¿Cuál es el porcentaje de grasa corporal más atractivo en los hombres? Esto dice la ciencia

Si alguna vez te has preguntado cuál es el nivel de definición corporal que suele considerarse más atractivo en lo que a hombres se refiere, la ciencia ofrece respuestas bastante claras.

Un estudio reciente analizó a 15 varones —con cuerpos ‘normales’, no de competición— mediante densitometrías corporales completas. A partir de esas mediciones, los investigadores ajustaron dos variables fundamentales: la cantidad de grasa corporal (IMC y porcentaje de grasa) y la relación hombros-cintura, la conocida silueta en forma de ‘V’ (ancho de hombros, estrecho de caderas). Luego, participantes de Reino Unido, China y Lituania valoraron el atractivo de esos diferentes tipos corporales.

El perfil más valorado: atlético y equilibrado

La investigación partía de una hipótesis evolutiva sencilla: si se equilibran factores como salud, desempeño físico y fertilidad, el rango más atractivo debería estar alrededor de un IMC de 23 a 25, equivalente aproximadamente a un 12–15% de grasa corporal. Es decir, un físico atlético, sano y funcional, sin llegar a extremos de delgadez o hipertrofia.

Los resultados confirmaron esa predicción. El atractivo alcanzó su punto máximo en hombres con un IMC de 23 a 27. Cuando la grasa corporal disminuía demasiado, el cuerpo se percibía como frágil y poco saludable. Cuando aumentaba por encima de ese rango, el atractivo descendía a medida que la adiposidad crecía. Dicho de otra forma, lo que más se valora no es un físico de modelo de revista, sino un cuerpo que refleja equilibrio y buena salud.

La silueta en ‘V’: importante, pero no decisiva

La tan deseada relación hombros-cintura en hombres también tuvo influencia en la percepción del atractivo, con un valor óptimo cercano a 1,57. Sin embargo, el efecto fue bastante más modesto que el de la grasa corporal. Una vez que un hombre se encontraba dentro de un rango atlético razonable, desarrollar aún más volumen en la parte superior del cuerpo ya no incrementaba significativamente el atractivo. En todos los países, la adiposidad explicó mejor las diferencias en las calificaciones que la forma del torso.

Dos hallazgos llamaron especialmente la atención. Primero, hombres y mujeres coincidieron prácticamente en sus valoraciones. No hubo un desacuerdo marcado entre qué cuerpos consideran atractivos unos y otros. Segundo, los valores que obtuvieron mejores puntuaciones se corresponden con lo que la ciencia considera óptimo para la supervivencia y la salud masculina. El atractivo, al menos en este caso, parece alinearse con lo funcional.

¿Qué implica esto para los hombres que entrenan?

Perseguir porcentajes ínfimos de grasa corporal o una musculatura descomunal no necesariamente se traduce en mayor atractivo. Una estrategia mucho más sensata y efectiva es buscar una constitución atlética sostenible: suficiente músculo para rendir bien en la vida diaria y suficiente grasa para mantener el organismo sano y regulado. En definitiva, estar en forma sin convertirlo en una obsesión. Hacer pesas, realizar trabajo cardiovascular, comer con criterio y dormir bien siguen siendo las claves. La ciencia coincide en que lo que se ve bien suele ser, simplemente, lo que funciona bien.

Ojo, hay más factores que influyen en el atractivo más allá del ‘cuerpo diez’

Otros estudios añaden matices interesantes a la relación entre físico, percepción social y rendimiento íntimo. Una investigación de la Universidad Erciyes (Turquía) observó que los hombres con algo más de grasa abdominal mostraban relaciones sexuales más prolongadas, probablemente debido a mayores niveles de estradiol, hormona que puede retrasar el orgasmo. Por su parte, un estudio de la Universidad de Missouri concluyó que los hombres con cuerpos más rellenitos se perciben como más confiables que los muy delgados.

A las dos evidencias mostradas en las líneas precedentes se suma una teoría que afirma que este éxito podría ser meramente instintivo. «Los hombres que podían almacenar grasa fácilmente tenían una ventaja evolutiva en el ambiente hostil de los primeros cazadores y recolectores. Esta capacidad podría haber marcado la diferencia entre la vida y la muerte», asegura Garabed Eknoyan, del Baylor College of Medicine, tal y como te contamos en THE OBJECTIVE.

Estas conclusiones encajan con nuestra propia historia. Durante gran parte de la evolución humana, poseer un cuerpo más robusto era un símbolo de estatus y seguridad. Como explica Eknoyan, contar con más grasa corporal implicaba disponer de suficientes recursos para sobrevivir y garantizar el sustento de la familia, lo que convertía el peso en un indicador visible de prosperidad.

La belleza real va más allá del porcentaje de grasa

«Si tu único objetivo al entrenar es gustar a los demás, quizá sea el momento de replantearlo. El ejercicio y una buena alimentación ofrecen beneficios que van mucho más allá del espejo: mejor estado de ánimo, mayor energía, autonomía física y bienestar general. Incluso si tu cuerpo no cambiara visiblemente, el esfuerzo seguiría valiendo la pena», detallan los expertos de Men’s Health Uk.

«La amabilidad, la confianza, el humor y la forma en que tratas a quienes te rodean pesan infinitamente más en la vida real que cualquier medición corporal. Prioriza ser una persona sana y capaz, pero también alguien genuino, con relaciones sólidas y significativas», añaden. Esa combinación, según la ciencia y la experiencia humana, es la que realmente resulta atractiva.