Infusiones: cinco beneficios (más allá del té) para tu organismo en verano
Hay toda una vida más allá del té y muchos beneficios que a sorbos pueden solventar parte de nuestros malestares estivales
Condenadas al ostracismo de las bebidas calientes, las infusiones parecen pasar de puntillas por nuestro verano. Con la endemoniada fama de su temperatura y de la falta de apetencia de tragos calientes, nuestras vacaciones se convierten en un erial donde tés, manzanillas, poleos, mentas, tilas y otro sinfín de infusiones suelen pasar a mejor vida.
Por desgracia, sacarlas de la ecuación del verano no es necesariamente una buena idea, sobre todo si partimos de la base de que no siempre tenemos por qué beberlas calientes. Templadas, atemperadas o incluso frescas, algunas infusiones pueden tener mucho recorrido como bebidas refrescantes durante los meses de más calor.
Sin embargo, como pasa a menudo cuando consumimos bebidas muy frías, nuestro organismo se enfrenta a un ligero shock térmico que provoca una reacción de frescor instantáneo que en cuestión de segundos pasa a una sensación de calor. Esto se debe a que nuestro organismo tiene que reajustar esa ‘caldera’ térmica para equilibrar las temperaturas de lo ingerido con la temperatura corporal, por lo que al quemar más energía para templarnos, acabamos sintiendo algo más de calor.
Esta es la razón por la que una de las mejores opciones para rehidratarnos en verano es el consumo de bebidas templadas o calientes, como podría ser el café o las infusiones, aunque hoy no solo vamos a centrarnos en este beneficio, sino en lo que pueden hacer por nuestra salud.
Pensemos por un momento ciertos problemas que suelen atribularnos durante las vacaciones. Desajustes horarios, comilonas, masiva ingesta de alcohol, digestiones pesadas, siestas a destiempo, problemas para conciliar el sueño, exceso de sudoración… Aunque el verano nos encante hay que tener en cuenta que siempre nos pone ciertas trabas en nuestro bienestar vacacional, razón por la que tener en cuenta esta dieta para enfrentarse al calor.
Es evidente que, como dice el refrán, las penas con pan son menos penas —en este caso, las penas con vacaciones son menos penas—, pero no por ello debemos aparcar a las infusiones de nuestro día a día, más aún cuando pueden venir a nuestro rescate de múltiple maneras.
Por eso, vamos a ver de lo que es capaz nuestro herbario para venir al rescate de cuerpo y mente —alma de momento no— a la hora de recurrir a kettles, hervidores y teteras para tener nuestras infusiones a punto. Aunque se tarda poquísimo en hacerlas, tener un retén en la nevera para apostar por ellas es muy sencillo y barato.
Los cinco beneficios de las infusiones en verano
Todo lo que podemos disfrutar de una infusión en invierno es susceptible de hacer lo propio en verano. Los nombres más comunes los conocemos, pues están presentes en los lineales de nuestros supermercados durante todo el año. Quizá el té —en cualquiera de sus versiones— sea el rey de las infusiones, pero no está solo.
De cerca le siguen la manzanilla, la tila y el poleo menta —o menta poleo— que pertenecen a esa guardia pretoriana de hierbas secas con las que todos hemos crecido. Sin embargo, en los últimos años, tanto en herbolarios como en supermercados estamos viendo cómo proliferan nuevas hierbas con beneficios que en verano no debemos dejar pasar.
Tampoco debemos temer al mundo de las infusiones por pensar que son sosas. No olvides que podemos recurrir a opciones sin azúcares añadidos, donde no agregar los edulcorantes tradicionales o alternativas como la miel, pero sí podemos abogar por frutas, cortezas y cáscaras que aromaticen sin añadir calorías.
La eterna y digestiva manzanilla
Conocida desde hace cientos de años, ya los egipcios y los romanos incluían en sus rituales purificadores la presencia de la manzanilla, también llamada camomila, y nosotros no pretenderemos quedar atrás de las tierras de faraones o emperadores. Su uso como digestivo está más que extendido, siendo una de las infusiones más que recomendada tras comilonas copiosas o en situaciones en las que sentimos más pesadez de lo habitual.
