¿Existe un turrón saludable? En qué fijarse al comprar el dulce más popular de la Navidad
En la simplicidad de los ingredientes puede estar la clave del éxito
¿Turrón saludable? Pocos polos hay más opuestos que la intención de hacer dieta o perder peso si entramos en Navidad. El ataque frontal y directo a nuestra grasa acumulada obedece a muy diversos frentes. Turrones, polvorones, mazapanes, panettones… La retahíla de acreedores de calorías de más es amplísima ya sólo en el terreno dulce. En el salado, la complicación persiste, aunque es cierto que los grandes platos de Navidad no son, por lo general, un derroche de calorías.
Es cierto que no son ligeros, sobre todo cuando abusamos, pero los mariscos —por poner un ejemplo— no son especialmente calóricos. Tampoco sucede con los clásicos asados de Navidad. Si bien no son livianos, tampoco son extraordinariamente ricos en calorías. Algo que, como es lógico, no sucede en los postres y dulces navideños.
Distintos caminos del azúcar y grasas más o menos abundantes secundan la mayor parte de los dulces de Navidad. Una realidad cuyo ejemplo paradigmático es el turrón, o lo que hemos acabado convirtiendo en turrón. Si nos adscribimos a la puridad del postre el turrón no deja de ser una mezcla de almendra, miel y azúcar. No obstante, se han ido creando nuevos formatos con más ingredientes como el chocolate (en infinidad de versiones) y locuras como el caramelo, las frutas escarchadas, los donuts o la tarta de queso…
Un dislate calórico al que conviene poner freno si no queremos arrepentimientos en la cuesta de enero. Cuesta que, si de calorías hablamos, amenaza con extenderse si los excesos navideños son más de la cuenta. Lo cierto, información nutricional mediante, es que el concepto de turrón saludable es una antítesis. Un producto, por cualitativos que sean sus ingredientes, cargado de hidratos de carbono simples y de grasas no es la definición de saludable que pensaríamos. Lo relevante es mantener un consumo muy esporádico y puntual, que es lo primero que debemos recomendar.
Cómo elegir el turrón más saludable
¿Qué es un turrón saludable? Digamos que, teniendo claro que va a ser una bomba de calorías, azúcares y grasas, sea al menos con los ingredientes más reconocibles posibles. Un turrón clásico, bien sea estilo Alicante —el duro— o estilo Jijona —el blando—, apenas lleva almendra tostada, miel, azúcar y clara de huevo. Ni más ni menos. En este perfil turronero, empezar a ver otros elementos como conservantes, aditivos o emulgentes ya puede darnos una pista de que ha necesitado más manipulación de la cuenta.
Aun así, incluso en estos ejemplos hay diferencias. Cada obrador tiene su fórmula, pero es relevante que apostemos por turrones —si hablamos de estos casos— que tengan una mayor cantidad de almendra respecto al peso total del turrón. Esto, si hablamos de la denominación de origen protegida que legisla el turrón de Jijona, es relevante. Un turrón de calidad extra —que es una reglamentada— lleva menos almendra que los turrones de calidad suprema (mínimo un 64% de almendra en el tipo Jijona y un 61% en el tipo Alicante).
¿Por qué nos ha de importar esto? Por dos motivos. El primero es que cuanta más almendra —y menos azúcar— más interesante va a ser nutricionalmente. De lo que se trata si pretendemos buscar el turrón saludable es de que, al menos, sus calorías sean relevantes a nivel nutricional y no calorías vacías como las que supondrían las del azúcar. Además, es relevante también que nos fijemos que el turrón se endulza con miel, que debe aparecer antes en el etiquetado, que el azúcar.
La relevancia de las grasas en el turrón de almendra
Como es evidente, la almendra es un fruto seco calórico. No obstante, sus grasas son principalmente insaturadas, por lo que se las considera ‘grasas buenas’ y no tienen colesterol. Además y aunque pase desapercibido a menudo, el turrón es un alimento bastante proteico. Debido a esa cantidad de almendra, un buen turrón puede llegar a tener 20 gramos de proteínas por cada 100 de producto. Sin embargo, el macronutriente principal siempre son las grasas, seguidas de hidratos de carbono y de las proteínas.
Un mundo aparte: los turrones diversos
Lo que se ha considerado tradicionalmente como turrón siempre ha sido los que llevan la base de almendra, miel y azúcar, como los antes citados y que generalmente se sintetizan como blandos o duros. Todo lo demás serán, como explica la Reglamentación Técnico Sanitaria (RTS) de Turrones y Mazapanes, turrones diversos.
Aquí entra un cajón de sastre que, a nivel nutricional, puede ser más que confuso. Por poner varios ejemplos, los turrones diversos pueden ser el de fruta, el de yema tostada o los que lleven chocolate y pralinés, como el de chocolate con arroz inflado. Es decir, todo lo que no sean los blandos o duros de almendra, miel y azúcar. El problema aquí es que, como se puede entender, el mareo al que se somete al consumidor con los ingredientes es mayor si buscamos un turrón saludable.
Chocolates, frutas, galletas, repostería…
¿Son todos iguales? Pues no, evidentemente, incluso siendo, a priori, el mismo estilo de turrón. Lo que sí debemos tener claro es que estos turrones ya alcanzan niveles de procesado mucho mayor. También, muy a menudo, su principal ingrediente es el azúcar. Además, si añaden chocolate lo más habitual es que sea con una mayor participación de la manteca de cacao que de la pasta de cacao, lo cual genera un producto de menos calidad nutricional. En el mismo sentido, también sería de menor calidad gustativa —pero eso ya va en cada paladar—. Además, también conviene recordar la paradoja del chocolate negro que ya te explicamos en THE OBJECTIVE sobre sus calorías.
Aparte, luego hay un sinfín de turrones que incorporan o dicen incorporar sabores a fruta —como las fresas o las fresas con nata— que también son un carrusel de calorías a costa de las grasas —ya con un porcentaje de saturadas mayor—, de azúcar y con una participación irrisoria de la fruta. Realidad que se parece a la proliferación de los turrones con galleta o con otros elementos de repostería donde otra vez vemos grandes cantidades de grasas proveniente de la manteca del cacao y de azúcar. Algo que los aleja del concepto de turrón saludable.
¿Existe el turrón saludable?
Lo más conveniente de este juego es entender que cuanto menos ingredientes, más identificables sean y menos procesado esté el turrón, mejor. ¿Será un turrón saludable? Si se come de manera muy puntual, tal y como se recomienda dentro de una dieta equilibrada con un consumo muy esporádico, no debe pasar nada. Eso no quita que lo podamos calificar como saludable, pues no se trata de establecer esa patente de corso.
¿Quiere decir esto que los turrones diversos deban ser evitados? De nuevo, como en la respuesta anterior, depende del consumo. Si se hace de forma única en determinados momentos y la cantidad es poca, no debe implicar ningún problema. Distinto cantar, insistimos, es hacerlo a diario o en cantidades elevadas.