El secreto escandinavo para acelerar el metabolismo y llevar una vida más saludable
La científica danesa Susanna Søberg, que cuenta con un doctorado en Ciencias Médicas y de la Salud, lo ha revelado en su nuevo libro
Uno de los secretos para estar delgado es tener un metabolismo acelerado o, al menos, normal, ya que así el cuerpo que más calorías (y grasa, al final) que si lo tuviéramos lento. Para acelerar el metabolismo hay diversas técnicas, como comer más proteínas, beber más agua, hacer ejercicio, crear músculo y, según diversos estudios científicos, darse baños de agua fría.
Aunque ya existen investigaciones que han demostrado que bañarse en aguas frías nos hace adelgazar y contribuye a la quema de grasa, ahora el tema de ha vuelto a poner de relieve gracias a Susanna Søberg, una científica danesa que cuenta con un doctorado en Ciencias Médicas y de la Salud de la Universidad de Copenhague, con especialidad en grasa parda e inmersión en aguas frías.
La científica acaba de publicar su libro en España, titulado Baños en aguas frías: el secreto escandinavo para llevar una vida más feliz y saludable (ed. Alienta), en el que detalla todos los beneficios que tiene para las personas sumergirse en aguas de baja temperatura. Todo ello tras años trabajando, diseñando, planificando y gestionando estudios clínicos especializados en obesidad, diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares, tejido adiposo blanco y tejido adiposo pardo.
A partir de su propia experiencia como bañista invernal y de sus descubrimientos como investigadora científica, ha creado el método Soebergprinciple, basado en la exposición deliberada al frío para acelerar el metabolismo. Su libro sobre los beneficios de los baños en agua fría es un bestseller en todo el mundo y ya ha sido traducido a trece idiomas. A continuación, vemos algunos de los datos que ofrece en este.
Las sensaciones de «felicidad» que provocan los baños de aguas frías
Susanna Søberg asegura en su libro que «entrar en contacto con el agua fría exige toda la atención de cuerpo y mente para sobrevivir, ya que el cerebro lo interpreta como una situación de peligro. La experiencia se suele describir como algo positivo, en la que la mente se resetea y se carga de energía positiva para enfrentarse a lo que venga».
De hecho, según la autora, «después del baño o la inmersión, resulta sorprendente que uno siente calor y felicidad. ¿Qué es lo que ocurre? Los efectos no son tan concretos ni tan fáciles de describir como la propia acción en sí. Sé lo que es sentir el agua fría, pero me resulta difícil describirlo. En cuanto vuelvo a sentirla, la reconozco de inmediato, y mi cuerpo también. Cuando salgo del agua, la intensa y sorprendente sensación física desaparece para dejar paso a la calma, la alegría y el calor. Aunque es un sentimiento fantástico, es difícil de explicar o comprender. Lo único que te puedo sugerir es que lo pruebes en primera persona y decidas si está hecho para ti».
La científica, no obstante, asegura que al principio es difícil adentrarse en aguas frías: «Evitar el frío es algo normal en la sociedad moderna, pero la mejor manera de superarlo es exponerte a ello. En mi investigación, quince individuos prediabéticos obesos se entrenaron para bañarse en invierno. Estas personas nunca habían intentado algo semejante, ni siquiera ducharse con agua fría. Las primeras semanas fueron duras, pero el equipo y yo los animamos, e incluso nos metimos en el agua con ellos. Fue todo un éxito. Desde mi experiencia, necesitas el apoyo de al menos uno o dos compañeros que te motivarán en esos gélidos días iniciales».
La respuesta al impacto en el frío y por qué acelera el metabolismo y ayuda a adelgazar
Hay quienes, tras la inmersión inicial en el agua, «pueden sentir una respuesta cardiovascular, conocida como ‘respuesta al impacto con el frío’. Se trata de una respuesta refleja provocada por el sistema nervioso simpático debido a la activación de los receptores periféricos del frío; se manifiesta en la dificultad para respirar, seguida de hiperventilación, taquicardia (mayor frecuencia cardíaca) e hipertensión».
«La explicación fisiológica es que el descenso en la temperatura de la piel activa los receptores del frío que se encuentran en ella y envían una señal al centro de control térmico en el cerebro, el hipotálamo. En otras palabras, le envían un mensaje diciendo ‘¡Esto está muy frío!’ y el cerebro responde activando el sistema nervioso simpático, que a su vez estimula la vasoconstricción cutánea, la taquicardia, la termogénesis del tejido adiposo pardo y la activación neuronal, que provocan los temblores en los músculos esqueléticos para generar calor. Todo esto evita que el cuerpo entre en hipotermia», asegura la experta.
Es decir, que, según la experta, este proceso nos ayudaría a acelerar el metabolismo y a quemar las grasas acumuladas, ya que la termogénesis consiste en la activación de una proteína en el tejido adiposo pardo o en el beige, que permite la generación rápida de calor utilizando la oxidación de lípidos y glucosa como sustrato energético.
A estas conclusiones se suman las que obtuvieron investigadores noruegos que realizaron una revisión científica, publicada en el International Journal of Circumpolar Health, y que concluyó que «darse un chapuzón en agua fría puede reducir la grasa corporal ‘mala’ en los hombres y reducir el riesgo de trastornos como la diabetes».
«A partir de esta revisión, se hace evidente que existe un apoyo científico cada vez mayor de que la exposición voluntaria al agua fría puede tener algunos efectos beneficiosos para la salud. Muchos de los estudios demostraron efectos significativos de la inmersión en agua fría en varios parámetros fisiológicos y bioquímicos. Pero la cuestión de si estos son beneficiosos o no para la salud es difícil de evaluar», apuntó el autor principal del estudio, James Mercer.
En la actualidad, todavía se sigue investigando cómo se activa el tejido adiposo marrón a bajas temperaturas, pero es evidente que si uno se sumerge en agua fría de forma controlada no le hará mal.
Consejos para empezar a meterse en agua fría
Para que el proceso sea seguro, la autora del libro recomienda que nos apuntemos a un club de natación en aguas frías o que nos unamos a un grupo ya establecido. Además, ofrece las siguientes pautas:
- Si prolongas la costumbre de bañarte después del verano, te habituarás gradualmente al agua más fría. Si empiezas en los meses de invierno, el impacto con el frío será más intenso y podrás sentir cómo el cuerpo se aclimata más rápido al agua fría.
- Practica de antemano duchándote con agua fría; comienza con cinco segundos y vete aumentando hasta durar varios minutos.
- Por la mañana somos más sensibles al frío; si eres principiante, es mejor comenzar al final del día.
- Si entras en el agua desde la playa, utiliza escarpines de neopreno y camina hasta llegar a un punto en el que puedas sumergirte por completo.
- No te preocupes si al principio aún tiritas varias horas después de la inmersión; es el efecto de recaída: una reacción fisiológica normal que desaparecerá una vez que te acostumbres al frío.