Cuatro restaurantes de agenda para viajeros de interior

Aunque sea cierto que en estos meses los destinos de costa ganan por goleada, también son muchísimas las personas que optan por hacer vacaciones de interior. Entre otras razones una de peso, a no todo el mundo le gusta ir a la playa y mucho menos en meses en los que están abarrotadas. Pero además porque en nuestro país son también numerosos los atractivos turísticos que no tienen nada que ver con el mar. Los tipos de turismo y de turistas son de lo más variopinto.

Es fijándonos en este viajero de interior que destacamos cuatro restaurantes de lo más recomendables para quien quiera darse un homenaje culinario en sus rutas vacaciones si es que están por la zona en la que se encuentran. De ser así, son direcciones gastronómicas para agendar. Hay cocina muy importante en cualquier lugar del país aunque vivan ajenas al foco mediático porque no tienen al frente a cocineros de esos que habitualmente aparecen en medios de toda índole.

Y esto les suma interés, sobre todo de cara al comensal, pues no va a tener que estresarse por conseguir una mesa ni hacer una reserva con meses de antelación. Cuatro restaurantes de estupenda cocina y muy buen nivel, en los que hay calma, mimo, entrega, dedicación, y todo eso contribuye al disfrute de quien se sienta a sus mesas. Direcciones que además no requieren dejarse la nómina…

Cuatro restaurantes de interior

Canela en Rama. Linares (Jaén)

La historia de Canela en Rama arrancaba hace quince años en una pequeña casa reformada del siglo XIX donde permanece la taberna del mismo nombre –también recomendable para un tapeo más informal de calidad y vinos por copas– ahora ocupando las dos plantas que antes compartía con el restaurante. Porque éste desde hace unos años dispone de espacio propio, a la vuelta de la esquina de esa casa madre, tal cual (C/ República Argentina, 12).

Juan Carlos Trujillo es el chef y propietario que está al frente junto a Mayte López, con una propuesta estacional y de mercado, enraizada en el producto local y la tradición andaluza y jiennense, recuperada y renovada desde un dominio exquisito de la técnica y con grandes dosis de creatividad. Una cocina en la que son fundamentales materias primas como el aceite de oliva virgen extra de la tierra, y clásicas las setas y la caza en temporada además de todo lo que puede dar de sí el cerdo ibérico de Huelva. Un lugar que no defrauda y donde además se pueden conocer los nuevos vinos andaluces.

Restaurante Alameda. Fuenmayor (La Rioja)

Alameda es un restaurante de referencia en esta zona riojana, con más de 25 años de historia, en la que siempre se acierta. Ubicada en el pueblo de Fuenmayor (Plaza Félix Azpilicueta, 1), excepcional recetario clásico a cargo de Esther Álvarez, autora de estupendos guisos y fondos maravillosos, y Tomás Fernández, maestro de los asados y uno de los platos fuertes del Alameda. Atentos al producto de temporada (trufas, setas, espárragos, alcachofa, borraja, guisante de lágrima…) y de mercado, su cocina se asienta en elaboraciones sencillas, naturales y muy sabrosas.

Materia prima de calidad y estupendos pescados (gallegos y del Cantábrico) y carnes a la parrilla, una de sus especialidades y pilar básico de su cocina, junto a la casquería, presente todo el año en la carta. Luego, junto a las croquetas, recomendables las verduras de temporada y los platos de cuchara que hacen a diario. Aquí todo se hace en casa, postres incluidos. Entre sus platos emblemáticos, la chuleta, indiscutible, y el rodaballo salvaje a la parrilla. El tándem que conforman Esther y Tomás han convertido esta casa en un lugar de peregrinaje para quien gusta del buen comer.

El Molino de Urdániz. Urdániz (Navarra)

Situado en la carretera de Francia por Zubiri (N-135), como bien indican ellos mismos en su página web, este restaurante es otro de palabras mayores. Cocina contemporánea con grandes dosis de sensibilidad, en la elaboración y en la presentación, regida por David Yárnoz. Un buen hacer avalado por las dos estrellas Michelin de la que disfruta. Abierto por sus padres hace más de dos décadas, su propuesta es una cocina en constante evolución a partir de un producto de temporada selecto.

El Molino de Urdániz es un lugar diferente, un espacio cálido en un entorno natural para descubrir la gastronomía personal y creativa de su autor. Con la puesta en escena que se valora en un dos estrellas (bucólicas vistas incluidas), una culinaria moderna en la que queda patente el dominio de las técnicas más actuales, además de su compromiso con el medio ambiente pues aprovechan todo lo posible cada producto en pro de la gestión más eficiente de los recursos de que disponen.

En el Molino, en la planta superior de la magnífica casona de piedra en la que se ubica, un único menú gastronómico de 14 pases que varía con las estaciones. Para conocer aquellos inicios familiares está en la planta baja el restaurante Origen, donde junto a la chimenea, en invierno, se pueden disfrutar todavía las recetas de la tradición navarra, una también estupenda cocina casera.

Drómo. Badajoz

Drómo es el proyecto personal de joven Juanma Salgado, puesto en marcha hace más de cuatro años en la Plaza de la Molineta de la provincia extremeña. Alta cocina joven, fresca y moderna de la mano de un cocinero con sólida trayectoria profesional pues ha pasado por cocinas tan destacadas como la de Dos Cielos, Quique Dacosta, Martín Berasategui o Dani García.

En un entorno informal, una estupenda experiencia gastronómica en la que el comensal viaja a través de los sabores y las texturas de sus elaboraciones pero sin que falte la impronta de ésta su tierra natal, Extremadura. Su repertorio es fruto del trabajo, la reflexión y sin duda del conocimiento que tiene Juanma, porque también hay mucha complejidad en sus elaboraciones. La manera de conocerla, escoger entre los dos menús degustación que propone, uno algo más largo. Buena bodega y estupendo servicio de sala bajo las directrices de Paloma Sánchez, anfitriona, pareja de Juanma y la otra pata fundamental de esta casa.