
Cheever, ni flores ni visitas
A su mujer, a sus hijos, a sus editores, a sus amantes, mujeres u hombres. John Cheever escribía entre diez y treinta cartas a la semana. Levantaba el teléfono y decía: “Te he enviado una carta”. Jamás escribió una mala carta, según William Maxwell, su editor en The New Yorker, con quien Cheever se escribió durante cuarenta años. En esta revista el autor desarrolló buena parte de su trayectoria, que fue reconocida en 1979 con un premio Pulitzer.