Carla Vigo se sincera sobre la muerte de su madre y cómo es su vida en un piso tutelado
La joven ha concedido su entrevista más sincera en la que ha hablado de sus problemas relacionados con su salud mental
Carla Vigo, sobrina de la reina Letizia, ha concedido su entrevista más sincera. Lo ha hecho a la revista Lecturas, en unas líneas en las que se puede entrever su complicada infancia, condicionada por la muerte de su madre y su actual vida, que desarrolla dentro de un piso tutelado en el que convive con otras ocho personas. La joven, la única hija de Érika Ortiz y Antonio Vigo, tenía tan solo seis años cuando su madre se quitó la vida. Una situación que le dejó marcada para siempre. En los últimos años, Carla ha ocupado innumerables minutos en los programas de televisión por su deseo de convertirse en actriz, por sus ingresos en el hospital o, simplemente, por ser la pieza más extrovertida y desenfadada dentro de la familia Ortiz.
Si por algo han destacado, todos estos años, todos los familiares de la Reina, al igual que la propia Letizia, su hermana Telma o, incluso, su madre, Paloma Rocasolano, es por mostrarse siempre en un segundo plano. Sin ofrecer declaraciones a la prensa, llevando una vida tranquila y alejada de polémicas. Algo que parece ser que no va con Carla. En los últimos tiempos, la joven ha acudido a innumerables eventos, en los que ha respondido, amablemente, las preguntas de los medios de comunicación.
«A los cuatro años me dio mi primer ataque de ansiedad»
Así, gracias a su testimonio hemos podido saber, por ejemplo, cuál es su actual relación con Victoria Federica o cómo se siente su tía Letizia. Aunque eso sí, en más de una ocasión ha guardado silencio, siguiendo las recomendaciones de Zarzuela. Ahora, parece ser que Carla no ha tenido problema en hablar y, sobre todo, lo ha hecho para contar su realidad. Como ya hemos comentado, lo que más marcó su vida fue la muerte de su madre, un momento del que todavía Carla no se ha recuperado, pero que ya lleva con mayor integridad que como lo hacía tiempo atrás.
Esto hizo que, desde muy pequeña, comenzara a experimentar inconvenientes con su salud mental. Según su testimonio, a los cuatro años sufrió su primer ataque de ansiedad y, dos años más tarde, comenzó a ir a terapia. En todo este tiempo, Carla siempre ha contado con el apoyo de su familia y de sus amigos. Y, también, con el de la propia reina Letizia, con quien la joven tiene muy buena relación. «Es la mejor, la apoyo en todo», ha confesado Carla en Lecturas. Además, ha afirmado que su tía es como «Dios», «está en todas partes», ha afirmado. Fue la muerte de su madre lo que causó un punto de inflexión en su vida y por lo que decidió acudir a terapia.
Aunque eso sí, desde un primer momento no fue consciente de por qué estaba triste o qué se lo estaba produciendo. «Me ha costado muchos años ser consciente (…). Me hubiera gustado despedirme de ella, pero me despedí en una carta que publiqué en redes hace un año», ha explicado. Al ser tan pequeña, no comprendió la muerte de su madre, quien se quitó la vida. «Entendí que tenía una enfermedad, pero me sentó abandonada, porque tú eliges vivir o no. En mi familia, la salud mental nunca ha sido un tabú, siempre me han llevado a psicólogos y me han cuidado», ha apostillado Carla.
Carla vive en un piso tutelado junto a otras ocho personas
No fue hasta que no cumplió 20 años cuando su vida se asentó un poco más. En ese momento, decidió marcharse hasta Alemania para trabajar como au pair, lo que le hizo crecer y madurar rápidamente. Antes de eso, había pasado por distintos procesos de anorexia y bulimia. Fue durante su adolescencia cuando se dio cuenta que algo no marchaba bien, aunque no fue consciente hasta hace pocos años. Es por eso que hace no mucho estuvo ingresada en el hospital por tomar laxantes y acabar deshidratada. Es más, fueron sus dos abuelos, Paloma y Jesús, quienes fueron a recoger a su nieta al centro médico. Ahora, gracias a todas las pautas de los especialistas, Carla ha aprendido a aceptarse y, sobre todo, a comer de forma adecuada. Y a no castigarse.
Ahora, su vida es muy distinta a cómo la había imaginado. Carla vive en un piso tutelado junto a otras ocho personas que le sirven de apoyo en los momentos más complicados. Por ahora, no descarta seguir con su vocación que es la interpretación, un proyecto que tendrá que esperar hasta que esté totalmente recuperada. «Hay que trabajar en uno mismo. Te lo enseñan en terapia», ha explicado Carla sobre todo lo que está aprendiendo en estos últimos años.