¿Cómo cambiará la inteligencia artificial nuestra sexualidad y relaciones sentimentales?

La inteligencia artificial (IA) está cada vez más presente en nuestras vidas, y esto no ha hecho más que empezar, por ello no es baladí preguntarse cómo nos afectará a determinados ámbitos de nuestra vida, como es la sexualidad.

La película Her, escrita, dirigida y producida por Spike Jonze en 2013, ya adelantó qué podría pasar, al mostrar al protagonista, Theodore Twombly (interpretado por Joaquin Phoenix) desarrollando una relación sentimental con Samantha (Scarlett Johansson), una asistente virtual de inteligencia artificial personificada a través de una voz femenina.

El filme del exmarido de Sofia Coppola se estrenó hace 13 años, cuando esa realidad parecía totalmente ajena a nosotros. Ahora, sin embargo, está cada vez más cerca. De hecho, ya interactuamos con dispositivos en nuestro día a día.

¿Cómo influirá la inteligencia artificial en nuestra sexualidad y relaciones?

«Estamos asomándonos a un cambio de paradigma. Las inteligencias artificiales (IAs) cada vez están más presentes, y su aplicación al ámbito de las relaciones interpersonales, responde a la satisfacción de una de las necesidades básicas humanas más importantes: la vinculación», asegura la psicóloga y sexóloga de Diversual Lucía Jiménez a THE OBJECTIVE.

«Los chatbots y los robots son las formas de IA más reconocidos. Estas inteligencias, capaces de aprender mediante la interacción con las personas, pronto se han convertido en un modo para entablar conversaciones de naturaleza íntima y sexual, hasta el punto de que algunas empresas han limitado el contenido del que se puede hablar, como es el caso de ChatGPT o Replika», añade.

¿Es un problema interactuar sexualmente con una IA?

Como cualquier herramienta, se puede hacer un uso de ella más o menos beneficioso para el individuo y para la sociedad. «Una inteligencia artificial no va a juzgarte, está siempre disponible y se adapta a tus exigencias y gustos. Esto quiere decir que podrás darle rienda suelta a tu imaginación y a tus fantasías. Lo cual, como ya se ha visto, ha desencadenado en diálogos en los que el contenido sexual traspasaba la línea de la legalidad. Ante estas alarmas, se han comenzado a implantar restricciones, y ahora, para poder mantener conversaciones subidas de tono, existen aplicaciones exclusivamente para este uso», apunta Jiménez.

¿Quién hay detrás de estas aplicaciones?

«Hay programadores, y detrás de los programadores, hay empresas. Con sus valores y nociones de lo que puede y no puede ser la sexualidad. Si no se ejerce ninguna censura, cualquier tipo de interacción es posible. Si se comienza a limitar el algoritmo, los estándares a seguir pueden estigmatizar ciertas prácticas, orientaciones, gustos o incluso, condicionar a la persona que interactúe con esta IA hacia creencias que pudieran ser distintas de las propias. ¿Quién decide lo que está moralmente permitido, fuera del marco legal? Es complicado».

Pros y contras de la IA en nuestra sexualidad

La experta los señala:

• Pros: «Disponer de un sistema que replica el comportamiento humano puede ser de gran ayuda para aquellas personas que experimentan dificultades en la interacción social y sexual, sirviendo de entrenamiento de habilidades sociales; como la comunicación sexual, la expresión de los deseos y límites, y la excitación a través de la fantasía. Además, para aquellas personas cuya erótica esté poco representada, o sea menos normativa, puede ser un espacio de gran alivio y liberación, fuera de estigma.

• Contras:
  • «Relacionarse de manera íntima y sexual con una inteligencia artificial te evita lidiar con otro ser distinto a ti, que no siempre va a querer relacionarse como tú quieres y que mucho menos, va a estar disponible a cada momento. Es muy sano lidiar con el rechazo, con los límites ajenos, con la diferencia y la no inmediatez. Reemplazar una interacción humana por una de este tipo, no favorecería el desarrollo de la inteligencia emocional y social, y la tolerancia a la frustración una vez de vuelta al mundo real, puede complicarse».
  • «Y luego está la posibilidad del enamoramiento; ya se sabe, el roce hace el cariño. No es tan descabellado pensar que, tras mucha interacción íntima, continuidad, y, sobre todo, una personalidad flexible que te da exactamente lo que le pides, puedan desarrollarse estos sentimientos. Pero en una relación con una IA no hay exclusividad, ella o él se relaciona con millones de personas a la vez. Pueden desencadenarse celos, y otras emociones muy humanas, poco adaptativas, en este caso. De hecho, algunas personas ya hablan de una nueva orientación, nacida de estas interacciones: la IAmorosexualidad».

Aunque aún queda un largo camino por recorrer, el debate acerca del potencial de la inteligencia artificial en lo que respecta a nuestra sexualidad y relaciones ya ha comenzado, y nos lleva a preguntarnos si, en este mundo rápido en el que cuesta tanto conectar con otro ser humano, serán las máquinas las que acaben haciendo este papel.