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Cultura

Desde mi ventana: El pesado fardo

Delirios, aforismos y microrrelatos inspirados por el confinamiento

Desde mi ventana: El pesado fardo

En The Objective tenemos el placer de publicar en exclusiva los primeros capítulos del nuevo proyecto literario del novelista Álvaro del Castaño, Desde mi ventana, escritos en Londres durante los días de cuarentena.

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Desde mi ventana: Tenebrae 1

Es de noche y el parque sigue aún muy oscuro. El silencio solo lo rompe el feliz trinar de los pájaros de madrugada. Los pajaritos no saben que hay una pandemia mundial, y que el mundo ha cambiado. Inocentes, viven al margen. Siguen buscando denodadamente su apareamiento primaveral. Es la inocencia de la naturaleza.
En estos despertares matinales a veces dudo. ¿Amanecerá?

Recuerdo la luz de Madrid que siempre brilla en el rocío de la mañana, estallando el espejo del alma. Anticipo y anhelo la luminosidad limpia y clara, la que transforma la realidad. La claridad que juega con las sombras, recortándolas, aniquilándolas a su voluntad. Es la que nos enseña los múltiples ángulos de la vida. Es la brújula de las formas, pone de relieve, da vida.

Finalmente sí amanece. Pero la luz hoy es plana, monótona, igualitaria, no proporciona contrastes. Una vida sin contrastes es una penitencia sin relieves. Es sosa, pero áspera y antipática. Es parte de la cronostasis anímica en la que nos hundimos. Es un pesado fardo totalitario que iguala sin dar nada a cambio más que la sombra de la tristeza.

Este encierro a veces es la luz plana. Gracias a Dios recuerdo las palabras de Mary Engelbreit: si no te gusta algo, cámbialo. Si no lo puedes cambiar, cambia la forma en que piensas sobre ello.

El tiempo pasado puede ser, si te descuidas, un río en el que desaguan nuestros peores enemigos. En esas cloacas se alojan nuestros ejércitos de venganza. Estate alerta, la pestilencia te azotará en tus sueños, y ahora, te persigue.

No todo pasado fue mejor. El presente es lo que tenemos, es la nueva norma y hay que darle la bienvenida e instalarse en él. Hay que campar a nuestras anchas y tomar posesión de lo que tenemos. Hay que buscar la luz que reverbera en los objetos oscuros. Busquemos el lado oculto de la luna, donde están todas las respuestas.

Luchamos erguidos para recuperar los destellos de luz que antes nos cegaban a menudo. Leo a Hemingway y reflexiono sobre su teoría del iceberg. La aplico a la realidad y no a los relatos. Un cuento enseña solo parcialmente la dimensión total de la realidad, pues la mayoría se halla oculta. Nuestro relato actual nos enseña solamente la luz plana. Lo que no sabemos es que el sol aporrea la superficie superior de las nubes.

El sol existe, y la luz está, ¡búscala!

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ÍNDICE

Capítulo 1: Tempus Fugit

Capítulo 2: Mi casa es mi castillo

Capítulo 3: La belleza de la amistad se encuentra levemente implícita

Capítulo 4: Mirada furtiva. Un cuento

Capítulo 5: El gran desnivel

Capítulo 6: Inés

Capítulo 7: Una idea original

Capítulo 8: Morir solo

Capítulo 9: Atroz

Capítulo 10: Ángeles

Capítulo 11: Miedo

Capítulo 12: Los Errantes

Capítulo 13: Distopía. Un cuento

Capítulo 14: Esperanza

Capítulo 15: La peste

Capítulo 16: Estulticia

Capítulo 17: Gashin-Shōtan

Capítulo 18: Tenebrae

Capítulo 19: El pesado fardo

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