Dinamita para tu semen: los cuatro alimentos que más perjudican a tu esperma

Puede pasar desapercibida la salud seminal a menudo en el caso de los hombres. Más allá de las reticencias a hablar de semen o esperma con los médicos, la realidad es que son muchos los hombres que desconocen su calidad espermática. Un problema que, cuando se trata de fecundar o intentar la concepción, salta a la palestra a costa de espermatozoides con poca movilidad, en poca cantidad o con formas que impiden que logren su objetivo.

Como en tantos campos de nuestra vida, lo que comemos acaba suponiendo una losa para que estos soldados del amor consigan su misión. Además, no solo eso, pues a veces la relación entre calidad espermática y salud sexual no está tan clara. Por este último motivo, gozar de una buena salud sexual y de una libido elevada no tiene por qué significa que nuestro semen sea de calidad.

Resulta evidente remarcar que hay ciertos hábitos que ya de por sí van a suponer un misil en la línea de flotación seminal. El sedentarismo y no hacer ejercicio son solo un par de piedras más en el saco que lastre las posibilidades de nuestros espermatozoides, pero no son los únicos. También afecta la edad, como es plausible, pues la reducción de la testosterona también suele afectar al conteo de espermatozoides, aunque no significa que una menor cantidad de testosterona esté relacionada directamente con la infertilidad, sí podría verse afectado.

Por desgracia cuando tocamos la sexualidad, los hombres tendemos a acordarnos solo de Santa Bárbara cuando truena. Es en ese momento cuando recurrimos a urólogos o, si estamos intentando tener hijos, a clínicas de fertilidad para comprobar qué pasa con nuestros espermatozoides.

En ese momento es cuando ponemos blanco sobre negro para comprobar qué pasa ahí abajo. El recuento espermático, que no debe confundirse con un seminograma o espermiograma, mide la cantidad y calidad del semen y los espermatozoides. Estos recuentos miden ciertos valores como la concentración, la cantidad, la movilidad espermática, la morfología o la vitalidad.

En parámetros normales, una concentración superior a 15 millones de espermatozoides por mililitro de esperma se considera aceptable, aunque para conseguir el embarazo, se estima que debe ser una cantidad superior a los 39 millones de espermatozoides por eyaculación. Importa que se muevan (al menos que lo hagan un 40% de ellos), que estén vivos (más del 58% del total) o que tengan una forma adecuada en relación a cabeza, cuello y cola, según explican desde la clínica de fertilidad y reproducción asistida MiniFiv.

Qué alimentos perjudican la calidad de tu semen

El concepto semen y esperma se utiliza indistintamente para referirnos al líquido viscoso que se secreta en las eyaculaciones, pero conviene también comprender que la abundancia de este líquido no tiene por qué suponer una calidad espermática buena. De nuevo tratamos con una cuestión de volumen y de cantidad, pero lo que realmente importa en términos reproductivos es que los espermatozoides sean muchos, móviles y bien formados.

Así se evita, por ejemplo, la oligospermia (baja concentración), la astenozoospermia (baja motilidad) y la teratozoospermia (pobre morfología), que son causas de infertilidad recurrentes y donde la dieta también puede tener parte de culpa. No total, evidentemente, pero sí que tenga su porcentaje de culpabilidad.

Aparte de ello hay otros factores respecto a nuestros hábitos que pueden hacer saltar por los aires la calidad seminal. Hablamos, por ejemplo, del tabaco, ya que el tabaquismo es uno de los principales dinamitadores de nuestros espermatozoides y nuestro semen, limitando su número y movilidad. Otras causas, a veces más desapercibidas, podrían tener que ver con nuestros trabajos, como aquellos que expongan la bolsa escrotal a las altas temperaturas o, incluso, utilizar ropa interior demasiado ajustada o la contaminación atmosférica.

Además, se trata de una tendencia continuada en los últimos años, como explica el doctor Edwin McDonald, de la Universidad de Chicago, que avala una merma de la cantidad de espermatozoides de «entre un 50% y un 60% en los últimos 50 años», como explican varios estudios.

Es además el mismo McDonald el que también habla desde un blog de la Universidad de Chicago de esos alimentos que se dedican a hacer la zancadilla —metafórica— a nuestros espermatozoides, rebajando su motilidad y su cantidad en función de lo que tengamos en nuestra dieta si el semen nos importa.

Carnes procesadas

Son muchas las afecciones que se vinculan a un consumo desproporcionado de carnes rojas y de carnes procesadas, entre ellas ciertos tipos de cáncer, en especial el colorrectal. En el caso de la salud seminal volvemos a poner en la diana a este tipo de productos en los que, grosso modo, podríamos incluir a los embutidos, a las chacinas, al beicon, a las salchichas o a las hamburguesas ya preparadas.

Varios estudios prueban que hay una relación directa entre el consumo de carnes rojas y el conteo decreciente de espermatozoides, además de una motilidad alterada. No se sabe a ciencia cierta por qué esto ocurre, aunque, curiosamente, estos estudios sacan al pollo de la ecuación que le relacionaría con una mala calidad del semen.

Lácteos

Dos vertientes se encuentran a la hora de criminalizar a los lácteos como culpables de la merma del semen y de la desaparición de los espermatozoides y, curiosamente, por dos caminos más que separados. De hecho, un estudio (realizado a 150 hombres) avaló que aquellas personas que consumían lácteos bajos en grasa tenían más numerosos y más móviles espermatozoides que aquellos que no los tomaban.

En el bando contrario, otro estudio de 2013 de la Universidad de Rochester cuyas conclusiones no han podido ser vinculadas, apuntaban a que la ingesta de productos lácteos ricos en grasas (como quesos, natas o mantequillas) estaría relacionada con una disminución de los espermatozoides, además de con una menor motilidad.

Productos a base de soja

Desde hace años se conoce la relación que los fitoestrógenos que están presentes en la soja guardan relación con una reducción en la calidad espermática de los animales, especialmente de los bóvidos que la consumen dentro de sus piensos. Por ese motivo se han realizado varios estudios para intentar comprobar si esa presencia de fitoestrógenos, que reduce los niveles de testosterona, tendrían también vinculación con la mala calidad del semen en los hombres.

Son muchos los estudios que han apuntado a esta circunstancia, aunque no todos son especialmente recientes, sino que buena parte de ellos tienen entre una década y década y media de vida. De hecho, algunos apuntan a que estos fitoestrógenos podrían tener un carácter protector, a pesar de que hay estudio que sí apoyan la teoría de que el consumo de proteína de soja significaría un semen de peor calidad.

Alcohol

No es un alimento como tal, pero está muy presente en nuestro día a día y, como tal, merece la pena ser analizado para comprobar si también el alcohol acaba devastando a nuestros soldaditos y minando la calidad del semen. Como puede resultar lógico, igual que en el caso del tabaco, el consumo de alcohol reduce la cantidad de espermatozoides y también merma su motilidad.

En este caso, aunque hay estudios que no consiguen avalar directamente las causas que vinculan al alcohol con una pobre calidad seminal, la mayoría de investigaciones sí apuntan a que un consumo elevado de alcohol resulta perjudicial para el semen y la calidad espermática, además de vincularse a una reducción de las testosterona y, en el mismo caso, a guardar relación con ciertas disfunciones sexuales como los gatillazos.