Dionisio, hijo de Zeus, es el dios de la embriaguez, pero es también el dios de la vida inconsciente, con lo que es el nexo entre este mundo y otro cubierto por el misterio. Él simbolizaba la regeneración, y también la fertilidad. Se le veneraba en rituales (orgeia) secretos, en los que se bailaba y bebía vino para entrar en trance (enthusiasmus), y realizar en común todo tipo de acto sexual. Nietzche explica, en El origen de la comedia, que la práctica de los ritos en torno al dios (o diosa) griego lleva a quienes participan en ella al olvido de este mundo y la pérdida de conciencia de uno mismo. Durante el rito desaparecen las personas, es decir, los papeles que cada uno juega en sociedad, desaparecen las normas, y se vuelve a una vida animal. Las bacanales eran focos de conspiración para el crimen o para la política (una rama más ordenada del crimen), por lo que fueron prohibidos por el Senado romano, salvo autorización expresa.