También nos echa una mano, digestiones aparte, con ciertas sensaciones de náuseas o vómitos que podrían acompañarnos en verano. Pongamos por caso tras una gastroenteritis por consumir algún alimento en mal estado (cuidado con ciertos patógenos en nuestra comida durante el estío), por sufrir los efectos de una resaca tremebunda o simplemente por los mareos ocasionados tras un viaje, bien sea en avión, tren o carretera.
Dulces sueños a base de tila y valeriana
Juntas o por separado, este binomio es otra de las infusiones que no deberíamos dejar de tener a mano en verano. Tampoco conviene alejarse de ellas en invierno, sobre todo para regular ciertos ritmos circadianos y los ciclos de sueño, pero en verano nos puede venir más que bien.
Frecuentes en las dietas de las personas con insomnio y otros trastornos del sueño, la tila puede venirnos especialmente bien para mitigar los efectos del estrés térmico nocturno, un malestar que se multiplica en verano por las dificultades a la hora de dormir. Altas temperaturas, cambio de rutinas, ingesta de alcohol, exceso de excitación, alimentación descuidada… Los enemigos que acechan a tus dulces sueños son muchos, diversos y dar cuenta de ellos a costa de tila y valeriana podría hacer mucho bien.
Los beneficios depurantes del hinojo y del anís
Miles de abuelas no podían estar equivocadas cuando recurrían al anís y al hinojo, preparados en oportunas infusiones, para facilitar no solo nuestras digestiones, sino también reforzados por sus propiedades carminativas —la expulsión de gases del tubo digestivo—, que podrían ser de mucha ayuda antes las comilonas veraniegas.
Además, entre sus ventajas, al contener anetol —el compuesto aromático ligeramente dulzón que contienen— podríamos evitar añadir edulcorantes o azúcares, encontrando un remedio fácil, rápido, digestivo y sabroso para que nuestras comidas tengan un final feliz sin que nos arrepintamos de lo ingerido.
El jengibre y la cúrcuma, algo más que ingredientes para tu cocina oriental
Presente en nuestros mercados desde hace unos cuantos años, este particular rizoma no solo nos ha conquistado por sus aromas picantes y alimonados, que le suelen ir de maravilla a la cocina japonesa, sino también por las propiedades que de él podríamos tener a la hora de convertirlo en infusión.
En este caso no se trata tanto de comprar infusiones ya elaboradas, sino de añadir el jengibre a, por ejemplo, un té verde, aunque también podemos añadírselo a la manzanilla pero con cuidado, pues el jengibre es energizante. Bastaría con añadir una rodaja de jengibre a nuestros tés favoritos para aprovecharnos del potencial antiemético (combate las náuseas) de este rizoma de color amarillo.
Además también tiene ciertas propiedades antiinflamatorias, por lo que nos vendrá bien para combatir los edemas periféricos tan frecuentes del verano, muy abundantes por la retención y acumulación de líquidos debido a la dilatación de los vasos sanguíneos.
En el caso de la cúrcuma (otro rizoma de la familia de las zingiberáceas y por tanto familia del jengibre) podemos aprovecharnos de virtudes similares. También conviene comprarla en fresco y rayarla o trocearla para añadirla a nuestro té favorito —o a otras infusiones—, donde podríamos beneficiarnos del efecto antioxidante que tiene. A eso hay que sumarle su tarea en la lucha contra la acidez gástrica y a la secreción de jugos biliares, por lo que acelera las digestiones.
La equinácea no es solo para el invierno: adiós a los resfriados
Puede parecer un contrasentido hablar de resfriados en verano pero haberlos haylos. El abuso de los aires acondicionados, los constantes contrastes térmicos, sobre todo durante la noche, o enfrentarnos a situaciones imprevistas —pensemos en salir de un baño y no secarnos a conciencia— pueden complicar nuestra salud respiratorio del mismo modo que una noche fría de verano donde no salgamos bien abrigados.
Pues para ello viene al rescate la equinacea, una de las infusiones más desconocidas pero mejor valoradas, pues entre sus virtudes está la de ser antiinflamatorio y la de ser un refuerzo natural del sistema inmunitario. Una infusión de equinácea puede combatir la tos, la mucosidad e incluso corregir ciertas décimas de fiebre ocasionadas por constipados, resfriados o infecciones del sistema respiratorio. No es la panacea, pero es un alivio que conviene tener a mano.