Oda a las cosas
Le robo el título a Neruda porque el periódico que sostiene este hombre no es solo un periódico. Y él ya evocó algo parecido en su “Oda a las cosas”. Este periódico no es un periódico porque es un clavo al que agarrarse en mitad del precipicio, una luz tenue pero testaruda que llega hasta el fondo de un pozo muy hondo. Siempre me ha fascinado la manera que tenemos de restablecer la normalidad en medio de la destrucción; cómo pequeños detalles le sirven a uno para ascender a la superficie y respirar cuando parece que todo se acaba.