesús Gil gobernaba en Marbella porque todo el mundo lo votaba pero nadie admitía que lo hacía.
En Cataluña hay urnas. Las de Barcelona, concretamente, se guardan en una nave industrial de propiedad municipal sita en la calle Perú, en el barrio del Pueblo Nuevo. El almacén, una antigua fábrica de productos químicos de unos 3.000 metros cuadrados, alberga unos 6.000 receptáculos de metacrilato cuyas medidas, conforme a lo estipulado por el Ministerio del Interior (al que corresponde la titularidad del material) son 45 cm de largo, 34 de alto y 32 de ancho, con una ranura en el centro de 18 cm y 0,5 de cm abertura. (La democracia, ya ven, conjuga el rigor normativo con toda una semántica del orificio, para que luego digan que carece de sex-appeal.) Tal como se aprecia en esta imagen, las urnas se hallan dispuestas en columnas, sobre palés. Por lo demás, y dado que la ciudad requiere unas 1.800 (salvo cuando se celebran elecciones al Congreso y al Senado, en que hacen falta el doble) es probable que una parte de las 6.000 se destine a otras localidades de la provincia.
El presidente autonómico Carles Puigdemont interrumpió una sesión del Parlamento de Cataluña para proclamar que “la democracia española está enferma”. El diagnóstico es certero. Lo que resulta extraño es que sea él quien lo profiera. Es como si, estando en cama con fiebre, un paciente recibe la visita de sus virus para que le anuncien apesadumbrados: “Parece que tiene usted una gripe”.
Cuántas ocasiones nos viene dando en los últimos tiempos el nacionalismo catalán para que recordemos el aforismo de Nietzsche: “En las fiestas patrióticas también los espectadores forman parte de los comediantes”. Es desolador cómo el ridículo nacionalismo ha prendido entre una población que en otros ámbitos de su vida acierta a comportarse de un modo menos risible.
Inicia sesión en The Objective
Crea tu cuenta en The Objective
Recupera tu contraseña
Ingresa el correo electrónico con el que te registraste en The Objective