Sácale todo el partido a la elíptica: qué es, cómo funciona y cuáles son sus beneficios
Con una merecida fama fitness, la realidad de esta máquina la hace perfecta para novatos y personas mayores
Cuando entramos a un gimnasio por primera vez, la variedad de máquinas de ejercicio puede ser abrumadora. Entre cintas de correr, bicicletas estáticas y pesas, la elíptica puede parecer una opción complicada a simple vista. Mientras que la cinta de correr imita el movimiento natural de caminar o correr y la bicicleta estática nos remite a un paseo en bici, el funcionamiento de la elíptica puede generar cierta confusión. A menudo, nos encontramos frente a ella sin saber muy bien cómo sacarle el máximo provecho, ni qué beneficios exactos puede ofrecer.
Sin embargo, la elíptica es una de las herramientas más completas para realizar ejercicio cardiovascular. Esta máquina permite trabajar simultáneamente varias partes del cuerpo que no se activan con la misma intensidad en otros aparatos. Mientras que en la cinta de correr los músculos de las piernas se llevan la mayor parte del esfuerzo, la elíptica involucra también los brazos y el core. Así, esta máquina puede convertirse en una opción más eficiente y productiva para quienes buscan optimizar su tiempo de entrenamiento.
Una de las principales ventajas de la elíptica es su adaptabilidad. Se puede ajustar según el nivel de actividad de cada persona, lo que la convierte en una opción ideal tanto para principiantes como para deportistas más avanzados. Además, permite variar la resistencia, la velocidad y la inclinación, ofreciendo múltiples posibilidades de ejercicio. De esta manera, se adapta tanto a quienes desean una rutina ligera como a quienes buscan un desafío más exigente.
Elíptica: qué es y cómo funciona
La elíptica es una máquina de cardio que combina el movimiento de caminar, correr y subir escaleras, pero de manera controlada y sin impacto. Funciona sobre la base de un movimiento elíptico que se realiza con los pies apoyados en pedales, lo que permite un desplazamiento suave y continuo. A medida que se mueven las piernas, los brazos también participan gracias a las barras móviles que se encuentran a los lados, lo que garantiza un ejercicio de cuerpo completo. Algo que advierten estudios e investigaciones, que avalan sus virtudes.
Este aparato se basa en principios físicos de transferencia de energía. Al mover los pedales de forma circular, se genera una resistencia que puede ser ajustada según la intensidad deseada. Las primeras versiones de las elípticas surgieron en los años noventa. No obstante, su auge llegó en la década de los 2000, cuando comenzaron a popularizarse en los gimnasios de todo el mundo. Su aceptación masiva se debe, en parte, a su capacidad para ofrecer un ejercicio cardiovascular eficiente sin el desgaste físico que pueden causar otras máquinas.
La elíptica llegó como una opción innovadora para quienes buscaban una alternativa a la cinta de correr o la bicicleta estática, de la que ya te hablamos en THE OBJECTIVE. Su popularización se debió a la percepción de ser una herramienta más amable con las articulaciones, ideal para personas con lesiones o que querían evitar el impacto repetitivo que ocurre al correr. En pocos años, se convirtió en una de las máquinas de cardio más demandadas en el gimnasio, tanto por sus beneficios físicos como por su versatilidad.
Los beneficios de la elíptica: del bajo impacto al deporte total
Uno de los mayores beneficios de la elíptica es que se trata de un ejercicio de bajo impacto. A diferencia de la cinta de correr, donde los pies golpean constantemente la superficie, en la elíptica los pies nunca pierden el contacto con los pedales. Esto reduce significativamente el riesgo de lesiones en las articulaciones, especialmente en las rodillas y los tobillos, lo que la convierte en una opción ideal para personas que desean evitar el desgaste articular.
El movimiento de la elíptica es más natural y fluido que en otras máquinas de cardio. Al imitar el patrón de caminar o correr, pero sin el impacto de cada pisada, el usuario puede realizar un entrenamiento prolongado. Lo bueno es que se evitar el estrés que se genera en el cuerpo al correr o saltar. Además, la participación activa de los brazos, gracias a las barras móviles, permite un trabajo integral del cuerpo, activando los músculos de los brazos, el pecho y la espalda, además de las piernas y el core.
Aunque el movimiento de la elíptica parece suave, no significa que no se trate de un entrenamiento exigente. Esta máquina permite ajustar la resistencia y la velocidad, lo que ofrece la posibilidad de realizar sesiones de alta intensidad o de entrenamientos más ligeros. Todo en función de las necesidades de cada persona. Sin embargo, es importante tener en cuenta que, si nunca se ha hecho deporte, lo recomendable es comenzar de forma gradual. Así, se debería aumentar poco a poco la duración e intensidad de las sesiones para evitar sobrecargas musculares o agotamiento.
Cómo iniciarse en la elíptica
El carácter suave del movimiento de la elíptica es engañoso para muchos principiantes, que tienden a subestimar su potencial. Aunque parece sencillo, un entrenamiento prolongado en esta máquina puede ser muy exigente para el cuerpo. Por eso, para quienes nunca han hecho ejercicio o llevan mucho tiempo sin entrenar, es importante empezar poco a poco. Comenzar con sesiones cortas, de unos 10 a 15 minutos, y a baja intensidad, es lo más recomendable en novatos. Principalmente porque es una forma segura de adaptarse a la máquina sin riesgo de lesiones o fatiga excesiva.
Con el tiempo, y a medida que el cuerpo se va acostumbrando, se puede aumentar la duración de las sesiones y la resistencia. Uno de los grandes beneficios de la elíptica es que permite un progreso gradual, sin someter a las articulaciones a impactos bruscos. Además, la posibilidad de variar el entrenamiento, combinando sesiones de mayor intensidad con otras más suaves, ayuda a mantener la motivación y a evitar la monotonía.