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¿Qué es el síndrome de piernas inquietas y cómo tratarlo?

Esta condición neurológica hace difícil permanecer sentado durante períodos extensos o lograr un sueño reparador

¿Qué es el síndrome de piernas inquietas y cómo tratarlo?

Piernas | pixaby

El Síndrome de Piernas Inquietas (SPI) es un trastorno neurológico en el que se experimenta una sensación incómoda, no dolorosa, en las piernas que impulsa a moverlas. Esta necesidad constante de cambiar de posición, mover las piernas, levantarse y caminar no solo afecta al sueño, sino que impide que aquellos que la padecen disfruten plenamente de actividades como ver una obra de teatro, una película o simplemente tener una conversación tranquila y relajada.

Este sentimiento tiene un impacto significativo en nuestras actividades cotidianas, pero un enfoque completo y un tratamiento adaptado pueden mejorar notablemente la calidad de vida de quienes lo padecen, permitiéndoles gestionar mejor los síntomas y disfrutar de una vida más cómoda y funcional.

¿Cuáles son los síntomas?

Estos síntomas, que principalmente se manifiestan durante la noche cuando la persona está en la cama, afectan negativamente la calidad del descanso, explica la Dra. Elena Urrestarazu de la Clínica Universidad de Navarra. Además, hasta un 80% de los pacientes experimentan movimientos involuntarios de las piernas durante el sueño, y un grupo más reducido menciona experimentar estos movimientos también mientras están despiertos, ya sea estando sentados o acostados.

  • Sensación desagradable en las piernas.
  • Movimiento involuntario de piernas.
  • Dificultad para conciliar el sueño.

La Dra. Laura Lillo Triguero, neuróloga especializada en sueño en el Servicio de Neurología del Hospital Ruber Internacional, especifica en 20Minutos que “este malestar, aunque no doloroso en sí mismo, se vuelve tan insoportable que la persona siente la necesidad de levantarse y caminar, interrumpiendo la actividad en curso”. Es decir, se refiere a una sensación interna incómoda y molesta en las piernas que resulta difícil de explicar, y que la persona que la experimenta no puede ignorar.

La especialista detalla que esta incomodidad en las piernas “crea así un ciclo disruptivo, donde la falta de descanso nocturno afecta negativamente la energía y el bienestar general durante el día”. Su impacto, por ende, extiende su influencia a las emociones de quien lo sufre y repercute de forma directa en “aspectos fundamentales de la vida diaria”.

Causas

Síndrome de Piernas Inquietas afecta a aproximadamente entre el 5% y el 12% de la población
El Síndrome de Piernas Inquietas afecta a aproximadamente entre el 5% y el 12% de la población, siendo más común en mujeres y aumentando su prevalencia a partir de los 50 años

Este problema afecta a aproximadamente entre el 5% y el 12% de la población, siendo más común en mujeres y aumentando su prevalencia a partir de los 50 años. La falta de conocimiento general sobre esta condición y la levedad de los síntomas en muchos casos contribuyen a que el Síndrome de Piernas Inquietas sea subdiagnosticado.

Según Triguero «El hierro desempeña un papel esencial en la producción de dopamina, y los niveles bajos de hierro a nivel sistémico y nivel cerebral se han relacionado con la aparición de los síntomas del SPI». Asimismo, durante el embarazo también se han identificado factores de riesgo relacionados con el SPI, “posiblemente relacionado con cambios hormonales” y con deficiencias relativas de hierro vinculadas con la propia gestación, señala la experta.

Igualmente, sustancias como el alcohol, el tabaco y la cafeína “tienen el potencial de alterar el sueño y la actividad neuronal, contribuyendo así a la intensificación de los síntomas”, lo que puede afectar negativamente la calidad del descanso y exacerbar la manifestación de los signos asociados a la condición.

Enfoque clínico y tratamiento

El diagnóstico del Síndrome de Piernas Inquietas (SPI) se basa en un enfoque clínico, que involucra a un médico especializado en sueño familiarizado con la enfermedad. Este profesional puede establecer el diagnóstico mediante la evaluación de exploraciones físicas y neurológicas, revisión de antecedentes médicos, análisis de los síntomas del paciente y aplicación de los criterios de diagnóstico del Grupo Internacional de Estudio sobre el SPI.

Estos criterios incluyen la necesidad imperiosa de mover las piernas, la aparición o empeoramiento de los síntomas en reposo, la exacerbación nocturna de los síntomas y el alivio temporal mediante la actividad. En algunos casos, se puede realizar un análisis de sangre para evaluar el estado del hierro y detectar posibles deficiencias relacionadas con el trastorno.

En cuanto al tratamiento, durante décadas se utilizaban agonistas dopaminérgicos en forma de comprimidos, pero estos se consideran riesgosos a largo plazo. Actualmente, existen opciones más seguras, como la gabapentina y la pregabalina, así como tratamientos con hierro por vía intravenosa si es necesario.

En casos resistentes, se plantea la posibilidad de utilizar opiáceos. Además, se están explorando nuevos medicamentos, como el perampanel y otros como el dipiridamol, mientras se continúa la investigación para ofrecer más opciones de tratamiento en el futuro.

Los profesiones recomiendan que cada paciente adopte medidas no farmacológicas para mejorar su calidad de vida como:

  • Establecer una adecuada higiene del sueño con horarios estables.
  • Realizar ejercicio de manera regular y moderada.
  • Mantener una dieta equilibrada.
  • Evitar el consumo de sustancias estimulantes.
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