Antonio Vega da un concierto en el Hard Rock. Tiene un botellín de cerveza en la mano. No le gusta cómo está sonando y amenaza con suspender el concierto. Alguien del público le grita “borracho”. Él responde: “Tururú”. En otra escena del documental Tu voz entre otras mil lo entrevista Iñaki Gabilondo. “Has cometido muchos errores en la vida…”, le dice. “Las drogas…”. Antonio Vega respira hondo antes de responder.
El viernes se murió en Barcelona un editor irremplazable. Un editor que era, sobre todo, un lector apasionado y voraz. Claudio López Lamadrid era una de esas personas que de veras hacen del mundo un lugar mejor y que sus amigos y colegas no podremos reemplazar.
Se va un gigante de la literatura porque todas estas certezas las escondía bajo una amabilidad y una sonrisa poco comunes en personajes de semejante talla. Descanse en paz.
Los contrastes definen al hombre y a la sociedad. Los romanos distinguían a los patricios de la plebe, aunque ambos formaban un solo pueblo, unido bajo las siglas SPQR. Tocqueville, en los albores de la democracia, observó también la tensión que latía entre el espíritu aristocrático de las viejas élites y el instinto igualitario que instigaba el deseo del pueblo llano…
Los adivinos etruscos leían el futuro en el vuelo de los pájaros, en las entrañas de los animales sacrificados y en el destello de los relámpagos. A estos últimos, los augures los denominaban fulgura, de donde procede fulgor y fulgurante, que asociamos respectivamente a la luz intensa y a la velocidad. Se diría que el fulgor de una idea nos habla de su hechizo hipnótico y de la aprobación de los dioses, a los que entregamos nuestra vida si resulta necesario. El futuro queda iluminado por este resplandor, que es el de los creyentes y –en su vertiente negativa– el de los fanáticos. Los creyentes edifican un mundo nuevo; los fanáticos, en cambio, convierten el mundo en un infierno.
Con ocho basta. Consejos de Edith Wharton para el 8 de marzo
En 1790, Noah Webster escribió un ensayo sobre la educación necesaria para una joven república. Exigía que sus alumnos conocieran la historia de su país y la de los grandes hombres que habían entregado su vida por la libertad. Sabía que, en una democracia, el adoctrinamiento es imprescindible para inculcar los principios de la virtud republicana en el corazón de los ciudadanos.
Debo reconocer que no tengo un criterio para elegir qué noticia de The Objective voy a comentar en mi artículo semanal. Hoy, me he decantado por esta foto procedente del Nepal.