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Gastronomía

Cinco restaurantes en Castilla y León a los que volver siempre es un gusto

De calidad incuestionable y una cocina con raíces por bandera, direcciones de tierras castellanas a las que da placer regresar porque el disfrute está asegurado

Cinco restaurantes en Castilla y León a los que volver siempre es un gusto

El comedor Hortensia de el restaurante El Ermitaño, homenaje a sus predecesores.

Por la extensión que ocupa Castilla y León es habitual tener ocasión de pasar por alguna de sus provincias para quien viaja con frecuencia (y por obligación) a lo largo del año. Pero también debido a ese gran tamaño territorial son muchos los reclamos culinarios para quien gusta de practicar turismo gastronómico o escapadas con ese fin, con restaurantes más o menos cerca en función de la disponibilidad de tiempo de cada uno.

Para unos y otros, en la región castellano leonesa van en aumento los restaurantes recomendables para quien gusta del buen comer, ya sea gastrónomo o más bien foodie. Aunque esas direcciones que van y vienen no le roban un ápice de protagonismo a otros tantos locales convertidos en lugares de peregrinaje hace muchos años y a los que siempre es un placer volver. Porque vas a comer muy bien, te van a atender de maravilla y jamás de cansas de regresar en cuanto se presenta la ocasión. Y no, seguro que no son algunos de esos (famosos) en los que muchos ya estarán pensando pero los cinco para guardar entre los favoritos.

Restaurantes en Castilla y León

El Nazareno. Roa (Burgos)

Un curiosísimo restaurante en el que sólo elaboran lechazo asado, su especialidad y por la que son reconocidos. Es más, abren exclusivamente para comer y si han recibido encargos de asados, para lo que tienen el tope hasta las doce del mediodía.

La familia Cristóbal lleva muchos años a cargo de este restaurante, y son ahora los hermanos Javier y Roberto quienes se ocupan de la cocina y la sala, respectivamente. Desde el comedor, con vistas al Duero, se pueden ver los hornos de los que salen sus estupendos y afamados corderos de El Nazareno.

El resto, una oferta popular y muy manejable por limitada: han incorporado algunas carnes más por si alguien gusta (carrilleras, perdiz escabechada y solomillo) y antes entrantes como embutidos, la morcilla frita de Burgos, los espárragos, anchoas o los langostinos al ajillo, además de la ensalada que acompaña el lechazo. Sabroso, crujiente, siempre en su punto. Para beber, amplia relación de vinos de la Ribera del Duero. (Plaza de Puerta del Palacio, 1. Roa)

El Almacén. Ávila                                    

Con vistas a la muralla abulense, El Almacén abre sus puertas en lo que había sido la panera de trigo de la ciudad, para lo que se construyó en 1880 y a lo que recuerdan detalles de la decoración. Con una cuidada cocina de producto continúa siendo una de los mejores establecimientos de Ávila.

Propiedad de Isadora Beotas, al frente de los fogones, y de su marido, el reconocido sumiller Julio Delgado, les define una gastronomía moderna que no pierde las raíces pero donde destacan las buenas dosis creativas. De las primeras direcciones que apostaron por las nuevas tendencias en una tierra donde manda la tradición. Eso sí, en la casa nunca faltan clásicos como las judías de El Barco de Ávila o el chuletón de buey.

Trabajo serio, buena ejecución, buen producto de temporada y referente tanto por su mesa como por la impresionante bodega que Delgado maneja, inabarcable y con vinos de las más variadas procedencias. (Carretera de Salamanca, 6. Ávila)

Fachada del restaurante El Almacén.

Estrella del Bajo Carrión. Villoldo (Palencia)               

El entorno en el que se encuentra el restaurante es ya un tanto a favor porque supone un auténtico privilegio. Rodeado de naturaleza y dentro del acoger hotel del que recibe el nombre, es propiedad de las hermanas Pedrosa –quienes además regentan Villoldo en Madrid–, y Alfonso Fierro, el hijo de una de ellas, es quien dirige la cocina. Con el producto fresco de temporada (caza, setas, pescados gallegos…) como referencia, en su propuesta hay un constante ir y venir entre tradición y modernidad, pero sin perder la esencia ni dejarse llevar por las tendencias.

Se puede decir que la suya es una cocina más bien sobria, con míticos platos como el revuelto de boletus con foie y yema, las alubias de Saldaña, o la paletilla de lechazo entreasada. La repostería es casera por lo que hay que encargarla al comenzar a comer porque requiere su tiempo. (Mayor, 32. Hotel Estrella del Bajo Carrión. Villoldo)

Comedor del restaurante Estrella Bajo Carrión.

El Ermitaño. Benavente (Zamora)

Los hermanos Pedro y Óscar Pérez son dos cocineros autodidactas, dueños y gerentes de El Ermitaño. Este es uno de esos restaurantes de guisos populares. Lo pusieron en marcha sus padres (Hortensia y Manuel) y donde los hermanos, hoy en día, practican una de las cocinas más reconocidas de Zamora.

En plena naturaleza, y entre muros del siglo XVIII, sus propuestas discurren por unos caminos más actuales evolucionando la culinaria tradicional y dándole más movimiento. Su carta vive un cambio constante, muy atentos ahora al producto de temporada. Ante todo intentan que la materia prima que emplean sea autóctona de la región, sacando lo máximo de cada una de ellas, pero sin perder el sabor propio de su tierra. Tienen un horno de encina para asados pues se cuentan entre sus indispensables. Extensa oferta vinícola y una bucólica buhardilla para disfrutar las sobremesas sin prisa. (Arrabal Huerta de los Salados s/n. Benavente)

Restaurantes en Castilla y León
El lechazo de El Ermitaño, uno de sus clásicos.

Camarote Madrid. León

Esta taberna-restaurante es cita obligada por las opciones que ofrece para cualquier momento del día, pues permanece abierta desde las 12.00 horas. Sus habituales lo conocen como El Madrid y a la hora del aperitivo es una dirección de las que mejor ambiente tiene en la ciudad. Incluso cuenta con un punto canalla que le suma encanto.

La barra es ideal para un picoteo informal con amigos, aunque a determinadas horas lo de encontrar sitio se hace complicado porque es aquí, de pie y en su terraza, donde se encuentra el ambiente. La variedad de tapas que elaboran entran por los ojos y son indispensable la ensaladilla o los calamares. Pero también el cazón en adobo, el picadillo o las almejas a la sartén, de una oferta interminable donde incluyen mariscos, según algunos de los mejores en la ciudad. Además, tienen en la oferta vinícola otro de sus puntos fuertes. (Cervantes, 8. León)

Camarote Madrid en León.

Las direcciones recomendadas responden exclusivamente a un criterio profesional.

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