Andrés de Inglaterra no irá a juicio a pesar de las palabras de su masajista: «Fue aterrador»

Nuevo giro de los acontecimientos en el proceso judicial contra el príncipe Andrés de Inglaterra. Cuando ya se tenía conocimiento de una fecha concreta -el 10 de marzo- para su declaración tras haber sido acusado de supuestos abusos sexuales por Virginia Giuffre, los abogados del duque de York anunciaban que se había llegado a un acuerdo extrajudicial. Un paso por el que no debería ir a juicio.

Aunque los términos de este acuerdo impiden que las partes hagan público los pormenores, The Telegraph ha dado una cifra: 14 millones de euros (algo más de 12 millones de libras). Esta será la cantidad que Andrés de Inglaterra abonará a Giufrre y a la ONG creada por ella, tocando el bolsillo de la reina. La soberana será la encargada, según el tabloide, de «financiar parte» del montante.

Los abogados del duque presentaron el martes un escrito al juez encargado del caso, Lewis A. Kaplan, en el que le solicitan «la suspensión de todos los plazos» del juicio, que estaba previsto para el próximo otoño. Además, en este mismo documento, los representantes legales del príncipe Andrés indican al magistrado que presentarán una demanda de sobreseimiento del caso en un plazo de 30 días.

La respuesta del juez y el compromiso del príncipe Andrés de Inglaterra

Al parecer, el juez tardó pocas horas en responder a los abogados del hijo de Isabel II. Su contestación fue clara, y capetó suspender los plazos y todas las acciones relacionadas con el caso hasta el próximo 17 de marzo, precisamente cuando se cumplen esos 30 días de margen. Si en estas semanas no recibe formalmente la demanda, «los hechos serán sometidos a juicio en los plazos indicados con anterioridad».

A pesar de las primeras reticencias, los abogados de ambas partes han emitido un comunicado conjunto en el que se detallan varios puntos del acuerdo. Uno de ellos es ese «donativo sustancioso» que el príncipe Andrés hará «a la organización de Giuffre que defiende los derechos de las víctimas de abuso y tráfico sexual llamada SOAR».

Por primera vez desde que el escándalo vio la luz, Andrés se desmarca de Jeffrey Epstein. De hecho, en el escrito se responsabiliza de todo al productor: «Es de sobre conocido que Jeffrey Epstein llevó a cabo una actividad de tráfico de menos con una incontable cantidad de chicas menores de edad durante muchos años. El príncipe lamenta su relación con Epstein y alaba el coraje de Giuffre».

En ningún momento se admite la responsabilidad personal del hermano de Carlos de Inglaterra: «El príncipe Andrés jamás intentó mancillar la personalidad de Giuffre». Asimismo, se hace hincapié en que Andrés «se compromete a demostrar su arrepentimiento por esa relación con Epstein apoyando la lucha con el tráfico sexual y apoyando a las víctimas».

Una noticia que llega tras las demoledoras palabras de su exfisioterapeuta

El acuerdo entre el príncipe Andrés de Inglaterra y Virginia Giuffre llega solo unos días después de conocerse el brutal testimonio de quien fuera fisioterapeuta del duque de York y de su exmujer, Sarah Ferguson. The Sun hizo público el testimonio de Emma Gruenbaum, una masajista deportiva que le atendió hace casi 20 años. No fueron muchas las veces que le trató, pero sí las suficientes como para que sus palabras pongan los pelos de punta.

Emma explica que en cada una de las sesiones terapéuticas que tuvieron, el hijo de la reina Isabel le hizo comentarios sexuales que estaban fuera de lugar, le insistía en estar totalmente desnudo y realizar los masajes siempre en la habitación personal del príncipe, a pesar de las objeciones de la fisioterapeuta.

Detalla uno de esos episodios ocurridos en el verano del año 2005 cuando ella tenía 34 años y hacía solo unos meses que había saltado el caso Epstein. Por aquel entonces, trabajaba como masajista deportiva en el Wentworth Club de Surrey, donde trataba a Sarah Ferguson. Fue precisamente ella quien le recomendó a su exmarido ponerse en manos de Emma.

«Andrés de Inglaterra fue un acosador sexual desde el principio»

«Tenía muchos clientes de alto perfil y a menudo acudía a sus domicilios para hacer mi trabajo. Pero Andrés era muy diferente. Fue un acosador sexual desde el principio», reconoce en el tabloide. Cuenta que sus servicios fueron requeridos un domingo por el secretario personal del duque. La masajista acudió a la cita a las seis de la tarde.

«Llevé mi camilla, la que suelo utilizar porque está colocada a la altura idónea para hacer el masaje de manera correcta. Pero cuando llegué allí me dijeron que no, que él usaría su propia camilla». A partir de ahí relata cómo fue aquel encuentro: «Un miembro del personal me condujo por la casa hasta el dormitorio, una suite principal impresionante».

«Expliqué que no me sentía cómoda haciendo mi trabajo en su habitación, y además indiqué que la camilla estaba demasiado alta, a una altura que me obligaría a dar el masaje al nivel de mis pechos, que es algo que no quería. Así que dije que no me sentía cómoda». La respuesta fue que no había otras opciones porque así era «como le gustaba al duque porque así se podría meter en su cama al terminar».

Le advirtieron «que no montara un escándalo» y la dejaron sola. Trató entonces de ajustar la camilla. En ese momento cuenta que escuchó una voz profunda que se dirigía hacia ella con expresiones subidas de tono. «Me puse de pie rápidamente y me di la vuelta. En ese momento él ya estaba contra mí, frente a frente. Intentó abrazarme desnudo, y yo tenía que apartarlo con mis manos diciéndole: ‘Yo no doy abrazos’».

La verborrea del príncipe

La fisioterapeuta entra en detalle confesando lo que ocurría y los comentarios explícitos que le dirigía mientras trabajaba. «Siempre miré hacia otro lado cuando se ponía en la camilla y me aseguraba de que tuviera una toalla cubriendo sus partes íntimas, porque siempre estaba desnudo. Comencé el masaje y de inmediato comenzó a hablar y a hacer chistes de sexo anal. Me preguntó cuándo había tenido relaciones por última vez y, aunque le dije que se callara él siguió y siguió».

«Cada vez que lo veía intentaba sobrepasarse», afirma antes de explicar que incluso hubo una vez que la invitó a ver una película en dos ocasiones. «Era asqueroso, parecía que le gustaba que le tratara mal. Y un día dejé de recibir llamadas». Fueron seis sesiones de tratamiento, tras lo que Emma Gruenbaum recibió un cheque abonándole sus servicios junto a una nota de agradecimiento.

A partir de ese momento, no solo dejaron de reclamarla por parte del duque de York: «No volví a ver a Sarah Ferguson cuando comencé a tratar a su ex, y es algo que me extrañó». A pesar de su espeluznante experiencia, afirma que no presentó ninguna queja. «Siempre solía decirles a mis amigos lo terrorífico que era».