Orbán arremete contra la política europea en Ucrania y elogia a Trump en un acto en Rumanía
El primer ministro defiende el «nacionalismo cristiano» frente a la ausencia de «moral pública en Occidente»
El primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, ha criticado lo que entiende como una política de belicismo de la Unión Europea sobre la guerra de Ucrania y reivindicado el nacionalismo cristiano frente a los «ofendidos» liberales durante un discurso este fin de semana en la localidad de Baile Tusnad, en la Transilvania rumana, aunque con un destacado porcentaje de etnia húngara.
«Bruselas quiere lograr la paz en Ucrania apoyando la guerra. Europa ha dejado de defender sus propios intereses y lo único que está haciendo ahora es seguir la estela de Estados Unidos a costa de su autodestrucción», ha declarado este pasado sábado durante un discurso de dos horas en esta localidad, que visita aproximadamente cada año y donde suele pronunciar sus discursos más encendidos.
En esta ocasión hay que añadir que Hungría ocupa ahora mismo la presidencia de turno del Consejo de la Unión Europea, un momento que ha puesto todavía más de manifiesto las habituales fricciones entre el euroescéptico primer ministro y sus socios de Bruselas y en especial desde la gira que le llevó a visitar Rusia y reunirse con el presidente del país, Vladimir Putin, a principios de mes.
Orbán, que describió como «falsa» la idea de que Rusia es «una rígida autocracia estalinista», insistió en que su viaje a Moscú formaba parte de una «misión de paz» que tiene el objetivo final de «convencer a Europa de que debe perseguir una política independiente en Ucrania» y reivindicó la importancia del «nuevo eje de poder» que ha aparecido en el continente desde la guerra de Ucrania, uno en el que Francia y Alemania han perdido fuerza frente «al nuevo centro de influencia que representan Londres-Varsovia-Kiev, los estados bálticos y los países escandinavos».
El primer ministro húngaro no escatimó palabras contra Alemania, a la que acusó de guardar «silencio» sobre la explosión de los gasoductos Nord Stream 1 y 2 a finales de 2022. Rusia ha insistido durante todo este tiempo en que se trataba de un sabotaje por parte de algunos de los países escandinavos, si bien la comunidad internacional cerró filas desde el primer momento y acusó al Kremlin de haber perpetrado un ataque de falsa bandera.
«El hecho de que nadie haya esclarecido todavía lo que ocurrió demuestra que ha ocurrido un acto de sumisión frente a un flagrante acto de terrorismo dirigido por Estados Unidos», ha añadido.
En términos generales, Orbán pronunció en Baile Tusnad un discurso maximalista en el que acusó directamente a Occidente de «negar la existencia del Estado-nación», una estructura caracterizada por «una cultura particular, con un conjunto de valores comunes de los que derivan requerimientos morales comunes, bajo común consentimiento, y una base bíblica».
El primer ministro húngaro puso la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de París — un espectáculo caracterizado por la destacada intervención de la comunidad LGBTQ — como ejemplo de que «no hay moral pública en Occidente», una entidad que «ha dejado de aspirar a grandes ideales» y rechazado «el secreto de la grandeza que es servir a algo más grande que uno mismo» por lo que «frente a los liberales ofendidos, entallados, de café latte y sin azúcar ni nada» hay que «enarbolar una bandera para que los jóvenes y valientes nacionalistas cristianos se reúnan a su sombra».
Nada representa mejor este concepto, a su entender, que el candidato republicano a la Casa Blanca y gran aliado de Orbán, Donald Trump, un hombre con la misión de «que el pueblo estadounidense pase de ser un Estado liberal posnación a un Estado nación, y por eso quieren encarcelarlo, matarlo o quitarle su riqueza», ha manifestado en relación al intento de asesinato del que fue objeto el magnate hace dos semanas. «Es probable que este intento no sea el último de la campaña», ha asegurado.
Orbán se declaró convencido de la victoria del expresidente en las elecciones de noviembre, un momento que representará un punto de inflexión para Europa dadas las intenciones de Trump de volver a abrir las líneas de comunicación con Rusia — el expresidente no guarda buena relación con el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, a quien considera un pedigüeño por estar solicitando constantemente ayuda económica y militar — para negociar la paz.
«Si Europa no ha cambiado para entonces su política para orientarla hacia la paz, tras la victoria de Trump tendrá que hacerlo después de admitir que ha sido derrotada», ha avisado el primer ministro durante su discurso, recogido por el periódico húngaro ‘Magyar Nemzet’, próximo al mandatario.