Ortodoncia lingual: la solución invisible para los que no quieren enseñar los brackets
Hay una alternativa al Invisalign, algo más cara pero más funcional y no exige tanto autocontrol al paciente
Es muy habitual que a partir de los 30 o de los 40 años, personas que durante su adolescencia llevaron ortodoncia no te que 15 o 20 años después sus dientes vuelven a presentar ciertas deficiencias. Maloclusión, sobremordida o cierta desviación que durante todos esos años ha vuelto a desarrollarse debido a diversos factores. El bruxismo, una mala mordida, golpes o traumatismos… Las razones por las que se pueden demandar una ortodoncia lingual más allá de los 40 son muy abundantes.
Sin embargo, no es menos habitual que una persona adulta no esté dispuesta a pasar de nuevo por el trance relativamente juvenil de volver a ponerse brackets. Razón por la que es muy abundante el uso de ortodoncia invisible (el conocido como Invisalign, aunque es una apelación comercial), pero sin embargo sigue siendo una forma de ortodoncia que exige un autocontrol clave en el paciente. Por desgracia, no todas las personas que utilizan esta ortodoncia invisible son tan fieles al tratamiento como para conseguir reglar sus dientes por completo.
De esta manera, las virtudes invisibles de este tipo de aparatos acaban pasando a un segundo plano y extendiéndose en el tiempo porque los usuarios no llevan una gran adherencia al uso de este tipo de correctores. Sin embargo, hay una solución más cara pero más efectiva para corregir nuestros dientes con una ortodoncia invisible.
Su nombre es ortodoncia lingual, y aunque son muy pocos los centros odontológicos en España que la utilizan, es una técnica al alza que permite sobre todo a pacientes de más de 35 o 40 años poder llevar brackets y colocar sus dientes sin sufrir las contraprestaciones de las ortodoncias tradicionales visibles ni tampoco estar atento a las exigencias de las ortodoncias transparentes.
Ortodoncia lingual: pros y contras de estos brackets invisibles
La doctora Patricia Bratos, cofundadora de la clínica odontológica Ferrús & Bratos, ubicada en Madrid, es uno de los centros en los que se utiliza este tipo de ortodoncia lingual en la capital. Además, recuerda que se trata de una ortodoncia al alza sobre todo en personas adultas que no desean que el aparato o los brackets puedan interferir en su vida cotidiana.
La ventaja primordial de estos brackets linguales está en que son fijos, lo que evita que a cierto tipo de pacientes deban estar pendiente de quitarse las férulas, de guardarlas, de limpiarlas y de cambiarlas. Varios factores que obligan al usuario acudir con bastante frecuencia a los centros odontológicos y que no siempre son funcionales para todos los públicos.
El secreto, explican, está en que «van colocados por dentro son una técnica fija de ortodoncia que se caracteriza por ser la única que no se ve absolutamente nada porque van en la parte interna del diente». Además, explican que este tipo de brackets invisibles conocidos como ortodoncia intralingual, pueden solucionar distintos problemas de alineamiento del mismo modo que otro tipo de brackets como es el apiñamiento, la mordida abierta, la sobremordida, los diastemas (separación entre dientes) o la mordida cruzada.
Pros de la ortodoncia lingual
Es muy posible que ciertos tipos de usuarios no tengan ninguna intención en que este tipo de brackets se vean. Especialmente cuando ya han pasado por este camino durante la adolescencia o cuando su vida personal o profesional depende también de una sonrisa de cine, cómo puede pasar con artistas, deportistas, presentadores de televisión o personalidades expuestas a las cámaras. Por este motivo, aunque otras soluciones invisibles en media distancia como son los brackets transparentes, igualmente se notarán ligeramente a corta distancia, algo que no sucede en este caso.
En esa comparativa, desde la clínica odontológica Ferrús & Bratos aseguran que la ortodoncia lingual es más efectiva que los brackets transparentes, pero además es mucho más amable porque no necesita la misma colaboración por parte del paciente (no debe estar pendiente de los cambios de los alineadores) y además en el caso de que la higiene dental del paciente no sea la mejor, tiene la ventaja de que al estar aferradas a la parte posterior del diente, las hipotéticas manchas que se pudieran producir no sean tan visibles como en la cara frontal.
Por estos motivos, recomiendan el uso de este tipo de ortodoncia lingual a deportistas, y también a personas que no tienen demasiado tiempo para cuidar su boca. En ese mismo sentido, recuerdan que la ortodoncia intralingual es altamente resistente y se amolda perfectamente a cada tipo de boca. En cualquier caso, siempre se menciona que debe haber un periodo de adaptación que suele durar entre dos y tres semanas y que en este caso es mayor puede ser más molesto que en el caso de los alineadores transparentes.
Contras de la ortodoncia lingual
Aunque depende de la clínica odontológica donde se realiza el tratamiento, siempre está ortodoncia lingual va a ser la máscara de las tres opciones. Más allá del precio, hay que tener en cuenta que esta ortodoncia lingual también tiene ciertas contraprestaciones. Una de ellas, mencionan desde la clínica odontológica Ferrús & Bratos, es que se trata de un aparato que está en una posición que dificulta más la higiene oral que otros. Por este motivo, recomiendan que se utilicen irrigadores bucales para llegar a esos recovecos de la boca o cepillos de dientes eléctricos.
En un sentido parecido como puede suceder con las ortodoncias tradicionales, también recuerda que deben llevarse una alimentación estricta para evitar ciertos productos que puedan complicar nuestra salud bucal. Por ello citan la evitación de ingerir alimentos duros (como frutos secos o kikos) además de alimentos especialmente pegajosos como caramelos o chicles. También avalan que no se debe realizar movimientos de palanca con los dientes, como los que se producen al comer bocadillos o manzanas.
Como es lógico, la ortodoncia lingual también tiene las mismas complicaciones que puede tener la ortodoncia tradicional respecto a llagas o heridas en la adaptación de esas primeras semanas a los aparatos. Sin embargo, deben remitir en torno a la tercera o cuarta semana de uso. Además, explican que tras el periodo de uso de este tipo de ortodoncias, se seguirá necesitando el uso de retenedores. Del mismo modo, explican que el tiempo de este tipo de ortodoncias puede fluctuar entre los 12 meses en los casos menos graves y en más de 24 en procesos mucho más complejos.